miércoles, 31 de mayo de 2017

4 Hábitos que te harán feliz en pareja



1.  Irse a la cama al mismo tiempo: Esto, que es bastante habitual hacerlo al principio de la vida en pareja, tiende a desaparecer con el tiempo. Según Goulston, es necesario mantener esta costumbre para mantener encendida la llama del deseo.

2. Cultivar intereses comunes: Pasada la pasión inicial, muchas parejas descubren que tienen poco en común. Por este motivo es necesario encontrar algo que hacer juntos, algo en lo que involucrarse. Esto no significa que haya que hacer todo con la pareja. Basta con encontrar algo que interese a los dos, sin dejar de tener por ello otros intereses propios.

3. Confiar y perdonar: Discutir es algo normal, pero para ser feliz en pareja hay que saber gestionar los conflictos que surjan adecuadamente. Si hay confianza mutua y se ofrece el perdón sin rencores es mucho más fácil gestionar estos conflictos y mantener viva y sana la relación.

4. Sentirse orgullosos de mostrarse como pareja: Esto es tan sencillo como besarse, tocarse o abrazarse en público y permanecer juntos. Gestos que demuestran conexión, complicidad, y que también ayudan a ser feliz en pareja.


Los síntomas más frecuentes del estrés

Emociones: depresión o ansiedad, irritabilidad, miedo, nerviosismo, confusión, fluctuaciones del estado de ánimo, etcétera.
Pensamientos: Excesivo temor al fracaso, excesiva autocrítica, olvidos, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, pensamientos repetitivos.


Conductas: risa nerviosa, trato brusco hacia los demás, incremento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, aumento o disminución del apetito, llantos, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas.

Cambios físicos: tensión muscular, manos frías o sudorosas, insomnio, dolores de cabeza, fatiga, problemas de espalda o cuello, indigestión, respiración agitada, perturbaciones en el sueño, sarpullidos, disfunción sexual.


Los trastornos mentales que afectan a más personas

La ansiedad es una reacción normal de las personas ante situaciones de estrés e incertidumbre. Ahora bien, un trastorno de ansiedad se diagnostica cuando varios síntomas ansiosos provocan angustia o algún grado de deterioro funcional en la vida del individuo que lo sufre. A una persona con un trastorno de ansiedad le puede resultar difícil funcionar en distintas áreas de su vida: relaciones sociales y familiares, el trabajo, la escuela, etc.
Un ataque de pánico  es la aparición intensa y repentina de temor o terror, a menudo asociada a sentimientos de muerte inminente. Los síntomas incluyen falta de aire, palpitaciones, dolor en el pecho y malestar.
La fobia social es un trastorno de ansiedad muy habitual, y no debe confundirse con la timidez. Es un fuerte miedo irracional hacia situaciones de interacción social, pues la persona que padece este trastorno siente ansiedad extrema al ser juzgado por otros, al ser el centro de atención, por la idea de ser criticado o humillado por otros individuos e, incluso, al hablar por teléfono con otras personas. Por tanto, es incapaz de realizar presentaciones en público, comer en restaurantes o delante de alguien, ir a eventos sociales, conocer gente nueva...
La agorafobia, de manera habitual, suele definirse miedo irracional a los espacios abiertos, como las grandes avenidas, los parques o los entornos naturales. Pero esta definición no es del todo cierta. El estímulo fóbico no son los parques o las grandes avenidas, sino la situación de tener un ataque de ansiedad en estos lugares, donde puede ser difícil o vergonzoso escapar, o donde no es posible el recibir ayuda.
El Trastorno por Estrés Postraumático se manifiesta cuando la persona ha sido expuesta a una situación traumática que le ha provocado al individuo una experiencia psicológica estresante, lo que puede ser incapacitante. Los síntomas incluyen: pesadillas, sentimientos de ira, irritabilidad o fatiga emocional, desapego hacia los demás, etc., cuando la persona revive el hecho traumático.
De manera frecuente, la persona intentará evitar las situaciones o actividades que le traen recuerdos del evento que provocó el trauma.