Realmente el momento ideal
para tener el primer hijo o el segundo o el tercero no existe y este es un
dilema común para todas las madres hoy en día. La pregunta no es fácil de
responder.
Atrás quedaron aquellos
tiempos de las abuelas en que se tenían los hijos que quisieran venir al mundo.
La mujer de hoy decide y planifica cuántos hijos quiere tener, cuándo y cómo.
¿Te asalta la duda? No te apures. No eres la única. Esta es una decisión para
toda la vida.
Son muchos los factores que
cuentan y las preguntas que vienen a la mente: Cómo educarlos, darles
estabilidad, seguridad, protección, hacerlos felices, mantenerlos a salvo y
alejados de las drogas. Sin contar con toda la logística que implica traer un
hijo al mundo: En qué hospital, con cuál doctor, cuánto cuesta, quién me ayuda
a cuidarlo, cómo trabajo menos o dejo de trabajar.
En fin, es mucho lo que hay
considerar. Datos estadísticos muestran que en promedio la mujer de hoy tiene
dos hijos, mientras a principios de siglo anterior tenía cuatro. Actualmente
las hispanas son las que más hijos tienen. En 1998, por ejemplo, las cifras
muestran 84 nacimientos por cada mil mujeres hispanas, mientras entre las
blancas era de 57.2.
Aunque también es cierto que las hispanas actualmente usan
más métodos anticonceptivos que antes.
Una decisión a conciencia
“Después de tener a mi primer hijo, mi esposo insistió mucho para que
tuviéramos otro. Antes de tomar la decisión, yo lo pensé mucho, me reuní con mi
jefe para tratar de organizar mis horarios de otra manera y luego lo discutí a
fondo con mi esposo”, afirma Patty Aubery, coautora del libro Chicken soup for
the expectant mother’s soul y presidenta de Chicken Soup. “Este es un asunto
muy importante. Tener un hijo transforma tu vida y es necesario renunciar a
muchas cosas. El momento perfecto para tener el primer hijo o el segundo o el
tercero no existe. Hay que tomar la decisión a conciencia”, agrega. Lo que hay
que tener en cuenta Si la duda te asalta, la autora, madre de dos niños de seis
y tres años, recomienda tener en cuenta lo siguiente antes de tomar una
decisión:
Organizar un plan de acción
antes de tomar la decisión. Si ambos padres trabajan, tratar de organizarse
para que uno de los dos pueda dejar de trabajar por lo menos los primeros meses
después del nacimiento del bebé (se pueden tomar las vacaciones acumuladas en
esa época por ejemplo). Buscar opciones con familiares y amigos que puedan
ayudar al cuidado de los niños. Analizar bien todas las diferentes
alternativas: por ejemplo si es posible hacer parte del trabajo en la casa, o
tratar de vivir cerca del trabajo, planificar para que el bebé nazca cuando
ambos padres estén relativamente libres de estrés en el trabajo y no tengan
compromisos fuera del sitio donde viven.
¿Una decisión egoísta?.
Pensarlo bien
antes de tomar la decisión es buena idea, porque una cosa es cierta: Tener un
hijo te cambia la vida. La pregunta ronda la cabeza de muchos. “No queremos más
hijos, pero no queremos ser egoístas con nuestro hijito… el nene ya tiene siete
años, pero la gente siempre está preguntando que cuándo tendremos a otro y le
decimos que no.
Una persona me hizo la pregunta a mí y a mi esposo y al decirle
que no queríamos más hijos me dijo que éramos egoístas ya que pensábamos en
nosotros y no en el nene. Que él se criaría solo, sin familia, sin hermanos,
sin sobrinos y sin donde reunirse en días festivos porque estaría solo y eso
nos puso a pensar”, dice una lectora. Ni fórmulas mágicas, ni números exactos
En materia de hijos no hay fórmulas mágicas, ni números exactos.
Cada familia y
cada pareja debe analizar su situación personal de acuerdo a sus gustos y
posibilidades. Julián Vazquez, padre de una niña de cinco años, piensa que es
más fácil educar a dos hijos que a uno sólo. “Cuando tienes un solo hijo,
termina el pequeño, en nuestro caso la pequeña, gobernando a los padres”, dice.
Cecilia Olivares por su parte, aunque se plantea a veces la posibilidad de
tener otro hijo, está contenta con haber tenido un hijo único. “Yo no tuve
hermanos y pienso que eso me permitió crear y explorar un gran mundo interior”.
Esto sin olvidar otro aspecto importante a tener en cuenta: El económico,
porque en la era en que vivimos, el viejo proverbio de que todo niño viene con
su pan bajo el brazo, parece no ser tan cierto.
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