Cuando dos personas se casan
"hasta que la muerte los separe" la frustración o la culpa por no
poder seguir adelante con ese proyecto puede llevarlos a pasar de amar a
soportar. Asimismo quienes no pasaron por el registro civil o el altar pero
deciden formar una familia raramente se imaginan que tendrá fecha de
vencimiento y pueden "estirar" la agonía de esa relación hasta un
punto que jamás habrían pensado. Con todo el desgaste que eso ocasiona.
Es que eso de que cada pareja
es un mundo aplica a todo. Y en cuestiones de cómo ponerle fin a un vínculo
nadie tiene la fórmula perfecta.
¿Cuántas veces oímos a alguien
decir que le "cayó la ficha" o que "se terminó el amor"?
¿Es tan fácil diferenciar una crisis pasajera del final de una relación? ¿Y si
esa persona era el amor de su vida? En cuestionamientos de este tipo suelen
empantanarse quienes sienten que algo ya no es como era, pero no se animan a
dar el portazo e insisten en tolerar hasta lo intolerable.
Para despejar algunos
interrogantes, el licenciado en Psicología Sebastián Girona (MN 44140)
advirtió: "Las señales para darnos cuenta que una pareja no va más, pueden
ser muchas y tener diversas características pero la principal es la
subjetividad: alguien se podrá dar cuenta porque ya no es como antes y otra
persona sentirá que ya no aguanta más". Más allá de la subjetividad,
hay otros motivos a tener en cuenta, según el especialista. Y enumeró tres
señales claras.
-Pensar en separarse sin estar
enojado: muchas veces durante una pelea o inmediatamente después de ella, se
piensa en terminar la relación y ese pensamiento está dominado por la emoción.
Habitualmente, cuando la persona está tranquila esa idea desaparece. Ahora, si
alguien piensa en separarse aun cuando está tranquilo y fuera de la situación
"pelea", este puede ser un indicador importante.
-Maltratos: las diferentes
formas de maltrato son un indicador inmediato para pensar seriamente en
alejarse. Maltrato físico, psicológico, falta de respeto y agresión verbal,
entran dentro de estas causas.
-Desenganche emocional: cuando
lo que le pasa al otro (lo bueno o lo malo) ya no interesa es un indicador muy
fuerte, ya que cuando esto se da, los lazos afectivos están rotos y si se llega
a este punto puede ser poco lo que queda por hacer.
"¿Aguanto un poco más o
lo echamos a suertes?"
Así dice la canción más famosa
del grupo español Ella baila sola y en ella se pregunta precisamente qué hacer
frente a la situación de notar que el vínculo cambió y ya no es lo que era.Cuando parece que todo da lo
mismo es señal de que, al menos para uno de los integrantes, la pareja está
llegando a su fin. En el caso de la canción, a la
protagonista le cuesta enfrentar el momento del corte y eso la llevaría a
"estirar" la situación. "Lo sano es poder asumir el problema que
está atravesando el vínculo y poder hacer algo con eso", recomendó Girona,
quien agregó que "para separarse hay tiempo, es decir que intentar casi
siempre es una opción. Habrá que ver cuántos intentos y sobre todo los
indicadores de cambio que se dan y que indican que esas tentativas van generando
algo".
¿Por qué? ¿Cómo? y ¿Para qué?
son tres preguntas que cualquier persona que quiera seguir intentando en una
relación, se debería realizar. Estas tres preguntas -explicó el especialista-
tienen que ver con la dimensión del tiempo. El porqué está en el pasado, el
cómo está en el presente y el para qué en el futuro. ¿Por qué seguir
intentando? Porque hay una historia en común, por todo lo que se construyó,
etc. ¿Cómo hacerlo? O sea, de qué manera se puede seguir intentando, qué habría
que cambiar (porque algún cambio debería haber con respecto a lo que venía
pasando). ¿Y para qué cambiar? Se encuentra en el futuro porque todavía no se
sabe si ese intento va a servir para bien o para mal.
"Un párrafo aparte lo
merecen todas aquellas personas que dicen no separarse por sus hijos, porque
son muy chicos y quieren esperar a que crezcan. Es difícil estar bien con
alguien con quien se está mal, aunque sea por otros, y aunque esos otros sean
los hijos. Y si lo logran, ¿hasta cuándo lo podrán sostener?", analizó
Girona, para quien "es preferible una separación en paz que una pareja en
guerra".
Las consecuencias para los
integrantes de una pareja que se lleva mal y extiende la relación son muchas,
entre ellas estrés físico y emocional, riesgo de enfermarse y mayores riesgos
de depresión y ansiedad. Y los hijos de estas parejas no están a salvo y
también pueden sufrir estrés, rechazo de los compañeros, riesgo de depresión,
problemas de comportamiento y eventualmente fracaso escolar.
Más allá de las consecuencias,
es importante que una persona adulta se haga cargo de sus decisiones y pueda
pensar "yo me quedo porque así lo elijo, porque creo que es lo mejor para
mis hijos", destacó.
El rol de la mujer: Todavía suena conocido, aunque
por suerte cada vez menos, la idea de que la mujer debe soportar todo.
"Tolerante eterna sería la figura para describir esta posición psicológica
dentro de una pareja", mencionó el especialista, quien consideró que
"detrás de esto aparece una mujer inferior al hombre, que debido a su
inferioridad y a su correspondiente dependencia debe 'bancarse todo' de él,
aunque se trate de maltrato, infidelidades, desprecio, desamor, etc".
Empoderarse es una palabra que
últimamente suena mucho y siempre aparece relacionada con la mujer. El motivo
de esto es que en los últimos años la mujer logró reposicionarse en la sociedad
y comenzar a ocupar un lugar diferente y por ende, un lugar menos dependiente.
Aunque todavía falta, la mujer está logrando dejar ese lugar y así acortar la
asimetría y las diferencias dentro de la pareja.
Enfrentar el final: "Si
la persona considera que ya probó lo suficiente y de distintas formas, entonces
puede ser el momento de enfrentar el final. Las separaciones y los divorcios se
multiplicaron y se convirtieron en moneda corriente", señaló Girona.
Y si bien hace unos años
divorciarse era mal visto por la sociedad y hoy en día se organizan festejos de
divorcio, los abogados ofrecen ofertas del tipo "divórciese en una
semana" y últimamente hasta se puso de moda la ¡foto de los recién
divorciados! (por supuesto si el divorcio se hace en buenos términos), eso no
quita que sea un proceso doloroso y en general, muy difícil de transitar.
Aquí es donde entra en juego
la capacidad que cada persona tenga para atravesar mejor el proceso, y el
especialista y enumeró algunos consejos:
-Desarrollar la capacidad de
aceptación: aceptar siempre implica un duelo, en este caso sería un duelo por
la pareja que no fue. Esto es un proceso y, como todo buen proceso, implica
tiempo y cambios. Además, aceptar es una tarea dura que no está exenta de
recaídas.
-Dimensionar las
consecuencias: es importante tomar conciencia de los riesgos que puede generar
en la pareja y en los demás integrantes de la familia, especialmente en los
niños. Los padres tienen la obligación de protegerlos y respaldarlos.
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