Mientras que la ansiedad viene
por un agobio interno, el estrés es externo, ya que debemos cumplir con
terceros, no con nosotros mismos. En dosis justas, pueden tener su parte
positiva.
Podríamos pensar que ansiedad
y estrés son lo mismo. Sin embargo, hoy descubriremos algunas grandes
diferencias entre la ansiedad y el estrés que no te harán dudar nunca más.
La ansiedad se conoce como una
reacción fruto de preocupaciones, pensamientos del pasado o experiencias
negativas que aún están presentes en el ahora.
En cambio, el estrés suele ser
fruto de una presión externa como la que podemos encontrar en el trabajo.
Contrariamente a la ansiedad,
puede ser incluso positivo para ser más efectivo y llevar a cabo con éxito la
labor realizada (aunque esto no siempre es así).
Diferencias entre la ansiedad
y el estrés:
1. El estrés y la ansiedad
tienen distinto origen: Una de las grandes diferencias entre la
ansiedad y el estrés es que su detonante no es el mismo, aunque en un principio
pensemos que sí.
La ansiedad surge tras una
sensación de miedo que, en la mayoría de los casos, es irracional. Por ejemplo,
miedo a perder a la pareja, miedo a quedarse solo o a fracasar.
En cambio, el estrés aparece
cuando nos sentimos colapsados por las responsabilidades y creemos que no vamos
a dar para todo.
Incluso puede aparecer cuando
carecemos de la información suficiente para desempeñar bien una acción
cotidiana (por ejemplo, vestir a los niños para ir al colegio antes de salir
para el trabajo con el tiempo justo).
2. La ansiedad sí es un
síntoma del estrés: La confusión entre lo que es la ansiedad y lo
que es el estrés aparece porque la primera es un síntoma del segundo. No
obstante, esto ocurre en momentos específicos.
Como bien mencionábamos al
principio, el estrés es algo que sucede de manera puntual. Suele venir y
marcharse. Sin embargo, hay algo conocido como “estrés crónico”.
Cuando no conseguimos
sacudirnos el estrés de encima, este nos impide dormir, nos genera pensamientos
obsesivos y problemas en casa, entonces la ansiedad puede aparecer fruto del
estrés.
En el momento en que la
ansiedad se convierte en síntoma del estrés se produce un gran cansancio,
fatiga emocional, desmotivación y hasta depresión.
3. Las presiones sociales
generan estrés; las creencias, ansiedad: Otra de las grandes
diferencias entre la ansiedad y el estrés es que la ansiedad es fruto de
creencias que forman parte del punto de vista que tenemos con respecto al
mundo.
Por ejemplo, si en mi familia
ha existido la creencia de que todos los hombres abandonan a las mujeres, al
final, cada vez que esté con una pareja, mi miedo a que eso suceda se
transformará en ansiedad.
Una ansiedad que me generará
determinados comportamientos como exceso de control, vigilar a la pareja,
atosigarla, querer estar siempre con ella, etc.
Este comportamiento
posiblemente provoque un alejamiento de la otra persona, lo que aumentará mi
ansiedad.
¿La solución? Tengo que
cambiar mis creencias.
¿Qué ocurre si sufro de
estrés? Que estoy sometido a una gran presión social, aunque también a una gran
presión familiar, laboral, etc.
Por ejemplo, si mi familia me
insiste con que estudie una carrera, me sentiré presionado y fruto de esa
presión estaré en casi un constante estrés.
Cuando vaya a un examen,
cuando descubra mi nota media, en todos y cada uno de esos momentos me
estresaré porque quiero dar la talla debido a una demanda que me están haciendo
los demás.
Vivir sin ansiedad y estrés,
¿es posible?
Ahora que hemos visto las
diferencias entre la ansiedad y el estrés, así como los contextos en los que
pueden desarrollarse, nos surge una pregunta: ¿Se puede vivir sin ansiedad y
estrés?
La respuesta es “no”, pero lo
que sí se puede hacer es atenuar lo que nos provocan. Aunque no debemos olvidar
que tanto la ansiedad como el estrés tienen una parte positiva.
La ansiedad es un estado de
alerta que nos invita a revisar algo que tenemos en nuestra mente
(preocupaciones, creencias) y que debe ser cambiado.
Tomar una nueva perspectiva de
las cosas, deshacerse de creencias que, en realidad, no te pertenecen a ti sino
a tu familia puede liberarte de una carga que cada vez está pesando más.
En cuanto al estrés, en
ocasiones es sumamente positivo pues nos activa, nos vuelve más eficaces e
incluso es ayuda a que, si tenemos algo que entregar, lo hagamos mucho antes.
Sin embargo, es necesario no
prolongar este estrés. Debemos lograr que este sea solo puntual y que no
empiece a formar parte de nuestra rutina.
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