1.Tomar conciencia de la autodisciplina: Lo primero que debes hacer para ser autodisciplinario es entender qué significa esa palabra. Seguramente haya gente que nazca con más fuerza de voluntad que otra, pero todos tenemos la capacidad de tenerla si la trabajamos.Una vez sepamos cómo construir esa autodisciplina, debemos convencernos de que queremos empezar a tener más. Y aquí juega un papel importante la motivación, que es el principal promotor de la autodisciplina. Así que si no tienes ningún motivo para empujar a tu fuerza de voluntad, esta no crecerá.
2.Trabajar la autodisciplina en tareas no productivas: Analicemos las tareas que hacemos diariamente, elaboremos una lista y prestemos atención a cuáles de ellas son productivas y cuáles no. En las que no, ¿cuántas horas dedicamos? Porque ese tiempo podemos dedicarlo a aumentar nuestra fuerza de voluntad y trabajar la autodisciplina.
3.Fijarse objetivos: La disciplina funciona con objetivos. Por eso, antes de empezar a construirla tenemos que marcarnos qué objetivos queremos conseguir. Piensa qué horas del día a veces no lo dedicas a nada, y utiliza ese tiempo (al menos una hora al día) para construir la autodisciplina. Los objetivos deben ser específicos, de esta forma te mentalizarás más y las probabilidades de hacerlo también serán mayores.
4.Distinguir cuáles son las barreras y distracciones: Es importante saber cuáles son las barreras que hacen fracasar tu autodisciplina: estar tumbado en el sofá, ver la tele, escuchar música, hacer deporte, etc. Todas estas distracciones tendrás que evitarlas cuando se acerque el momento de hacer algo por obligación. Por eso es importante identificarlas, para facilitarnos el camino hacia nuestros objetivos.
5.Subir peldaños poco a poco: La autodisciplina no se consigue de la noche a la mañana. Hay que ir poco a poco, asegurándote de que vas consiguiendo objetivos. En el momento de que llegues donde querías, debes proponerte otros mayores, y así hasta conseguir todas tus metas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario