Tengo un hijo de 17 años y estoy muy
preocupada porque hace un año lo envié a mi país para que estudiara allá ya que
aquí no estaba yéndole bien en las clases.
Estuvo 5 meses, lo traje de regreso
en Navidad a pasar las vacaciones y nos pidió a su padre y a mí una segunda
oportunidad la cual consistía en que iba a hacer un curso de 2 meses más o
menos para prepararse y presentar un examen para sacar su GED.
La condición de nosotros fue
que si no lograba pasar su GED se regresaría a Nicaragua. El logró pasar el
examen y se consiguió un trabajo de viernes a domingo solamente. Ahora su papá
le dijo que entrara al ejército (army), pero él no quiere. Yo le digo que lo
deje estudiar lo que él quiera pero ahora está que no sale a la calle para
nada, solamente los días que va a su trabajo y el resto del tiempo se levanta a
la 1 p.m., solamente a jugar con su “play station” hasta las 2 de la mañana.
Esa es su rutina. Ya ni los amigos lo llaman porque no quiere salir. Al
principio yo me decía que es mejor tenerlo jugando que ande yo no se dónde,
pero me preocupa porque el dinero que se gana lo gasta en ropa super cara y
¿para qué? si ni sale.
Creo que ha perdido interés por todo. No tiene pensado
ni estudiar ni trabajar. Hoy me dijo que ya no iba a seguir trabajando. ¿Qué
que me aconseja? ¿Qué debo hacer? Estoy muy preocupada por su encerramiento.
Respuesta En muchas
oportunidades he dicho somos seres humanos y como tal me expreso, siento,
acierto o me equivoco. También soy padre e igualmente no me canso de decir que
para todo existen universidades menos para enseñarnos a ser padres. Por eso la
crianza de cada hijo se convierte en un experimento cuya mayor base está en lo
que aprendimos de nuestros propios padres, de la educación y crianza que ellos
nos dieron.
Esa crianza es un poco diferente con cada uno de los hijos porque
en ella también influyen el carácter de cada uno, sus propias costumbres, sus
inclinaciones, en fin, hasta su físico.
No me dices si tu hijo es único o si
tiene hermanos. Generalmente los padres nos encargamos de preparar mal el
terreno para los hijos desde muy temprana edad, dándoles demasiado gusto y no
inculcándoles ciertas enseñanzas que son básicas. Pero aunque es bueno analizar
el pasado y cualquier psicólogo lo recomienda para poder buscar solución a los
problemas del presente, vamos a olvidarnos de él por ahora en el caso que me
expones. Los 17 años representan una de las edades más difíciles en los hijos,
tanto varones como mujeres. Es cuando se está dando el salto para salir de la
adolescencia hacia la edad adulta que en algunos casos puede tardar años en
llegar. No dudo que existan libros en los que se haga un análisis especial del
ser humano a los 17 años.
Es muy importante, es cuando el muchacho está
comenzando a zafarse del dominio de los padres y está queriendo expresar sus
propias ideas, sentimientos y responsabilidades como él acertada o
equivocadamente entiende. A los 17, el recuerdo de los 16 y años anteriores es
como echarle una mirada a la infancia, a la época en que había que jugar con
los primos o los amigos que los padres nos acomodaran según sus propias
relaciones familiares o amistosas.
A los 17 lo que más preocupa
es llegar a los 18 para acogerse a lo que la sociedad y el estado atribuyen
como mayoría de edad.
En tu mensaje dices muchas cosas positivas de tu hijo que
has comenzado a ver al revés. No por equivocación voluntaria sino por el amor
que le tienes, porque quieres lo mejor de él y para él. Tengo un hijo más o
menos de su edad y he aprendido a ver en él lo que sucede con la mayoría de los
jóvenes en esa etapa. Son rebeldes y les encanta llevar la contraria,
especialmente a los padres. En cuanto a que prefiere dormir antes que practicar
un deporte y jugar con equipos electrónicos a reunirse con amigos a los que
quizás no encuentra sentido, podría ser normal por lo mucho que trasnocha, pero
de todas maneras debes observarlo detenidamente.
Muchas veces los padres
confiamos demasiado en nuestros hijos y es conveniente que trates de enterarte
de lo que hace cuando está afuera, en la calle, con los pocos amigos que le
quedan. Tal vez el papel más importante en estos momentos debe jugarlo el
padre. Es necesario que se acerque más a él, hablándole de los temas que le
agradan y, aunque se muerda los labios, dejando por fuera los que le molestan
aunque el papá crea que son importantes.
Es la edad en que hay andar con mucha
calma y tino con los muchachos. Es curioso, pero hay muchas madres como tu, con
hijos de la misma edad (quizás la mayoría) que harían lo que fuera por
retenerlos dentro de sus casas. No te pido que le patrocines nada malo, pero si
que trates de entenderlo mejor. En lo que ambos padres deben trabajar al máximo
y con insistencia, es en hacerle entender la importancia de seguir estudiando,
en que elija una carrera y apoyarlo al máximo. Ya ha demostrado que es
inteligente y capaz y que así como enfrentó el reto para pasar el examen y
obtener su GED, también puede hacerle frente a una carrera. Hay que ayudarle a
fijar metas, a comprender que si quieres ser alguien y ganar mucho dinero,
tiene que estudiar. Tratad de negociar con él y usad la política del llamado
“estira y encoge”, que muchos abuelos pregonan y que consiste en cederle en
algunas cosas pero apretarle en otras y hacerle sentir que también para él hay
leyes y castigos si tiene mal comportamiento Si acaso notas que el problema del
sueño excesivo tiene tendencia crónica, quizás deba verlo un médico. Pero si es
una compensación porque se trasnocha jugando o viendo televisión, la
preocupación no debe ser mayor. Es algo muy propio de los muchachos de su edad.
Mírale aspectos positivos a lo que tu hijo está haciendo. No tienes que
preocuparte porque está conduciendo un auto y no sabes dónde o con quién está.
No tienes que trasnocharte esperando y orando para que no le pase nada. No
tienes que pensar si está consumiendo drogas, licor o fumando cigarrillos, o
dedicado a otros vicios. No tienes que pensar en cómo quitarle del lado a uno u
otro amigo que consideras puede hacerle daño.
En fin, dale la vuelta, y aunque
las comparaciones dicen que son odiosas y poco prudentes, mira cómo muchos
otros padres tienen que luchar con problemas más serios de sus hijos. Y no es
que el tuyo sea menor sino que hay que verlo con otro criterio para enfrentarlo
mejor.
Si tu hijo pidió una nueva oportunidad, eso significa que aún respeta la
autoridad de sus padres y obedece. Lo del viaje a Nicaragua suena para él como
un castigo. Deben negociar en buena forma con él. Ponerle metas con tiempo
determinado y pedirle que proponga soluciones porque su futuro está en juego.
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