Las personas posesivas
presentan una clara desconfianza y obsesión hacia su pareja, necesitan
controlarla en todo momento. Normalmente, detrás de la máscara de dominante,
controladora y posesiva se esconde una persona insegura y con una autoestima
muy baja, incapaz de amarse y amar a su pareja de forma sana. Pues, alguien
seguro de sí mismo, creerá en la persona que tiene a su lado y no tendrá la
necesidad de controlarla. Las personas posesivas, resultan tóxicas para las
parejas que pretenden dominar, pues acaban convirtiendo la relación en un
círculo vicioso emocionalmente agotador. Si tienes sospechas sobre tu pareja y
quieres saber si es posesiva contigo, sigue leyendo este artículo.
1.Uno de los primeros signos que
nos indican que nuestra pareja es posesiva son los celos obsesivos. ¿Tu novio/a
se pone celoso/a cuando quedas con tus amigas? ¿Quiere que dediques todo tu
tiempo a estar con él y solo con él? ¿Incluso te está alejando de tu familia?
Los hombres y mujeres posesivos sienten celos de todo aquello que rodea a su
pareja y ellos no están incluídos. Normalmente este proceso es progresivo, por
lo que no se mostrará excesivamente celoso al principio, irá poco a poco.
2.Otra de las señales que pueden
indicarnos que nuestra pareja es posesiva es la actitud controladora. Los
hombres y mujeres posesivos tienen la necesidad de tener controlada a su pareja
en todo momento. Necesitan saber a dónde van, con quién han quedado, cuándo
volverán, qué llevarán puesto, por qué van a ese sitio en lugar de quedarse con
ellos, etc. Las personas posesivas tienden a molestarse cuando sus parejas
realizan planes con amigas/os en los que ellas no están incluídas, hecho que
les puede llevar a detestar a las amistades del otro.
3.Dentro de la actitud
controladora no solo se hallan las constantes preguntas para conocer cada
detalle, sino que también se incluye la falta de respeto por la intimidad del otro.
Así, las personas posesivas tienden a revisar constantemente los teléfonos
móviles de su pareja, redes sociales si las tienen, mensajes, fotografías,
etc., en busca de algún indicio que les indique si han sido engañados o no, y
conocer cada uno de sus movimientos. Incluso, si se encuentra en un grado de
posesión alto, puede ser que te prohíba registrarte en las redes sociales para
evitar que hables con otras personas.
4.Tener a una persona posesiva
como pareja puede implicar cambiar tus aficiones y alejarte de las personas que
te rodean, pues te querrá para ella sola. Normalmente, derivan en relaciones
conflictivas si la otra persona es de carácter fuerte o sumisas si tiende a
dejarse manejar. En todos los casos, resultan tóxicas y muy alejadas de una relación
de pareja sana y feliz.
5.Es probable que intente
introducirte en su círculo de amigos y familiares hasta el punto de convertirlo
en tu único entorno social, a fin de tenerte totalmente controlada/o y
asegurarse de que dedicas todo tu tiempo libre a él/ella.
6.No obstante, estos no son los
únicos signos que pueden presentar los hombres y mujeres posesivos. Es posible
que intente cambiar algunos aspectos de tu personalidad e incluso la forma de
vestirte, peinarte o maquillarte. Si te fijas, todo está relacionado. Quiere
que te adaptes a él/ella y te dediques plenamente a vuestra relación. Si
quieres prevenir que todo esto suceda, te aconsejamos que mires nuestro
artículo sobre cómo saber si un hombre te conviene y puedas evitar involucrarte
en una relación tóxica.
7.Si tu pareja te ha agredido
física o verbalmente estamos hablando de un problema de mayor gravedad y debes
pedir ayuda inmediatamente. Tener una pareja posesiva y tener una abusadora
física o psicológica son cosas distintas. Aunque la línea entre un hombre o
mujer de carácter posesivo y otro/a maltratador/a es muy fina, no tiene por qué
pasarse. En el momento en el que esto ocurra, deja de pensar que puede cambiar
y huye, mereces a alguien que te valore y te quiera tal y como eres.
8.Según los expertos, las
personas posesivas generan este sentimiento como consecuencia de una
dependencia emocional aguda que les produce miedo ante la posibilidad de perder
al otro, y les lleva a querer poseerlo para evitar que esto ocurra. Necesitan
ayuda profesional para tratarlo y controlarlo.
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