El
avance de la tecnología avanza día a día y la vida del ser humano ha cambiado
radicalmente: con el desarrollo del Internet y la aparición de las diferentes
redes sociales, ya no es la misma la forma de estudiar, informarse, proyectar y
relacionarse con los otros. Y
por supuesto, el cambio también afectó a las relaciones de pareja, tanto en sus
aspectos positivos como en los negativos.
Hoy
es posible intercambiar con la persona amada mensajes en todo momento, enviar o
recibir fotos o vídeos y hasta saber exactamente dónde se encuentra, pero
también es posible que ciertos sentimientos negativos afloren y encuentren los
medios para expresarse.
“Detectives”
del amor: Si
eres de las personas que no pueden resistir la tentación de revisar las redes
sociales y los equipos de tu pareja, formas parte de un gran grupo de personas
que lo hacen. En un estudio realizado en Reino Unido en el 2013, un 34 % de las
mujeres confesaron que espiaban a su pareja de esta manera. Este porcentaje saltó
al 62% cuando la encuesta se realizó en hombres.
Y un
dato revelador: el 31% de los encuestados dijo que, si se enterara que su
pareja lo espiaba, pondría fin a la relación.
Entonces:
¿por qué es tan frecuente esta conducta?
La
aparición de los celos es el motivo más frecuente. Si bien la dosis exacta
revela un genuino interés y un afecto sincero, su exceso puede directamente
caer en lo patológico y promover conductas censurables y negativas.
No
son raros los casos de personas que confiesan abiertamente revisar el
smartphone, tablet o notebook de su pareja para investigar sus redes sociales.
La causa puede ser diferente o más de una, ya sea para encontrar una prueba de
infidelidad, confirmar una sospecha o simplemente por curiosidad.
Esta
abierta violación de la privacidad de su pareja tiene muchísimos aspectos
negativos y censurables y trae más mal que bien a la relación y a ambos
integrantes de esta.
– Al
hacerlo, se comete una grosera intromisión a la intimidad y no es algo de lo
uno debería sentirse orgulloso. Constituye en sí una falta de respeto hacia tu
pareja.
– No
es la manera más adecuada y sana de despejar dudas o ratificar sospechas. En
todos los casos debe instaurarse un espacio de diálogo claro y sincero sobre
todos los temas, incluido este.
–
Esta conducta marca un alto nivel de desconfianza, exactamente lo contrario a
lo necesario para establecer una relación de pareja sana y sobre bases firmes.
Realmente revisar el celular, explorar las redes de tu pareja, queda patente
una total inseguridad sobre la otra persona y sobre la relación en sí, además
de marcar lo mismo sobre quien espía.
– Si
caes en esta conducta, plantéate por qué lo haces. ¿Te da tu pareja motivos
reales para dudar de el/ella?¿O simplemente son ideas que se te ocurrieron? Revisa
tus relaciones anteriores: ¿Hiciste lo mismo? Si no puedes manejar la
situación, consulta a un profesional.
–
Muchas veces esta conducta se ha instalado como un hábito por malas
experiencias anteriores y no precisamente por nada que haya sucedido con tu
actual pareja. No generalices, las personas no son todas iguales. Si estás
actuando por lo que te pasó antes, revisa tu forma de reaccionar ante estas
situaciones: no todas las personas son iguales, no proyectes tus problemas del
pasado en el presente, simplemente aprende de ellos para no volver a
repetirlos. Sana tus heridas, no las revivas permanentemente con conductas
negativas.
– En
estas “investigaciones”, normalmente “el que busca encuentra” y muchas veces no
es por algo real, sino que es tanta la ansiedad y la sospecha que todo se
malinterpreta para sostener la idea preconcebida. Así, un simple “hola” en el
messenger puede ser la confirmación de una oscura relación y una foto en un
perfil, la “prueba irrefutable” del engaño.
–
Contesta sinceramente: ¿Te gustaría que a ti te hicieran lo mismo” Recuerda lo
que reza el dicho: “no hagas a los demás lo que no quieres para ti”.
Entrometerse en la vida privada de otros no es algo recomendable y puede
generar más problemas y dudas que soluciones y confirmaciones. Piensa muy bien
lo que vas a hacer.
– De
alguna manera, uno construye su suerte y su destino. Si una creencia o una idea
es muy fuerte, finalmente se hace realidad… aunque sea en nuestro pensamiento.
Si crees que todas las personas engañan y que no hay ninguna relación de pareja
que puede ser transparente, es probable que precipites estos malos desenlaces.
La popular frase “de los cuernos nadie se salva” no tiene por qué ser
necesariamente verdad. Prueba cambiar tu forma de pensar y tu lenguaje, esto
finalmente incidirá en tu forma de establecer relaciones de pareja.
Si
ya estás actuando de esta manera, revisa en profundidad tu conducta, no la
perpetúes porque simplemente no lleva a nada bueno, tanto para ti como para tu
pareja. Si la relación no se edifica en la sólida base de la confianza, no
tiene mucho futuro y si continúa, solo pueden esperarse peleas, recriminaciones
y hasta agresiones.
Si
tu desconfianza es tal que te lleva a persistir, busca ayuda, esta conducta te
daña personalmente.
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