Expresar lo que sentimos puede derivar en
conflictos con nuestra pareja. ¿Cómo evitarlo? Aquí te lo contamos.
¿Cómo le digo a mi pareja que lo que acaba de
hacer me incomoda, que tengo una insatisfacción con lo que estamos viviendo en
la relación o que me molesta su forma de ser?
Cuando queremos comunicar nuestras emociones
frente a la relación, sobre todo aquellas que producen malestar, consultamos en
los motores de búsqueda y nos
preguntamos cómo decírselo sin armar una guerra. Por eso, en el artículo
de hoy, me interesa compartir algunos tips para comunicar nuestras emociones de
forma asertiva y efectiva.
Sé específica: A veces tendemos a generalizar y no
describimos lo que realmente nos pasa. Por ejemplo, nuestra pareja nos
pregunta: “¿Qué te pasa?” Y le respondemos algo como “Es que estás siendo
insensible”. En realidad estas siendo ambigua.
La recomendación es seguir la
fórmula: “Siento (la emoción que estás experimentando), cuando/porque/gracias a
(la situación específica)”.
Ejemplo: “siento rabia porque me colgaste el
teléfono”.
Evita juicios de valor negativos: Etiquetar a tu pareja con juicios como
“insensible”, “desconsiderado”, solo logrará dañar al otro. Evita las
etiquetas. La frase “Eres un desconsiderado y grosero al colgarme el teléfono”
en lugar de favorecer la comunicación genera confusión en tu pareja y al mismo
tiempo lo agrede.
Habla de tus emociones: Muchas veces vamos a decir que sentimos algo
cuando realmente estamos en el rango de las emociones. Por ejemplo: “Siento que
te estas alejando de la relación por ponerle atención a los videojuegos”. Lo
que comunica es un imaginario que tienes de las acciones del otro, no una
emoción. Intenta siempre comunicar la emoción.
Ejemplo: “Siento tristeza al ver que elijes
pasar varias horas con los videojuegos”.
Verifica lo que estás imaginando: Como decimos coloquialmente, nos encontramos
en una dinámica constante de “armarnos videos en la cabeza”. Cuando nuestra
pareja nos deja en visto en los chats, no contesta nuestras llamadas o
simplemente ha elegido dormir en lugar de verse con nosotros, empezamos a crear
imaginarios: “no quiere estar conmigo”, “se aburrió de mí”, “le parece más
importante dormir que estar conmigo”, “nuestra relación no es importante para
él/ella”… la lista puede continuar.
Recomendación: verifica tus creencias y
pregúntale a tu pareja asertivamente si alguno de estos imaginarios es cierto.
Hazte responsable de tus emociones: Es común creer que nuestras emociones nacen
por lo que los demás hacen, pero lo cierto es que nacen de lo que imaginamos.
Un ejemplo más: tu pareja ha decidido ir a comer con una amiga de la
adolescencia.
Si tienes una creencia (tu imaginario) en la que reconectar con
personas del pasado es algo sano y valioso, seguramente te parecerá algo normal
y satisfactorio para la vida social de tu pareja. Si, por el contrario, tu imaginario
es que las personas del pasado pueden revivir emociones y sentimientos
románticos, entonces tu emoción será ansiedad y miedo de que pase algo entre
ellos. Tus emociones nacen de tus imaginarios, no de lo que hacen los demás.
Exprésate con serenidad: Podemos expresar nuestra ira sin necesidad de
ser agresivos, nuestra angustia sin necesidad de armar un show o un drama
superlativo. Trata de expresar tus emociones con serenidad y claridad.
Valida las emociones de tu pareja:Evita juzgar a tu pareja por tener un sentimiento
determinado. Frases como: “no te pongas así por eso”, “cálmate”, “no es para
tanto”, le dicen a tu pareja que no estás reconociendo la validez de sus
sentimientos y que no te importa su emoción. Validar la emoción del otro con frases
como “noto que estás molesto” o “comprendo que estés sintiéndote así por lo que
hice”, permiten un espacio de respeto por el ritmo del otro y abren una
oportunidad para la comunicación.
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