Es muy común que se
considere a las personas que padecen ansiedad o depresión como “débiles” o de
alguna manera débiles. Ambas condiciones
son muy comunes y de hecho, la mayoría de las personas que las han sufrido en
alguna situación de la vida ya sea por problemas de dinero o de amor, una
situación en el trabajo o con la familia.
Otro aspecto
importante es que puede afectar a personas de cualquier edad, ya sea hombre o
mujer y existe sobre ellas un estigma, una marca social, son dolencias que
normalmente no se admiten y de las cuales se habla en voz baja. Se considera
que estas personas tienen un “carácter débil” o “inferior” y se tiene la
convicción de que las personas con ese tipo de problemas emocionales son
diferentes y no están preparados para muchos tipos de trabajo o para mantener
una relación afectiva.
No resulta extraño
escuchar frases como :relájate”, “no es para tanto”, “empieza a espabilar, la
vida no es esto”, “no tienes razones para llorar”, “comienza a madurar”, etc.
Sin tener malas intenciones, provocando un efecto totalmente opuesto al
buscado, no dan al dolor emocional su debida importancia.
En realidad, ser
ansioso o depresivo no significa tener carácter débil o inferior. Tampoco
implica una condición de inestabilidad constante y no es de ninguna manera una
circunstancia que determine que la persona no está apta para realizar una
actividad laboral.ambas son reacciones a las diferentes situaciones por las que
se atraviesa y pueden considerarse una reacción de lucha y fuerza, más que
debilidad.
Cómo enfrentarlas: Lo primero es no
ignorar la situación, muchos simplemente la niegan y en muchos casos, se
embarcan en múltiples actividades que le abarcan todas las horas y evitan un
momento a solas. No es raro encontrar personas que pasan sus horas con salidas
y situaciones de diversión constante que “enmascaran” su verdadero sentir, a
veces inclusive con conductas de ingesta de medicamentos o alcohol. Estas
situaciones no hacen más que diferir el momento de asumir y normalmente, cuanto
más se posponga se puede agudizar mas la condición.
El dolor emocional
no debe esconderse:No por esconder la
suciedad bajo la alfombra ella deja de existir. Así como tratamos un dolor de
cabeza o de estómago, debe asumirse y buscar la manera adecuada de enfrentarlo.
¿Qué ocurre si dejamos a una pequeña herida sin atención? Pues probablemente se
infectará y la situación se agravará.
Los problemas
emocionales, al igual que cualquier clase de problemas, no se arreglan solos.
No debemos dejar pasar el tiempo pensando que se solucionarán, porque es más
que posible que en realidad se agraven y sean más difíciles de enfrentar.
Es necesario darle a
cada circunstancia el valor y la importancia que realmente. Se deben
identificar las situaciones que nos generan conflicto, para erradicarlos o
manejarlos de manera que nos permitan llevar una vida sin ansiedad y sin
depresión.
Es importante no
sentir vergüenza al hablar de esto:Si tú eres el que
padece ansiedad o depresión, recuerda que no es algo “raro”, sino que es algo
que afecta a muchísimas personas. Si tienes que ayudar a alguien en esa
situación, en todo momento debe entender que es una reacción y que tiene
solución.
Ansiedad: una
“montaña rusa” de emociones: Los sentimientos de
la persona con ansiedad pueden equiparse a los que se sienten al viajar en una
montaña rusa; terror, frenesí y la sensación de que nada ni nadie puede
detenerla, de estar totalmente expuesta y sin la posibilidad de frenar ni
manejar la situación. Las consecuencias no son solo psíquicas: el corazón y el
pulso se acelera, puede haber mareos y hasta desmayos.
Pero la montaña rusa
en algún momento se detiene, recuerda: ninguna situación es eterna! Una gran diferencia
entre la ansiedad y la montaña rusa es que en esta última la persona no tiene
el más mínimo control sobre el juego. En cambio, en la ansiedad, puede tomar
las acciones necesarias y que le permitirán salir de ella.
Depresión: cuando
todo se ve oscuro: En la depresión, los
problemas y las frustraciones de la vida diaria interfieren en la vida presente
de la persona, causando tristeza, melancolía e infelicidad. En los casos
extremos, empieza a perder interés en todas las cosas, como las relaciones
afectivas (pareja, familia o amigos), desempeño en el trabajo, hobbies, entre
otros.
Nadie está a salvo:
niños, jóvenes y adultos mayores están expuestos a padecerlas. Si la persona sola
no encuentra la forma de salir de ella, es importante acudir a quien pueda
ayudarlo, ya sea que se trate de un allegado o de un profesional.
Como vemos Existe un
falso concepto de que la ansiedad y la depresión son signos de debilidad y de
incapacidad para la vida. Pero no, una persona con ansiedad, depresión o
síntomas mixtos NO está loca ni es débil, o inferior.
Nuestra sociedad aún
piensa que los problemas emocionales y psicológicos son sinónimos de fragilidad
y vulnerabilidad, tenemos que tener presente que nadie está libre de que le
toque en algún momento de su vida así que pongamos atención, informémonos y
tratemos de no juzgar ¡
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