jueves, 28 de septiembre de 2017

Depresión y ansiedad signos de lucha, no de debilidad

Es muy común que se considere a las personas que padecen ansiedad o depresión como “débiles” o de alguna manera débiles. Ambas condiciones son muy comunes y de hecho, la mayoría de las personas que las han sufrido en alguna situación de la vida ya sea por problemas de dinero o de amor, una situación en el trabajo o con la familia.

Otro aspecto importante es que puede afectar a personas de cualquier edad, ya sea hombre o mujer y existe sobre ellas un estigma, una marca social, son dolencias que normalmente no se admiten y de las cuales se habla en voz baja. Se considera que estas personas tienen un “carácter débil” o “inferior” y se tiene la convicción de que las personas con ese tipo de problemas emocionales son diferentes y no están preparados para muchos tipos de trabajo o para mantener una relación afectiva.

No resulta extraño escuchar frases como :relájate”, “no es para tanto”, “empieza a espabilar, la vida no es esto”, “no tienes razones para llorar”, “comienza a madurar”, etc. Sin tener malas intenciones, provocando un efecto totalmente opuesto al buscado, no dan al dolor emocional su debida importancia.


En realidad, ser ansioso o depresivo no significa tener carácter débil o inferior. Tampoco implica una condición de inestabilidad constante y no es de ninguna manera una circunstancia que determine que la persona no está apta para realizar una actividad laboral.ambas son reacciones a las diferentes situaciones por las que se atraviesa y pueden considerarse una reacción de lucha y fuerza, más que debilidad.

Cómo enfrentarlas: Lo primero es no ignorar la situación, muchos simplemente la niegan y en muchos casos, se embarcan en múltiples actividades que le abarcan todas las horas y evitan un momento a solas. No es raro encontrar personas que pasan sus horas con salidas y situaciones de diversión constante que “enmascaran” su verdadero sentir, a veces inclusive con conductas de ingesta de medicamentos o alcohol. Estas situaciones no hacen más que diferir el momento de asumir y normalmente, cuanto más se posponga se puede agudizar mas la condición.

El dolor emocional no debe esconderse:No por esconder la suciedad bajo la alfombra ella deja de existir. Así como tratamos un dolor de cabeza o de estómago, debe asumirse y buscar la manera adecuada de enfrentarlo. ¿Qué ocurre si dejamos a una pequeña herida sin atención? Pues probablemente se infectará y la situación se agravará.

Los problemas emocionales, al igual que cualquier clase de problemas, no se arreglan solos. No debemos dejar pasar el tiempo pensando que se solucionarán, porque es más que posible que en realidad se agraven y sean más difíciles de enfrentar.

Es necesario darle a cada circunstancia el valor y la importancia que realmente. Se deben identificar las situaciones que nos generan conflicto, para erradicarlos o manejarlos de manera que nos permitan llevar una vida sin ansiedad y sin depresión.

Es importante no sentir vergüenza al hablar de esto:Si tú eres el que padece ansiedad o depresión, recuerda que no es algo “raro”, sino que es algo que afecta a muchísimas personas. Si tienes que ayudar a alguien en esa situación, en todo momento debe entender que es una reacción y que tiene solución.

Ansiedad: una “montaña rusa” de emociones: Los sentimientos de la persona con ansiedad pueden equiparse a los que se sienten al viajar en una montaña rusa; terror, frenesí y la sensación de que nada ni nadie puede detenerla, de estar totalmente expuesta y sin la posibilidad de frenar ni manejar la situación. Las consecuencias no son solo psíquicas: el corazón y el pulso se acelera, puede haber mareos y hasta desmayos.

Pero la montaña rusa en algún momento se detiene, recuerda: ninguna situación es eterna! Una gran diferencia entre la ansiedad y la montaña rusa es que en esta última la persona no tiene el más mínimo control sobre el juego. En cambio, en la ansiedad, puede tomar las acciones necesarias y que le permitirán salir de ella.

Depresión: cuando todo se ve oscuro: En la depresión, los problemas y las frustraciones de la vida diaria interfieren en la vida presente de la persona, causando tristeza, melancolía e infelicidad. En los casos extremos, empieza a perder interés en todas las cosas, como las relaciones afectivas (pareja, familia o amigos), desempeño en el trabajo, hobbies, entre otros.

Nadie está a salvo: niños, jóvenes y adultos mayores están expuestos a padecerlas. Si la persona sola no encuentra la forma de salir de ella, es importante acudir a quien pueda ayudarlo, ya sea que se trate de un allegado o de un profesional.

Como vemos Existe un falso concepto de que la ansiedad y la depresión son signos de debilidad y de incapacidad para la vida. Pero no, una persona con ansiedad, depresión o síntomas mixtos NO está loca ni es débil, o inferior.

Nuestra sociedad aún piensa que los problemas emocionales y psicológicos son sinónimos de fragilidad y vulnerabilidad, tenemos que tener presente que nadie está libre de que le toque en algún momento de su vida así que pongamos atención, informémonos y tratemos de no juzgar ¡

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