La infidelidad está a la orden
del día y muchas pueden ser las causas que llevan a una persona a engañar a su
pareja: peleas constantes, celos que atormentan, sensación de desinterés por
parte del otro, necesidad de vengarse por situaciones confusas o sospechas de
coqueteo con otras personas o encuentros sexuales escasos, entre otros.
Los estudios revelan que hoy
en día los engaños son cada vez más comunes y que incluso las mujeres superan
al hombre en materia de infidelidad. Y es que ellas suelen ser más cautas y
estrategas a la hora de engañar, lo que hace que rara vez sean descubiertas.
Los hombres suelen ser más predecibles y dejan evidencias, lo que los hace un
blanco fácil para ser detectados.
1) Cambio de comportamiento
inexplicable: una pareja basa su accionar en la comunicación y las experiencias
diarias, de manera que esta conducta permite predecir y entender el
comportamiento del otro. Pero cuando se observa una conducta anómala, este
hecho sugiere ya un interrogante que, entre la lista de posibilidades, puede
contener a la infidelidad como elemento influyente. Estas conductas son
netamente subjetivas y es usual que sólo la pareja logre notar algo diferente
en la otra persona.
2) Preocupación anormal por la
apariencia: las personas que están en pareja conocen cuál es la posición del
otro con relación al cuidado de su imagen. Sin embargo, cuando se nota una
actitud un tanto exagerada por la imagen o por llamar la atención con la
apariencia, existen varias posibilidades y una de ellas puede estar relacionada
con la infidelidad. Esto debido a que el acto del cortejo exige la necesidad de
atraer la atención del amante.
3) Actividades anormales: la
empatía con lo que una persona hace o dejar de hacer es uno de los elementos
más notorios en una relación, de forma tal que casi todas las personas saben
qué actividades les gusta o no a sus parejas. Los cambios indicarían un interés
particular sobre esa nueva actividad y entre los motivantes tal vez pueda estar
la infidelidad.
4) Nuevos círculos de
amistades: no debería ser un motivo de sospecha de infidelidad, a no ser que
esos nuevos círculos de amigos sean excluyentes del otro, de forma que la
pareja no pueda participar en ellos por diferentes exigencias o situaciones.
También están los que evitan y retardan lo más posible que sus amigos conozcan
a su pareja, por temor a que alguien hable de más. No obstante, su sola
exclusión no es sospecha de que algo malo esté pasando, lo que sí puede ocurrir
cuando la relación amorosa se ve afectada.
5) Cuidado con los medios de
comunicación: para que una relación de infidelidad exista es necesaria la
comunicación entre sus integrantes. Tiempo atrás, la comunicación era a través
cartas o mensajes dados por personas; luego por llamadas desde teléfonos
convencionales. Pero hoy en día existe una amplia variedad, como el chat, las
redes sociales, WhatsApp o Telegram. Esta última aplicación permite que los
chats se eliminen luego de transcurrido un tiempo que se puede establecer y
esto ocurre en ambos teléfonos que se comunicaron. Telegram tiene la ventaja de
no tener que estar borrando las conversaciones y de asegurarse que éstas
también desaparecerán del teléfono del otro. Estar pendiente del teléfono,
quitarle el sonido o tenerlo siempre en la cartera, en el caso de las mujeres,
o en el saco, en el de los hombres, también pueden ser indicios de infidelidad.
6) Disminución de los
encuentros afectivos: en toda relación la demostración de afecto pasa por
diferentes niveles. Desde los más intensos al inicio hasta los más memorables
en épocas avanzadas, pero la intensidad de la entrega es siempre decisiva.
Tanto los hombres como las mujeres conocen a sus parejas y saben que algo está
bien o no en el afecto que reciben del otro. De modo que -si no existe otra
explicación razonable como estrés, problemas médicos, financieros, laborales o
de comunicación- es necesario considerar la infidelidad como causa de una
disminución de atención.
7) Cambios de humor: más
arriba se mencionaron los cambios de comportamiento, pero el cambio de humor
adquiere una connotación especial, ya que es lo que produce la llegada de un
amante: una sensación de placer que contrasta con la injusticia de esa
práctica. En el infiel, este mismo razonamiento es mirado como una situación
estresante, con un grado de impotencia y molestia hacia las decisiones que está
tomando, lo que le genera un estado alterado del humor.
8) Despreocupación por asuntos
familiares: cuando el infiel adquiere un momento de placer, suele hacerse
"adicto" a ese lapso fugaz de tiempo, tanto que sin darse cuenta
abandona mucho de lo que ha conseguido en años de convivencia. Esta
despreocupación no sólo es vista por la pareja, sino que también los hijos se
percatan de ello y son éstos quienes lo ponen de manifiesto.
9) Elementos sospechosos en
sitios propios de la pareja: es evidente que cuando se lleva cualquier tipo de
relación -como en todo evento humano-, ésta siempre deja huellas. Algunas son
poco perceptibles, como en el caso de los besos, pero otras son evidenciables
como facturas, tickets, recuerdos de lugares, prendas pequeñas o cualquier tipo
de elemento que no tiene razón de estar en un lugar que es propio de la pareja.
Su presencia implica que hubo un encuentro con otra persona y el elemento
hallado sugerirá la naturaleza de la relación.
10) Recordar que son sólo
sospechas: y en esto va una recomendación, ya que a pesar de todo lo dicho,
nada de eso es patognomónico de una infidelidad, debido a que pueden confluir
dos o más de los motivos expuestos y no estar frente a una persona infiel, sino
a una que tiene múltiples problemas que no se relacionan con terceros en
discordia.
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