viernes, 25 de agosto de 2017

Testimonio de una una paciente, un dolor profundo tras una ruptura amorosa

Eliana Romero vivió el dolor profundo de una ruptura de pareja. Después de diez años de un matrimonio en el que hubo abuso emocional y económico, esta empresaria pastusa, residente en Miami hace 20 años, reunió fuerzas y decidió divorciarse.

Pero en el camino de la separación, dudaba, temía y cedía a chantajes emocionales. Hasta que asistió a unas sesiones terapeuticas. “El trabajo central en esas sesiones fue el amor propio, la autovaloración”, recuerda Eliana, quien rehízo su vida y tiene una nueva relación armoniosa.


“La primera sesión fue la sacudida más grande que yo pude haber tenido. Estaba centrada en los errores del otro y también en culparme a mí misma. En sesiones me cuestionaron mucho y me preguntaron, me hicieron encontrar respuestas. Yo salí de ahí convencida de algo muy importante: yo vine a este mundo a ser feliz y eso es lo que voy a hacer. Tengo todas las herramientas, ¿por qué negarme esa posibilidad?”.

Eliana realizo juiciosamente las “tareas” que le pusieron en terapia, como enviar mensajes mentales de perdón y gratitud al exmarido, y regalarse momentos de paz y de disfrute de la vida, como ir a la playa sola.

También la ayudó a cambiar su programación. Antiguamente, cada vez que cometía un error, solía castigarse diciéndose: “Mucha bruta” y cosas por el estilo. Se le puso la tarea de cambiarse de mano el reloj cada vez que ella se descubriera diciéndose algo así, hasta que logró terminar con ese mal hábito.

“Muchas cosas cambiaron en mí, en mi autoestima y en mi manera de disfrutar la vida. Ahora busco tiempo a solas, pues son momentos de verdadera paz interior y comunión con Dios; aplico la inteligencia emocional en mi trabajo y me ayuda mucho porque a veces tengo que lidiar con personas que tienen un ego muy grande por sus posesiones materiales, entonces todo esto me ha ayudado mucho”, expresa Eliana, cuya empresa maneja la contabilidad de compañías médicas.

Pero, sin duda, una de las cosas más útiles de esta terapia para ella fue aprender a ver esa vivencia de diez años de matrimonio infeliz como un aprendizaje: “Verlo como una enseñanza fue liberador”.

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