Amar sin apegos no es sinónimo de amar menos, sino de
hacerlo de manera madura. Antes de buscar a la persona ideal para nosotros
debemos convertirnos en lo que queremos encontrar .
Amar sin apegos no es amar menos ni construir
un vínculo débil con el ser amado.
Cuando hablamos de apegos es común confundir
algún que otro término.
No es lo mismo la necesaria relación
madre-hijo que se construye a través de ese apego íntimo e incondicional con el
que favorecer el crecimiento y la adecuada maduración del bebé.
Cuando hablamos de relaciones de pareja, la
palabra “apego” implica dependencia, y la dependencia deriva en la pérdida de
la dignidad y la destrucción de la autoestima.
Esa despersonalización que a veces
establecemos al diluirnos en cuerpo y alma con la persona amada no es
saludable, ni justificable, ni responde a lógica alguna.
Tarde o temprano aparece la frustración, el
chantaje, el vacío y el consecuente dolor.
A continuación, te proponemos reflexionar
acerca de 5 claves básicas que te pueden ayudar a construir una relación de
pareja más satisfactoria, duradera y feliz.
1. Evita ser un “adicto afectivo”: di no a
los apegos que traen dolor, nube amor apegos: La base del apego en una relación
de pareja se erige sobre una serie de procesos psicológicos y afectivos muy
concretos, a la vez que complejos.
Hay personas que, por encima de cualquier
cosa, necesitan ser amadas. Es tal la necesidad que llegan a confundir control
con cariño, o celos con pasión.
Algo que debemos tener muy claro es que quien
ama de verdad invierte tiempo, dedicación y esfuerzos en dar felicidad.
El amor no duele. El amor debe ser alegría,
complicidad, armonía y crecimiento.
Los adictos afectivos experimentan el amor
del mismo modo que un adicto necesita su “droga”. No importan los efectos
secundarios, no importa el dolor o esa lenta autodestrucción personal.
No debemos llegar nunca a estos extremos.
Entiende que cualquier tipo de dependencia, ya sea hacia algo o alguien, nos
despersonaliza, dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en una
marioneta.
2. Desapego no es desamor: es amar de forma
madura:Elena tiene 28 años y hace 3 que sale con Rafael. Su vida ha cambiado
mucho en este tiempo, tanto, que incluso ha dejado de salir con sus amigas, y
sus proyectos profesionales han quedado aparcados.
No le importa, se dice a sí misma que su
única preocupación y su única necesidad es hacer feliz a Rafael. Aunque, a
veces, echa en falta esas salidas con sus amigas, hablar con ellas o incluso su
trabajo como periodista.
A medida que pasa el tiempo, Elena se
pregunta si está haciendo las cosas bien. Tiene claro que quiere a su pareja,
pero siente que está en el interior de un círculo que cada vez la oprime más,
que la deja sin aire.
Lo que nuestra protagonista debería hacer en
este caso no es dejar a Rafael, es “desapegarse” de esa dependencia afectiva y
aprender a amar de manera madura.
Amar a alguien no implica dejar a un lado lo
que somos, o lo que nos identifica. “Dejarlo todo” por alguien hará que, tarde
o temprano, nos sintamos frustrados.
Debemos aprender a priorizarnos, a decir “me
quiero” y “te quiero”.
3. El amor tiene un límite y se llama
dignidad
pareja-mirándose:El amor tiene límites,
fronteras y barreras infranqueables. Tenerlas claras desde un inicio nos puede
evitar sufrir de forma inútil.
La propia autoestima es un límite esencial.
Si nos empequeñecen, nos ridiculizan o nos
hacen sentir débiles, no es amor.
Si ofenden nuestros valores y no los respetan
no estamos ante una relación saludable.
La dignidad personal no admite rebajas; es
una raíz de nuestro crecimiento personal que nadie puede ni debe arrancar ni
dañar.
4. Cuidado con los amores infantiles y
egocéntricos:Hay personas así, de las que entienden una relación como una
fuente de “autoalimentación” con la que llenar vacíos, con la que aplacar
soledades y con la que ser servido y nutrido como el niño necesitado de afecto
que, a su vez, es incapaz de devolverlo.
La relación de pareja saludable y feliz es
como un baile armónico donde dar y ofrecer, donde hablar y escuchar, reír y
hacer reír, de cuidar detalles, de anteponer necesidades y cuidar y ser
cuidado.
Las personas inmaduras son aquellas que
anteponen sus propias necesidades frente a los de la pareja, las que solo ven
su propio y hambriento universo.
5. Conviértete primero en la persona que
quieres encontrar: Cuando una persona construye una relación basada en el apego
es común que su esquema mental se rija por la idea de “no soy capaz de hacerme
cargo de mí mismo: sin él o ella no soy nadie”.
Llegar a estos extremos personales supone,
sin duda, bordear un abismo donde, tarde o temprano, caemos en picado a la
depresión.
Es necesario evitar este tipo de adicciones
afectivas e iniciar un camino “opuesto”.
En lugar de encontrar a la pareja ideal,
preocupémonos primero por convertirnos nosotros mismos en esa persona que
deseamos hallar:
Alguien que se ama a sí mismo.
Alguien que no teme a la soledad.
Conviértete en una persona sin vacíos, fuerte
emocionalmente y llena de felicidad, alegría, motivaciones y sueños…
Alimentos vitales todos ellos que “nutrirán” también a la
otra persona para conseguir que ambos sean capaces de construir un futuro de
armonía.
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