En ocasiones, hay elementos que dañan y desequilibran, aunque se haga como si no importaran en las relaciones de pareja, pero sí importan. Incluso en el más romántico de los noviazgos es necesario estar alerta a señales que nos puedan hablar de algo tan grave como es el maltrato de género.
La época del noviazgo es la más dulce para la pareja. Todo es perfecto y si no lo es, se maquilla y se limpia para que lo sea. Se descubren detalles nuevos en la persona que se tiene enfrente y se van puliendo aristas: cambiamos, nos cambian, discutimos y hacemos las paces. Es algo natural que permite recomponer el impulso del enamoramiento en algo más estable. Y por esta misma razón, el maltrato puede pasar casi inadvertido.
Qué es el maltrato: El maltrato puede definirse como la degradación violenta, constante y progresiva que una persona ejerce sobre otra, pudiendo llegar a destruirla, ya sea de manera indirecta como directa. En las relaciones de pareja hay una línea muy sutil que separa la preocupación hacia el otro o las discusiones comunes del maltrato. Lo primero que hay que llegar a tener claro es a qué nos referimos cuando hablamos de maltrato.
Cuando hablamos de maltrato de género nos referimos al que se da en las relaciones de pareja. Y hablamos tanto al que pueda ejercer el hombre sobre la mujer como la mujer sobre el hombre, que aunque puede sonar a obviedad es algo que tiende a olvidarse y permanece en la invisibilidad.
Hombre cubriéndose los ojos y mujer tapándose la boca
Tipos de maltrato: En cuanto al maltrato, se distinguen básicamente dos tipos, que suelen darse a la vez. Incluso, en la mayoría de las ocasiones en las que hay maltrato físico podemos decir que también se ejerce el maltrato psicológico.
A continuación os definimos en qué consisten cada uno de ellos:
Maltrato físico: consiste en agredir a la otra persona a través de golpes u objetos, siendo a su vez el más evidente por las huellas que se dejan en el cuerpo.
Maltrato psicológico: este tipo de maltrato es mucho más complicado de detectar, porque conlleva una forma de violencia callada y punzante que atrapa a la otra persona en una red de deberes y falta de independencia que le impiden hacer lo que realmente quiere hacer, sintiendo que no vale nada.
Señales de alarma: cuando el noviazgo se complica:¿Cómo podemos saber cuándo el otro está traspasando esa línea sutil de la que hablábamos antes que separa el romanticismo del maltrato? Aunque, por supuesto, no haya pautas generales porque cada relación se va forjando de manera diferente en función de los estilos de personalidad de sus miembros, se pueden ofrecer orientaciones que permiten detectar esas señales de alarma:
Celos. En cierta forma uno puede sentirse orgulloso si la pareja demuestra celos, pero hay que saber distinguirlos de la celopatía. Cuando es constante la pregunta de con quién has estado, cuando se descubre que ha revisado el móvil o que ha consultado sin permiso cosas personales en busca de no se sabe qué pista, es necesario parar porque la celopatía genera violencia.
Aislamiento social. Esta situación no se genera de golpe, sino que ocurre de manera progresiva. La persona que es maltratada va aislándose de su familia y conocidos casi sin darse cuenta en la mayoría de las ocasiones por estrategias utilizadas por el agresor.
Comentarios punzantes sobre lo que se puede hacer, ironías a solas o delante de otros sobre la capacidad para realizar determinados trabajos. Todas aquellas verbalizaciones que coloquen a la persona en una situación inferior e insegura.
Decidir sobre la ropa y sobre cómo hacer las cosas, mostrando agresividad si no se hace así.
Mensajes culpabilizantes: sin ti me muero, si me dejas me suicido…
La primera bofetada sí cuenta. Más allá de la típica pelea en la que se dice más de lo que se quiere, cuando ante una actuación la respuesta es una bofetada, las señales de alerta deben dispararse.
Observar en el otro cambios de humor muy bruscos y estar en continuo estado de tensión porque ante cosas nimias viene un enfado, es otra de las cosas a tener en cuenta.
Cuerpo de mujer marcado por la violencia de género
Cómo enfrentarse al problema: Por regla general, las personas que sufren maltrato suelen esconderse en el silencio y la inseguridad, comenzando a ser dominadas poco a poco por el miedo hasta llegar a sentir que no valen nada.
Lo más adecuado es hablar y explicar cómo nos sentimos ante el trato que nos dan y solicitar ayuda. Incluso, son muchas las veces en las que para salvar la relación es necesario acudir a un especialista para que nos guíe en este proceso de afrontamiento ante la realidad que nos sucede. Pero cuando nada de esto da resultado, por doloroso que sea, solo hay una solución: terminar la relación.
Tenemos que aprender a desprendernos de las personas y relaciones que nos generan malestar y en lugar de permitirnos crecer, coartan nuestra libertad. Y sobre todo, estar atentos ante las primeras señales de alarma de maltrato para afrontar la situación cuanto antes.
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