martes, 15 de agosto de 2017

6 efectos desconocidos que la ansiedad ocasiona en tu cuerpo

En caso de no gestionarla adecuadamente, la ansiedad puede derivar en una serie de síntomas físicos que pueden llegar a condicionar nuestra vida. Es importante ponerle solución a la raíz del problema.

La ansiedad puntual, esa que dura unas horas o unos días a causa de una preocupación, un objetivo, un hecho estresante o un desafío que cumplir a corto plazo no ocasiona serias consecuencias en nuestro cuerpo.

Ahora bien, en el momento en que la ansiedad se mantiene en el tiempo, no se gestiona y permitimos incluso que vaya a más, su impacto psicológico hace mella en nuestra salud y en diversos aspectos de los que no siempre somos conscientes.


Hoy en nuestro queremos hablarte de esos efectos, de ese impacto que, en ocasiones, asociamos a otras dimensiones descuidando la raíz del problema: nuestra ansiedad subyacente.

1. Las pupilas dilatadas: a dilatación pupilar no relacionada con la sensibilidad a la poca luz, es un síntoma de un problema subyacente que es necesario conocer y tratar.

Tener las pupilas dilatadas puede deberse, entre otras causas, a un estado de alerta mantenido: Cuando nuestra ansiedad es muy elevada, es común experimentar este síntoma tan poco usual que puede provocarnos desde mareos, el ver extrañas luces a nuestro alrededor y una reducción de nuestra calidad visual.

2. Dificultades para tragar:La dificultad para tragar mientras comemos o bebemos es otro síntoma muy común cuando experimentamos ansiedad. Este síntoma se llama disfagia y es una clara somatización por la ansiedad. Se relaciona con nuestras glándulas encargadas de producir saliva.

No podemos olvidar que la ansiedad tiene un fin muy concreto: prepararnos para escapar. Por tanto, el principal objetivo de nuestro cuerpo es reservar todos los líquidos para cuidar de los músculos, porque son ellos los que deben ayudarnos a correr, a huir, y así, ese líquido se guardará para poder sudar.


Si no tenemos saliva en la boca a causa de la propia ansiedad, es muy difícil que la masticación de los alimentos se lleve a cabo y que por tanto, podamos tragarlos.

3. Dolor de cabeza: La ansiedad hará que todas las venas y arterias de nuestro cuerpo se contraigan con un fin muy concreto: ofrecer más sangre a los músculos.La circulación, por tanto, es más intensa y ello favorece que se produzca la vasoconstricción, la cual deriva en la clásica cefalea. Este tipo de dolor de cabeza suele ser más común en las primeras horas del día y por las tardes.

4. Dolor en la mandíbula:Hay ciertas zonas de nuestro cuerpo en las que tienden a acumularse en mayor grado tanto la ansiedad como el estrés. Hablamos, cómo no, del cuello, los hombros y la espalda y la mandíbula.


Si notas que ese dolor de mandíbula es más intenso por las mañanas y que asciende incluso hasta tus oídos, lo más probable es que estrés sufriendo bruxismo, es decir, que por las noches rechines los dientes a causa del estrés y la ansiedad.

Es necesario que lo consultemos con nuestros médicos, puesto que, aunque una férula dental pueda ayudarnos en estos casos, lo ideal es que trabajemos cuáles son nuestras fuentes de ansiedad y las gestionemos de forma adecuada.

5. Ir al baño con más frecuencia de lo habitual debido a la ansiedad:Todos lo hemos experimentado alguna vez: al afrontar una situación de ansiedad, como un examen o una entrevista de trabajo, es común que tengamos que ir al baño varias veces.


Es un hecho común, pero a la vez curioso porque, cuando sufrimos ansiedad, el riñón suele producir menos orina. ¿La razón? Por la ya comentada hace un momento: economizar en líquidos para ofrecérselos a los músculos. A su vez, en la necesidad básica de eliminar pesos innecesarios para escapar más rápido, nuestro cerebro nos ordena ir al baño para eliminar la orina, y ello hace que vayamos tantas veces para hacer solo “unas gotitas”.

6. La desrealización: la sensación de que lo que nos rodea no es real o no formamos parte de lo que vemos. Este hecho es extraño, pero quienes hayan padecido un periodo de ansiedad o de estrés muy intenso sabrán de qué estamos hablando.

Es cuando, de pronto, tenemos la clara sensación de que lo que no nos envuelve no es real. Es como ver el mundo desde fuera y no sentirnos parte de él. ¿A qué se debe? Bien, hemos de decir, en primer lugar, que si este fenómeno nos ocurre a menudo debemos comentarlo con nuestro médico.

La ansiedad intensa afecta a nuestros pulmones. Lo que hacemos muchas veces es respirar muy rápido y cuando acumulamos demasiado oxígeno es común experimentar dos cosas: la primera es la hiperventilación, y la segunda notar cierta sensación de desrealización.

Nuestro cerebro no procesa de modo adecuado esta situación y es común notar esta incómoda sensación.



Para concluir, estamos seguros de que en alguna ocasión, habrás notado alguno de estos síntomas. No pasa nada si esto nos ocurre una o dos veces, el mayor riesgo reside en que estas situaciones sean algo común y recurrente. Pide ayuda, habla con tu médico y empieza a gestionar mejor tus focos de ansiedad.

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