sábado, 23 de septiembre de 2017

Cómo convivir en pareja con un hijo que no es tuyo

Cada vez es más frecuente la creación de parejas que aportan al nuevo núcleo familiar hijos de anteriores relaciones y todo lo que este hecho implica. Lograr una convivencia armónica y cordial resulta, en muchas ocasiones, algo más complicado de lo que parece. ¿Te encuentras en esta situación actualmente? Entonces, el siguiente artículo te interesa. A continuación, te hablamos de cómo convivir en pareja con un hijo que no es tuyo. Respetar los tiempos, tener paciencia, fomentar el diálogo y delimitar los roles son algunas de las claves que te ayudarán a manejar la situación a la perfección. ¡Toma nota!

El núcleo familiar y respetar los tiempos:En la sociedad actual, es común que las familias se reconstituyan. Ahora que el divorcio está a la orden del día, es normal que se formen nuevas parejas que aportan hijos de relaciones anteriores al nuevo núcleo familiar. La estructura de las familias reconstituidas suelen llevar consigo problemas que pueden hacer zarandear sus cimientos: la no aceptación del menor o los menores a la nueva pareja del padre o la madre o la intromisión de la ex pareja en el nuevo núcleo familiar suelen ser los más recurrentes.

Si te encuentras en una situación similar, deberás armarte de paciencia y preparar el terreno. Si buscas una solución efectiva para que la armonía sea la principal característica de tu nuevo hogar, deberás enfrentarte a los problemas con tacto, diálogo y serenidad. Pero recuerda: debes enfrentarte a los conflictos no a las personas. Para ello, lo principal es respetar los tiempos. Estamos hablando de que en el bando contrario al problema está un niño, con un punto de vista totalmente distinto. Ha visto cómo sus padres se han separado, cómo se ha roto su núcleo familiar, por lo que para él este nuevo comienzo es todo lo contrario: el fin definitivo a recobrar su familia original. Este es el primer paso que deben dar los papás y sus parejas para normalizar la situación: explicar y comunicar al pequeño que existe una nueva persona importante en sus vidas. Es mejor decirlo que no que lo descubran por sí solos, dado que el grado de enfado y decepción será mucho mayor. 

Es tarea del progenitor preparar el terreno para establecer un vínculo previo del hijo con la nueva pareja y dejar que, poco a poco, ambos vayan estableciendo contacto antes de que se de un paso definitivo: la convivencia.

Aceptar y convivir con el hijo de mi pareja:Si están decididos a dar el paso y que la pareja conviva en un único hogar, deberéis solventar los problemas de organización. Estáis creando una nueva estructura familiar y eso no se puede hacer a las bravas. Cada familia, cada persona tiene sus propias normas de conducta, sus propios valores, sus propios métodos de organización. Es fundamental que dichas normas se apliquen para todos, indistintamente de si ambos aportan hijos al nuevo núcleo familiar o tan solo lo hace una de las partes. Este es uno de los puntos más cruciales, puesto que pueden salir los mayores roces entre los hijos y entre la pareja. Para solventarlo, es básica e imprescindible la comunicación, tanto entre la pareja, como entre los hijos de ambos.

Asimismo, si queréis evitar una mala convivencia deberas tener en cuenta que el niño está conviviendo en dos hogares distintos, por lo que los padres separados (por más mal que se lleven) tienen la obligación de establecer unas normas o reglas comunes, que puedan aplicarse en ambas casas. Este hecho es realmente importante para mantener la buena conducta del menor que, probablemente, está pasando por un cierto trauma. Si todos os ponéis de acuerdo, evitaréis que el pequeño se aproveche de cualquier situación tanto con el padre como con la madre. El objetivo es que la criatura lleve una vida ordenada, serena y tranquila, en la que todos debéis contribuir dejándole su espacio y su tiempo de adaptación y aceptación, aunque siempre poniendo límites.

Por otro lado, se debe hacer entender al pequeño que en el nuevo hogar debe reinar el respeto y debe entender quién tiene la autoridad. Es muy fácil que los niños recurran al "no eres mi padre/madre" para no acatar ciertas órdenes de la pareja de su padre/madre. Por todo ello, es importante que se genere un vínculo, un núcleo de confianza y un rol para cada miembro de la nueva familia.

Es importante que se mantenga una distancia emocional, sobre todo al principio de conocerse. Seguramente, te ha asaltado la pregunta ¿cuál es mi rol? No es tu hijo, no es tu colega, pero tampoco es tu enemigo. Crear un núcleo de confianza para que él se acerque a ti será vital, pero deberás dejar claro que tú también podrás marcar ciertos límites. Debéis convertiros en aliados, pero también establecer una relación de jerarquía o de respeto. El niño también deberá obedecerte, porque eres mayor. Compórtate de manera firme, pero con cierta flexibilidad y dale la posibilidad de hablar, de negociar. Si quieres convivir en armonía con el hijo de tu pareja, deberás aprender a escucharle y a empatizar con su situación. No obstante, todo esto no quiere decir que debas mostrarte demasiado permisivo. Aquí no vale el "le doy todo lo que quiere, así me lo gano". Debes darle apoyo efectivo y afectivo, sin que se sienta invadido o poderoso.


Situaciones típicas, soluciones prácticas:No hay que imponer el hecho de que la nueva pareja del padre o de la madre se convierta en el nuevo padre o madre del pequeño. En múltiples ocasiones, se tiende a sustituir un papel que no es el que corresponde. Debéis recordar que el niño ya tiene papá y mamá, por lo que la pareja del progenitor deberá tener otro lugar. Recuerda que imponer este rol a la pareja creará rechazo emocional por parte del menor. Lo natural es que le llame por su nombre de pila, sin que pase a ser la nueva mamá o el nuevo papá.

Por otro lado, si ambas partes tiene hijos de antiguas relaciones y los añaden a la nueva estructura familiar, se deberá establecer un acuerdo entre la pareja para actuar con todos del mismo modo. En numerosas ocasiones, surgen roces porque cada uno trata a sus hijos de forma distinta. Para evitar mal entendidos y conflictos innecesarios, hay que buscar el equilibrio de ambas partes para educar del mismo modo a los niños.


En el caso de que la tercera parte implicada, es decir, la ex pareja te esté poniendo la situación difícil respecto a su hijo, hay que evitar por todos los medios generar más presión y más conflictos. Por el bienestar y el equilibrio de tus hijos o de los hijos de tu pareja, deberás aprender a manejar los sentimientos a normalizar la situación, deberás aprender a relativizar y darle importancia a lo que realmente la tiene. No abras más la brecha. 

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