¿Separada, divorciado, single?
¿Vives solo o estás pensando en hacerlo?
Si formas parte del grupo de
personas que eligen vivir de manera independiente tengo una cosa que decirte:
Bienvenido!
Porque como todo en esta
vida, vivir en soledad tiene un polo positivo pero también uno negativo.
Tienes tu espacio, nadie te
da la brasa, disfrutas de tus cositas y frikismos… pero a veces el precio a
pagar se vuelve bastante pesado y terminas agobiado de ti mismo.
Yo también he pasado por la
experiencia. Por eso sé que cuando el polo negativo toma el control, estar a
solas con uno mismo puede ser todo un reto de supervivencia emocional.
Las ventajas de vivir solo:
lo que puedes aprender sobre ti mismo: Antes de entrar en materia
me parece importante destacar que vivir solo es una experiencia que sin duda
recomiendo a todo el mundo, al menos durante algún período de la vida. He aquí
las razones:
Tienes más tiempo para conocerte a ti mism@ y
desarrollarte como persona.Es una oportunidad estupenda
para reflexionar sobre lo que quieres para tu vida, enfocarte en lo que te
gusta, deshechar lo que no y centrarte en tus proyectos personales.
Aprendes a ser independiente: No te queda otra que
aprender a buscarte la vida para organizar tu día a día en cosas tan cotidianas
como la limpieza, la compra, las comidas y otro montón de quehaceres
repartibles cuando vives acompañad@.
Esto te ayuda a cubrir tu
necesidad de estructura, una de las necesidades psicológicas necesarias para
mantener tu salud mental y emocional.
Refuerza tu sensación interna de competencia: Cuando te das cuenta de que
eres capaz de sostenerte tú solo en emociones que no te gusta sentir y
solucionas tus problemas de manera autónoma creas dentro de ti un antídoto
contra la desesperación y la insatisfacción. Refuerzas tu sensación de
ser capaz y por tanto, tu autoestima.
Sales de tu zona de confort
¿Hace falta que añada algo
más?: Aspectos a tener en cuenta:
¿vivir o sobrevivir?.Miremos ahora la otra cara
de la moneda porque lo bonito ya lo sabemos. Aprender a estar solo es
estupendo, sin embargo su reverso tenebroso puede ser una gran fuente de
sufrimiento.
Los lugares a los que te
recomiendo que prestes atención y que marcan la diferencia entre vivir o
sobrevivir son:
Acomodarte en la soledad
puede llevarte al aislamiento. Aquí hay que poner especial
cuidado si eres alguien muy casero: a veces un@ está tan a gusto en su casa
haciendo una maratón de su serie favorita que cuesta un poco movilizarse y
socializar.
Está genial disfrutar de la
soledad, pero si lo conviertes en una costumbre puedes cruzar la delgada línea
que hay entre estar solo y sentirse solo. Si no te dejas ver, los
demás también empezarán a pasar de ti y el día que quieras salir de casa verás
que muy poca gente en realidad cuenta contigo.
Disfruta de tu soledad pero
no dejes de tener espacios de encuentro con otras personas. ¡Haz planes y sal a
la calle!.
¿Yo maniático? Noooooo!
(no?)
Un día te das cuenta de que
llevas media hora hablando solo en voz alta. Y que no soportas que las visitas
te cambien las cosas de sitio. Y que en realidad te molesta que alguien invada
tu espacio.
Todo esto te puede llevar a
desarrollar rigidez mental y una actitud defensiva hacia los demás que puede
extenderse a otras áreas de tu vida.
Te vuelves como el pitufo
Gruñón, y en el caso de que algún día vuelvas a vivir acompañado desde luego
que no te va a facilitar la convivencia.
Trata de practicar la
flexibilidad y plantéate para qué te sirven en realidad estas actitudes.
¿Realmente te sientes mejor cuando eres un borde insoportable?
Ojo con el caos: No tener que rendir cuentas
a nadie en lo que se refiere al estado de tu casa muchas veces es un relax.
Puedes dejarte un día los platos sin fregar y no pasa nada si se acumula un
poco de pelusa debajo del sofá.
Sin embargo, ¡ojo con
permitir que tu entorno se convierta en un caos total!
El exterior también es un
reflejo de tu interior. Por eso, aunque está permitido relajarse un poco no
dejes de incorporar ciertos hábitos de orden y limpieza, los que puedas llevar
a cabo sin agobiarte.
Cuidar del espacio en el que
vives también tiene un efecto en cómo te sientes. Cuida de tu casa y estarás
cuidando de ti.
¡Cuidado con la falta de
ilusión y motivación!: A veces demasiada
independencia también puede ser un aburrimiento. Cuando ya llevas mucho tiempo
viviendo sol@ puedes caer en una rutina que, de no atenderla, puede conducirte
a un estado de tristeza casi permanente.
O sea, depresión:No olvides que como ser
humano, necesitas estar en relación y vivir experiencias nuevas que te saquen
de esa rutina.
Trata de probar algo
diferente, que no hayas hecho nunca. Si no puedes cada día (o semana), al menos
una vez al mes.
Sobrevivir a ti mismo: la
clave está en la zona intermedia
En psicología se dice que la
clave del bienestar es aprender a estar en las zonas intermedias de un polo.
Hay veces que es inevitable
encontrarse en los extremos. ¡De hecho, hay situaciones que hasta lo requieren!
Como por ejemplo cuando haces una mudanza: hay momentos de caos absoluto.
Y para qué negarlo, hacerse
cargo de TODO uno solo a veces es muyyyyy cansado.
Pero la permanencia en los
extremos suele ser un indicador de algo más profundo que no está funcionando de
manera saludable.
Así que te propongo un
ejercicio para que te plantees en qué lugar de estos polos te colocas tú:
Ahora pregúntate: ¿dónde te
gustaría estar?
Y… ¿qué vas a hacer para
conseguirlo?
¡Recuerda que una cosa es
estar solo y otra muy diferente sentirse solo! Cada persona es distinta y el
lugar donde se posicionan otros no tiene por qué ser el tuyo.
Conclusión: vivir solo es
una experiencia que sin duda te enriquece y te enseña un montón de cosas sobre
ti mismo que te ayudan a crecer como persona. Pero mal llevado puede acentuar
tu soledad y los aspectos de ti mismo que te causan malestar.
La clave para cuidar de tu
salud emocional cuando vives solo está en lograr un equilibrio que funcione
para ti.
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