lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Por qué me pasa lo que me pasa?

En ocasiones piensas cosas como: ¿por qué a mí?, esto no debería estar sucediendo, tengo mala suerte. En el artículo de hoy hablaremos sobre cómo comenzar a entender por qué nos pasan las cosas que nos pasan para de esta forma tener la capacidad de transformar nuestra realidad.

Lo primero que debemos hacer es comprender que nuestros pensamientos son la base de todo, mejor dicho, son los planos de la realidad que construimos día a día. Posiblemente te estés preguntando ¿cómo mis pensamientos pueden ser un plano? La respuesta es muy simple, nuestro pensamiento nos incentiva a tener unas emociones, intenciones, sentimientos y acciones determinadas. Estas, se convierten en la semillas que sembramos a cada instante.


Es importante aclarar que nuestro pensamiento está basado en el cúmulo de información y estímulos que hemos recibido de entorno en el crecimos (familia, colegio, religión, sociedad, país, etc).

Los seres humanos nacemos en la inocencia o como yo suelo decir, en la luz. Ahora bien, si nacemos en la luz pero no conocemos la oscuridad, entonces no podremos valorarla. Por está razón hacemos un recorrido a través de la ignorancia (oscuridad-ego), que está compuesta por nuestros miedos, creencias limitantes, emociones, sentimientos negativos, etc. Al superarlos y trascenderlos, nos convertimos en sabios. Regresamos a la luz pero con la consciencia de que existe la oscuridad.

Me gustan las metáforas y hoy quiero compartir una que puede ser de gran ayuda.


Imagina que el planeta que habitamos es un colegio, lo que dura nuestra vida es el tiempo de estudio que tenemos. Nos hemos matriculado aquí para aprender a ser felices, a vivir en paz, a dar lo mejor de nosotros y a amar a los demás sin distinción. Para esto el sistema pedagógico de el colegio nos revela a través de nuestros resultados del día a día y de las personas con las que nos relacionamos, lo que hay en nuestro interior ya sea positivo o negativo (admiramos lo positivo – rechazamos lo negativo). En otras palabras, es como si todo lo que viéramos a nuestro alrededor fueran espejos que nos muestran lo que aún no hemos visto de nuestro interior. De esta manera, logramos hacer consciente lo que no aceptamos de nosotros mismos (oscuridad), y aceptándolo tenemos el poder de trascenderlo para convertirlo en luz y dejar atrás nuestra ignorancia.

Nuestros mayores maestros en esta escuela son dos, la ley de causa y efecto o mejor conocida como Karma, y ley de correspondencia o mejor conocida como ley del espejo.

La ley de causa y efecto (karma)

Cada efecto tiene su causa y cada causa tiene su efecto

Todos los pensamientos, intenciones y acciones que emanen hacia el exterior, regresaran multiplicados. Nadie tiene la culpa de lo que nos pasa, los únicos responsables somos nosotros mismos, por lo tanto somos autónomos y tenemos el poder de cambiar lo que no nos gusta.

Nuestro presente es el resultado de lo que hemos sembrado en el pasado y hoy estamos sembrando lo que cosecharemos en el futuro.


Para saber si hemos actuado bien o mal basta con observar nuestros resultados, si  son negativos nuestra siembra no habrá sido del todo positiva, pero lo que realmente importa, es que podremos analizar qué hemos hecho mal y corregir el error en el presente (dejar de sembrar la semilla tóxica) para no seguir creando los mismos resultados insatisfactorios.

Ley de correspondencia (ley del espejo)

Como es adentro es afuera y como es afuera es adentro

Todo lo que hay en nuestra realidad personal, es un reflejo de lo que hay en nuestro interior (pensamientos, emociones, sentimientos, intenciones, actitudes…). Lo que no nos gusta de nuestro entorno debe ser corregido en nosotros.

Observando y analizando muy bien eso que tanto nos disgusta de afuera, podemos identificarlo en nuestro ser y transformarlo.

Nuestra vida es la imagen y nosotros los proyectores, entonces observando el exterior podremos descubrir la oscuridad o la luz que habita en nosotros.

Reflexión: Si analizamos y comprendemos bien todo lo anterior, entenderemos que el secreto para comenzar a generar una realidad más amigable está en nosotros y no en los demás, porque está en nuestra mente. No podemos controlar el clima, la política, el tráfico o el comportamiento de los demás, pero sí podemos gestionar nuestros pensamientos.

Recordemos que cada cosa que elegimos pensar rige nuestra vida, estemos muy atentos a la información con la que nos ponemos en contacto, y seamos muy selectivos con qué conceptos permitimos que se alojen en nuestra cabeza.


Sí comenzamos a ser conscientes de cuáles son esas ideas limitantes que nos conducen a una siembra errónea, podemos sustituirlas por otras que nos conduzcan a una siembra adecuada que muy pronto dará frutos.


“El poder está dentro de ti.”

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