Es muy importante aprender a
ser feliz día a día y mantener este estado a lo largo de nuestra vida. En los últimos tiempos se ha
estudiado y puesto más énfasis en la psicología positiva. La psicología
positiva es una disciplina que estudia aquellos aspectos positivos del
bienestar físico, mental, relacional, emocional y espiritual, para ayudarnos a
tener una vida más plena disfrutando del presente y en continuo crecimiento
personal.
Las personas pesimistas
tienen ocho veces más posibilidades de deprimirse y tener problemas de salud,
una vida más corta y relaciones sociales menos satisfactorias e inestables. Sin
embargo, las personas optimistas que desarrollan la psicología positiva tienen
más éxito, son menos propensas a la depresión, establecen mayor número de
relaciones sociales y más completas, se desarrollan más profesionalmente y su
calidad de vida es mejor. ¿Cuál de las dos opciones prefieres? Creo que está
claro.
Cómo identificar mejor las
emociones: Podemos sentirnos felices si
nos sentimos bien en relación al pasado, al presente y al futuro. Seligman
relacionó ciertas emociones con distintos momentos. Según este autor, respecto
al futuro encontraríamos emociones positivas tales como optimismo, fe,
esperanza, confianza; en relación con el presente, alegría, tranquilidad,
entusiasmo, euforia, placer y capacidad de fluir; y asociadas al pasado,
satisfacción, realización personal, orgullo, complacencia y serenidad.
¿Te persigue el pasado, te
asusta el futuro o te disgusta el presente? Trata de identificar qué marca más
tu vida, suaviza las emociones negativas que son contrarias a todas las
nombradas e intensifica todas estas. Ocúpate del presente y no te preocupes
tanto por lo que quedó atrás o lo que está por llegar. Si tu mente tiende a
arrastrar el pasado es susceptible a la depresión, si estás agobiado por el
futuro puedes sufrir ansiedad. Vive en el presente, ahora, y te encontrarás en
el término medio que es donde está la virtud.
Aumenta las emociones
positivas por ti mismo: Podemos incrementar
intencionalmente la capacidad de experimentar y maximizar las emociones
positivas. Cada uno de nosotros tiene ciertos rasgos o fortalezas que se
presentan a lo largo del tiempo y en diferentes situaciones, produciendo
consecuencias positivas. Si ponemos éstas en práctica tendremos una visión más
positiva de nosotros mismos y nos estaremos estimulando para propiciar
bienestar.
Intenta detectar en ti estos
rasgos que te caracterizan o que has practicado en situaciones trascendentes de
tu vida: fluidez, optimismo, esperanza, sinceridad, capacidad de amar, coraje,
habilidades interpersonales, perdón, perseverancia, originalidad, talento,
sabiduría, responsabilidad, cuidado, altruismo, moderación, ética, pacifismo,
fe, honestidad, etc. Todas estas, entre tantas más, son características que
seguro que tú tienes, y que forman parte de la vida de la gente positiva y
feliz. Si te centras en ellas y dejas de lado las emociones negativas, atraerás
más felicidad a tu vida.
Observa tus fortalezas,
fíjate un propósito, empieza por educar tu propio optimismo y trata de
favorecer al resto para que también lo alcance. Si tú mismo y tu alrededor se
contagia de rasgos positivos y buenos valores, estarás llenando tu vida de
felicidad.
Práctica la felicidad cada
día: Para ser un poco más feliz
cada día, hemos de ir incorporando hábitos que nos ayuden a alcanzar y mantener
este estado, poniendo en práctica nuestras fortalezas y tratando de
desarrollarlas con entusiasmo, marcándonos objetivos, aprendiendo de lo que nos
sucede y disfrutando de ello, prestando atención a lo que nos aporta el
entorno, lo que nos hace crecer y sumar, y dejando de lado todo lo que resta,
nos retiene o nos insta a retroceder en nuestro propio progreso personal.
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