Todos
nos merecemos ser felices. Más allá de nuestros pesares y nuestras ideas, más
allá de que el concepto de felicidad pueda cambiar de cultura a cultura y de
persona a persona, los seres humanos buscamos esa sensación de plenitud y gozo.
Por
eso eso es que siempre nos preguntamos sobre ella. ¿Cómo encontrar la felicidad?
¿Qué hay que hacer para alcanzarla? ¿En dónde debemos buscar?
Estos
cuestionamientos forman parte de nosotros, desde tiempos inmemoriales y la
razón es simple: posiblemente no haya una respuesta, sino muchas y no serán
universales. Pero
si bien no hay fórmulas ni respuestas únicas, sí parece haber constantes sobre
este punto. Parecen ser muy simples, pero, como en muchos órdenes de la vida,
uno se da cuenta de su importancia cuando faltan.
Estos
son algunos de ellos:
Estar
rodeado de las personas que uno ama y que a su vez nos corresponden con el
mismo sentimiento, es uno de los elementos fundamentales para ser feliz.
Es
estar activo es uno de los componentes del ser feliz. La ociosidad, el no hacer
nada productivo, es un imán para los malos momentos.
Enlazado
con el punto anterior, es importante siempre buscar cosas nuevas que expandan
la mente y el corazón. Puede ser otro aspecto de nuestra actividad normal, pero
siempre el innovar hace ver la vida con otros ojos. Por supuesto que debe ser
una actividad que nos guste, aunque los demás la consideren inútil o superflua,
lo importante es lo que ella causa en ti. No esperes que al emprender te
resulte fácil: es de esperar que no lo sea, pero en esa misma dificultad debes
encontrar el encanto. Ya se trate de aprender un idioma o una actividad manual,
un deporte u otra cosa que te cause curiosidad e interés, persevera en ella y
recibirás a cambio una enorme satisfacción.
No
te aísles, conoce gente, preocúpate por los que tienes alrededor. El ser humano
es social y la mayor parte de sus logros y su bienestar viene de los demás y
cuando compartes las vidas de los demás. En este sentido, la tecnología parece
mostrarnos dos caras totalmente diferentes: nos permite mantener relaciones a
distancia e incluso recobrar otras que habíamos perdido, pero de alguna manera nos aleja de los que
tenemos más cerca, ya sea nuestros vecinos, compañeros de trabajo o nuestra
propia familia. Utiliza los medios tecnológicos, pero sin que interfieran en
tus relaciones más cercanas e impida el “cara a cara”.
Acepta
como una realidad los sinsabores de la vida. El miedo y la angustia, la ira y
la decepción, la sensación de fracaso, la tristeza y el desamor existen y están
ahí, no pretendas ignorarlos porque están allí y forman parte de nuestra
existencia. De alguna manera también te permiten apreciar mejor los momentos de
alegría y bienestar, cuando todo parece estar bien. La vida es una amalgama de
lo positivo y lo negativo, lo malo y lo bueno y los contrastes, acepta estas
dicotomías para poder ser feliz finalmente.
Recuerda
que nada dura para siempre, ni lo bueno, ni lo malo. Incluso tu mismo no
existirás más algún día, por lo que es importante que aprecies y disfrutes cada
momento, aunque no tenga tan buen sabor o aspecto en este momento. Los momentos
perdidos no se recuperan jamás, por lo que es importante que te dediques
simplemente a vivirlos.
Si
tienes problemas que te abruman y no puedes enfrentarlo solo, pide ayuda. Un
familiar o un amigo cercano pueden ser útiles, pero si no da resultado, acude a
un consejero religioso, si así lo determinas o a un experto en el área de la
psicología o psiquiatría. No te ruborices por tener que hacerlo, es algo normal
necesitar apoyo en ciertos momentos difíciles.
Aprende
a decir “no” cuando lo que te exijan va en contra de tus posibilidades o
convicciones. Hacer por obligación lo que no nos gusta es una fuente segura de
insatisfacción y a la larga puede traer grandes problemas emocionales e incluso
físicos. Trabajos extenuantes o actividades que hacemos solo porque todos lo
hacen, pueden llevar a un profundo desánimo.
Lucha
y aprecia la obtención del placer y la recompensa. Si bien debes encontrar
también la felicidad en el esfuerzo implicado en conseguir algo, no es menos
cierto que al llegar al logro se siente una satisfacción insuperable. Búscalo y
acostúmbrate a ello y recuerda que lo que se logra con trabajo y esfuerzo se
aprecia doblemente.
Reconoce
tus puntos fuertes y tus puntos débiles, nadie es bueno en todo o malo en todo.
A tus zonas de fortaleza cultívalas para que sean aún mejor y a tus zonas
débiles, préstales atención y esfuerzo para superarte. Analízate pero no seas
excesivamente riguroso contigo mismo, recuerda que nadie es perfecto y tú no
eres la excepción.
La
felicidad está al alcance de cada uno y no depende de la existencia o no de
problemas, sino de cómo los enfrentemos.
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