lunes, 21 de agosto de 2017

Cómo sobrevivir a ti mismo cuando te vas a vivir solo

¿Separada, divorciado, single? ¿Vives solo o estás pensando en hacerlo?

Si formas parte del grupo de personas que eligen vivir de manera independiente tengo una cosa que decirte: Bienvenido!

Porque como todo en esta vida, vivir en soledad tiene un polo positivo pero también uno negativo.

Tienes tu espacio, nadie te da la brasa, disfrutas de tus cositas y frikismos… pero a veces el precio a pagar se vuelve bastante pesado y terminas agobiado de ti mismo.


Yo también he pasado por la experiencia. Por eso sé que cuando el polo negativo toma el control, estar a solas con uno mismo puede ser todo un reto de supervivencia emocional.

Las ventajas de vivir solo: lo que puedes aprender sobre ti mismo:  Antes de entrar en materia me parece importante destacar que vivir solo es una experiencia que sin duda recomiendo a todo el mundo, al menos durante algún período de la vida. He aquí las razones:


Tienes más tiempo para conocerte a ti mism@ y desarrollarte como persona.Es una oportunidad estupenda para reflexionar sobre lo que quieres para tu vida, enfocarte en lo que te gusta, deshechar lo que no y centrarte en tus proyectos personales.

 Aprendes a ser independiente: No te queda otra que aprender a buscarte la vida para organizar tu día a día en cosas tan cotidianas como la limpieza, la compra, las comidas y otro montón de quehaceres repartibles cuando vives acompañad@.

Esto te ayuda a cubrir tu necesidad de estructura, una de las necesidades psicológicas necesarias para mantener tu salud mental y emocional.


Refuerza tu sensación interna de competencia: Cuando te das cuenta de que eres capaz de sostenerte tú solo en emociones que no te gusta sentir y solucionas tus problemas de manera autónoma creas dentro de ti un antídoto contra la desesperación y la insatisfacción. Refuerzas tu sensación de ser capaz y por tanto, tu autoestima.

 Sales de tu zona de confort

¿Hace falta que añada algo más?: Aspectos a tener en cuenta: ¿vivir o sobrevivir?.Miremos ahora la otra cara de la moneda porque lo bonito ya lo sabemos. Aprender a estar solo es estupendo, sin embargo su reverso tenebroso puede ser una gran fuente de sufrimiento.

Los lugares a los que te recomiendo que prestes atención y que marcan la diferencia entre vivir o sobrevivir son:


Acomodarte en la soledad puede llevarte al aislamiento. Aquí hay que poner especial cuidado si eres alguien muy casero: a veces un@ está tan a gusto en su casa haciendo una maratón de su serie favorita que cuesta un poco movilizarse y socializar.

Está genial disfrutar de la soledad, pero si lo conviertes en una costumbre puedes cruzar la delgada línea que hay entre estar solo y sentirse solo. Si no te dejas ver, los demás también empezarán a pasar de ti y el día que quieras salir de casa verás que muy poca gente en realidad cuenta contigo.

Disfruta de tu soledad pero no dejes de tener espacios de encuentro con otras personas. ¡Haz planes y sal a la calle!.

¿Yo maniático? Noooooo! (no?)

Un día te das cuenta de que llevas media hora hablando solo en voz alta. Y que no soportas que las visitas te cambien las cosas de sitio. Y que en realidad te molesta que alguien invada tu espacio.


Todo esto te puede llevar a desarrollar rigidez mental y una actitud defensiva hacia los demás que puede extenderse a otras áreas de tu vida.

Te vuelves como el pitufo Gruñón, y en el caso de que algún día vuelvas a vivir acompañado desde luego que no te va a facilitar la convivencia.

Trata de practicar la flexibilidad y plantéate para qué te sirven en realidad estas actitudes. ¿Realmente te sientes mejor cuando eres un borde insoportable?

Ojo con el caos: No tener que rendir cuentas a nadie en lo que se refiere al estado de tu casa muchas veces es un relax. Puedes dejarte un día los platos sin fregar y no pasa nada si se acumula un poco de pelusa debajo del sofá.


Sin embargo, ¡ojo con permitir que tu entorno se convierta en un caos total!

El exterior también es un reflejo de tu interior. Por eso, aunque está permitido relajarse un poco no dejes de incorporar ciertos hábitos de orden y limpieza, los que puedas llevar a cabo sin agobiarte.

Cuidar del espacio en el que vives también tiene un efecto en cómo te sientes. Cuida de tu casa y estarás cuidando de ti.

¡Cuidado con la falta de ilusión y motivación!: A veces demasiada independencia también puede ser un aburrimiento. Cuando ya llevas mucho tiempo viviendo sol@ puedes caer en una rutina que, de no atenderla, puede conducirte a un estado de tristeza casi permanente.

O sea, depresión:No olvides que como ser humano, necesitas estar en relación y vivir experiencias nuevas que te saquen de esa rutina.


Trata de probar algo diferente, que no hayas hecho nunca. Si no puedes cada día (o semana), al menos una vez al mes.

Sobrevivir a ti mismo: la clave está en la zona intermedia
En psicología se dice que la clave del bienestar es aprender a estar en las zonas intermedias de un polo.

Hay veces que es inevitable encontrarse en los extremos. ¡De hecho, hay situaciones que hasta lo requieren! Como por ejemplo cuando haces una mudanza: hay momentos de caos absoluto.

Y para qué negarlo, hacerse cargo de TODO uno solo a veces es muyyyyy cansado.

Pero la permanencia en los extremos suele ser un indicador de algo más profundo que no está funcionando de manera saludable.

Así que te propongo un ejercicio para que te plantees en qué lugar de estos polos te colocas tú:


Ahora pregúntate: ¿dónde te gustaría estar?
Y… ¿qué vas a hacer para conseguirlo?


¡Recuerda que una cosa es estar solo y otra muy diferente sentirse solo! Cada persona es distinta y el lugar donde se posicionan otros no tiene por qué ser el tuyo.

Conclusión: vivir solo es una experiencia que sin duda te enriquece y te enseña un montón de cosas sobre ti mismo que te ayudan a crecer como persona. Pero mal llevado puede acentuar tu soledad y los aspectos de ti mismo que te causan malestar.

La clave para cuidar de tu salud emocional cuando vives solo está en lograr un equilibrio que funcione para ti.


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