Cuando
el entusiasmo no pasa más allá de la atracción física, donde el término
involucra el contacto de ambos cuerpos y la búsqueda del placer, “tener sexo”
alcanza para cubrir el rango de las definiciones sin acepciones literarias ni
poéticas que lo acompañen. Cuando los sentimientos entran a integrarse a ese
tablero donde el juego impuesto por dos cuerpos tiene un aderezo esencial que
hará que el sexo sea una conexión física que implique abrir el alma en cada
partida, “hacer el amor” parece ser la expresión apropiada.
Lo
físico y lo emocional marcan la diferencia: Hacer
el amor es para los que están acostumbrados al sexo ocasional, una expresión
con la cual no se identifican. Sin embargo, para los enamorados el romanticismo
forma parte de esa ecuación, pues para ellos no es algo pasajero, todo apenas
está empezando y el sexo forma parte integral de ese todo. Para quienes están
enamorados esa conexión especial que se logra en el sexo solo es posible cuando
los sentimientos están involucrados. Estos dos términos fuertemente ligados,
como definición de un mismo concepto no son lo mismo cuando no se pone en juego
el corazón y todo lo que implique librar las emociones más profundas.
Hay
parejas que prefieren que el sexo no cobre más importancia que lo físico, que
le temen a lo que puede provocar en ellos despertar los sentimientos, pues no
solo puede cambiarles la manera de sentir y de vivir su relación, sino que es
probable que le tengan cierto temor a lo que puedan llegar a sentir, el miedo a
despertar sus emociones.
Probablemente,
aunque se trate de una pareja estable, harán el amor en algunas ocasiones y en
otras tendrán sexo. Habrá momentos en los que el amor y el romanticismo sean
los que provoque el encuentro sexual y en otras situaciones, acudirá a la cita,
la pasión, el fuego y las emociones a flor de piel, donde la búsqueda del
placer para ambos será el objetivo único, desde que los juegos de seducción
comiencen hasta que todo acabe. Pero hay algo no menos cierto, cuando dos
personas que ya han involucrado los sentimientos sea el momento que sea, el
lugar, la ocasión y el tiempo que dure el acto sexual, siempre será el amor el
que despierte sus más profundas emociones y la pasión tendrá un sentido mucho
más significativo. Pues la confianza, el sentirse cómodos en pareja y seguros
no siempre son factores presentes en el sexo ocasional.
Hay
quienes creen que el romanticismo conjuga la preparación de un lugar especial,
como una chimenea encendida en una cabaña y a la luz de las velas. Pero el
romanticismo puede darse en cualquier escenario, en cualquier circunstancia en
la que dos personas enamoradas deciden entregarse en cuerpo y en alma a los
placeres de la intimidad cuya unión más intrínseca está sellada por el amor.
Lo
cierto y lo concreto es que la búsqueda del placer así sea con una pareja
estable, si estamos enamorados, como cuando solo se trata de una pareja
ocasional, sexo casual, son igual de válidos, se sienten y se liberan las
mismas energías, las mismas emociones.
Hacer
el amor, entonces, involucra sentimientos, dos personas que se aman y se
permiten darle riendas sueltas al amor, donde el sexo cobra un significado
especial para ambos, pues el placer que sientan en la intimidad tendrá siempre
un fondo, una profundidad en donde la pasión se disuelva en la emoción que ha
superado la barrera de lo físico y se ubica en otro plano.
Quizás
la diferencia entre tener sexo y hacer el amor, radique en ese sentido más
profundo, pues las reacciones físicas son las mismas, las ansias, los orgasmos,
la pasión, todo es exactamente igual, pero cuando el sentimiento se involucra
la intensidad de lo que se puede llegar a sentir a la hora del placer, puede
llegar a ser mucho más intenso.
Pueden
sentirse al mismo tiempo, pero puede que no. No son lo mismo, el fin ni las
circunstancias son las mismas. No es que la aclaración deba hacerse como una
condición obligatoria a la hora de la intimidad, sino que simplemente es
importante que sepas lo que quieres de la persona con quien estás, que no
confundas las emociones, es bueno que identifiques que lo que buscas tú es lo
mismo que busca tu pareja de ti. Pues las confusiones pueden resultarte
dolorosas. Tener las cuentas claras a la hora del sexo permitirá que después de
los recuentos y los tantos, tú como él disfruten a pleno de ese momento.
Woody
Allen expresó al respecto: “La respuesta está en el amor, pero mientras esperas
la respuesta, el sexo detona algunas buenas preguntas”.
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