Nos marcan estereotipos de cómo ser y como vernos bien, pero no es más que la idea de una persona que se atrevió a escribir algún día que para lograr algo, debes hacer ciertas cosas y que así debemos vivir.
No creas todo lo que te dicen, no creas todo lo que lees porque nadie puede pensar y sentir por ti más que tú. Dime, ¿cuándo fue la última vez que te viste al espejo?, no para peinarte, no para sacarte una foto, cuando fue la última vez que viste tus lunares o la resequedad en tu piel, cuando fue la última vez que viste que tenías una peca en la nariz, cuando fue la última vez que viste que tienes una rodilla más chueca que la otra, cuando fue la última vez que te viste fijamente y dijiste “te amo”.
No necesitas que un hombre o mujer que te diga te amo, no necesitas detalles costosos o un enorme ramo de rosas rojas, tu no necesitas que un hombre o mujer te haga feliz ni te dibuje historias perfectas, no necesitas creer que el sexo opuesto es indispensable, quítate la venda; tú eres más que eso, eres momentos, recuerdos, olores y sabores.
Eres lo más hermoso que Dios pudo crear, eres creador@ de vida y de amor. Creo fielmente en que cada uno acepta el amor que cree merecer, pero el día que dejes de vivir por alguien, cuando evites que alguien piense por ti y tu tomes tus propias decisiones, ese día la vida te dará los mejores momentos, el día que puedas verte al espejo y decir “Me amo con todo lo que tengo y lo que soy” ese día estarás más cerca del objetivo y del mayor éxito de la vida, que es ser feliz.
No es lo mucho que tienes, es lo mucho que haces con lo que tienes. Tu belleza no depende de tu ropa de marca, ni de los likes en redes sociales, no depende si te juntas con los más populares del colegio, depende del amor que tienes por ti.
Cuando te pierdas y te encuentres, cuando creas que todo está oscuro y difícil, recuerda que las estrellas brillan en la noche. Cuando te permitas amarte, empezaras a amar la vida; y la misma vida… te dará lo mejor de ella.
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