martes, 25 de julio de 2017

Con esta carta te digo adiós para siempre


Seré totalmente sincera: rompiste mi corazón. Le conocí de una forma muy hermosa. Hablamos mucho tiempo y al fin nos conocimos en persona. Desde el principio nos conectamos, nunca lo olvidaré. Pero luego rompiste mi corazón. Pero el tiempo ha pasado, hasta aquí me he permitido seguir sufriendo y pasándolo mal.

Al final llegó el día tan esperado, después de arrastrar un puñado de malos momentos, parece que todo se solucionó un poco. Tocaba pasar un día especial, lleno de regalos y sonrisas. Nada mas verle ya sabía que algo pasaba, pero tenía que aguantarme un poco, quizás solo era una impresión mía, estaba muy nerviosa porque todo saliera bien. Llegó la hora en que te ibas, y cuando nos despedimos me sentía incapaz de soltarte, sabía que iba a ser la última vez que pudiera estar de esa manera, abrazada, contigo.
Estaba claro que algo pasaba, pero callé por evitar un mal momento. Cuando por fin me decidí a preguntar, después de mucho tiempo dando vueltas, y una respuesta de “no me pasa nada contigo, es conmigo”. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo junto con una enorme sensación de vacío, pero por fin tenía ya todo claro, aunque no me gustara la verdad.


Después vinieron las lágrimas. Fueron muchas las noches sin poder dormir, y aún me despierto imaginándote o esperando recibir un mensaje tuyo.

Luego llegó lo peor, y no quería creer lo que estaba pasando. La duda comenzó a invadirme, acompañada de una gran decepción con un fuerte sentimiento de vacío.  Quise quitarle importancia al asunto, así que lo borré de mi mente, y lo escondí. Siempre he confiado en él y jamás he tenido ninguna duda de lo que sentía por mi y lo que me demostraba, pero por primera vez, me hiciste dudar.
Creía que alguna vez podríamos volver a comenzar, tener una segunda oportunidad. No quería que algo tan bello terminara así. No entendía cómo dos personas que se amaban tanto, tuvieran un final tan triste como lo estábamos teniendo nosotros. Pensaba que era más fuerte, pero es demasiado duro enfrentarlo. Me costaba entender que había sido la última vez que te había visto, y que no habría ninguna otra oportunidad.


Pensaba que podía haber sido mi culpa. Siempre me preguntaba ¿qué hice mal?, ¿en qué me equivoque? Comprendí que la culpa sí fue mía: por agradarte, comencé a reprimirme, a cohibirme, y a no decir nada de lo que sentía solo por verte sonreír.
Tu culpa solo fue no haber hablado con más sinceridad, pero nada más. Todos nos equivocamos, y al final pude aprender una lección.

La mía fue que al fin comencé a dejarte ir, y he decidido volver hacia atrás, a ser todavía más fría, no dejarme llevar tanto, saber cuándo tengo que parar las cosas y decir hasta aquí he llegado, porque sabiendo todo lo que estaba pasando, me permití seguir haciéndome daño y esperando que todo se solucionara cuando no había ninguna solución posible.

Si hay algo de lo que me has hecho sentir muy orgullosa, son todas las sonrisas que lograste sacar. Por tus abrazos que me hacían sentir tan protegida, por aparecer en mi vida, traerme de nuevo la ilusión y porque tuve la oportunidad de aprender a quererte, gracias, realmente me hiciste feliz.

Me gusta quedarme con todo lo que te he querido, que siempre he intentado que fueras muy feliz a mi lado y que a mi me has hecho inmensamente feliz. Sé que te voy a echar muchísimo de menos, porque has sido una persona muy importante para mi, pero necesito avanzar y seguir con mi vida.

Ha llegado el momento de dejarte ir, el momento en que ya abandones mi cabeza, que salgas del lugar que has ocupado en mi corazón, porque estoy cansada de vivir en el pasado y no me gusta mirar hacia atrás.


Dejo atrás la duda de como hubiese sido el futuro junto a ti y la costumbre que tenia de hablar contigo a todas horas. Pero ya no puedo seguir haciéndome más daño, y esto es una clara despedida, hasta aquí he llegado.

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