Besar a alguien cuando te atrae mucho definitivamente ya no es lo mismo que hacerlo cuando han pasado mucho tiempo juntos y los expertos lo comprobaron examinando el cerebro de las personas.
Los labios tienen muchas terminaciones nerviosas a pesar de su reducido tamaño, en su interior se encuentran miles de receptores que tienen la capacidad de recibir, explorar y transmitir información directamente al cerebro.
De acuerdo a los expertos los labios son capaces de decirnos la temperatura corporal, tono muscular, estado del sistema inmune, entre otros datos sobre la salud general de nuestro cuerpo.
Rafael Wlodarski y Robin Dunbar de la Universidad de Oxford, realizaron un estudio que sugiere que el primer beso nos ayuda a evaluar que tan idónea es la persona para tener una relación con ella o no.
Lamentablemente no todo es química, las experiencias previas pueden terminar por decidir. El biólogo e investigador en genética de la Universidad de Barcelona, Diego Bueno Torres asegura que:
Hay estudios con animales dónde se ha comprobado que cuando un macho es rechazado por las hembras le cuesta más trabajo acercarse de nuevo a ellas. Otro ejemplo de la importancia de la experiencia previa es que cuando se besa a una persona conocida, las reacciones químicas son diferentes que cuando el sujeto es desconocido."
Nuestro cerebro tarda décimas de segundo en tomar la decisión (para que dejes de prolongar los besos con personas desconocidas, sino hubo clic: Adiós); en cuanto besas a alguien tu cerebro comienza a segregar neurotransmisores, "Lo que percibimos de todas estas reacciones químicas depende del tipo de neurotransmisor, del porcentaje o equilibrio entre ellos y de las neuronas sobre las que actúan", afirma David Bueno.
En palabras más sencillas, dependiendo cuál de los neurotransmisores domine en el beso, es lo que vamos a sentir. Aquí los 4 básicos:
Dopamina: placer y bienestar.
Serotonina: excitación y optimismo. Esta misma sustancia puede provocar ira y agresión, lo que se traduciría en un rechazo.
Epinefrina: calor y aceleración del corazón.
Oxitocina: apego y confianza.
Así dependiendo de cuál domine el beso, será la manera en la que nos sintamos con la otra persona, y ello determinará si queremos establecer o no una relación a largo plazo, el rechazo o algo casual.
La pasión no es eterna: Lamentablemente, la química que desprende el beso suele cambiar con los años. De acuerdo con Bueno la ‘energía y vitalidad’ del beso se desvanece paulatinamente dando paso una etapa más tranquila.
Ello se debe a que los receptores se saturan, pero aun así nos sentimos bien con la otra persona. Un estudio de la Universidad de Bar Ilán, Israel, comprobó que los besos en relaciones de varios años promueven más la oxitocina que el resto de los neurotransmisores, esta hormona genera apego en las relaciones más estables.
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