viernes, 6 de octubre de 2017

5 formas en las que te engañas a ti mismo en una relación que no funciona

Las relaciones humanas son elementales para la vida, pero también son una fuente de problemas. Lo cierto es que tienen tal relevancia en nuestra cotidianeidad, que es un factor que determina, por ejemplo, nuestro estado de ánimo. Cuando nuestras relaciones están mal, nos sentimos tristes y estresados.

Entre ellas, las relaciones románticas tienen un peso especialmente fuerte. La necesidad de sentirnos queridos hace que depositemos en este tipo de relaciones muchas expectativas.

Además están los sentimientos: cuando nos enamoramos, queremos estar para siempre con esa persona.


El problema es cuando nos encontramos con alguien que no busca lo mismo que nosotros en ningún aspecto. Entonces, puede que comencemos a experimentar algunas de estas señales: son las que indican que no deberías perder tiempo, porque no va a funcionar.

No hablas de tus planes a futuro:Cuando conoces a alguien que realmente te gusta, empiezas a fantasear con el futuro que ambos tienen juntos. Los más creativos puede que hasta le pongan nombre a sus hipotéticos hijos; pero sin ir a ese extremo, siempre se sueña con proyectos conjuntos.

Sin embargo, en una relación que no va a funcionar, tú no le cuentas esos planes. Puede que la otra persona no sea muy comunicativa en ese aspecto, y temes que si sacas el tema del futuro todo se puede acabar. Entonces, prefieres que cada uno mantenga su individualidad, y sólo se crucen cuando se desean.


Sin embargo, tener planes al menos en el futuro inmediato es fundamental para que la relación funcione. Compartir alguna salida con personas del entorno del otro, planear una escapada juntos, o hasta soñar con grandes aventuras.

Si no son capaces de hablar sobre lo que quieren hacer juntos a futuro, es que alguno de los dos no ve ningún futuro.

Dejas de ser quien eres:Es difícil encontrar a alguien que ame absolutamente todo de ti. Seguramente, hasta a la pareja más ideal, habrá cosas que no le gusten de tu personalidad. Sin embargo, en una relación con futuro, las personas se aceptan, incluso con las cosas que no les gustan. Si para mantener la relación debes dejar de lado quien eres, y cambiar lo que al otro no le gusta, definitivamente es una relación sin futuro.


Puedes hacer algunos pequeños cambios en tu vida para adaptarte a otra persona, pero no puedes cambiar tu interior o lo que realmente te apasiona y te hace feliz. Si empiezas a hacerlo, al final, la relación igual terminará, pero tú estarás cargado de angustia.Si la persona con la que estás te obliga a cambiar quien realmente eres, esa relación no tiene futuro.

Dices siempre que sí:Si siempre debes dejar de lado tus propias opiniones para mantener la relación, es que no va a funcionar. Las relaciones que funcionan son aquellas donde ambos tienen el mismo espacio para elegir y opinar.

Cuando la única posibilidad para seguir al lado de alguien es ceder en todo, y guardarte para ti lo que realmente quieres, es que estás en un callejón sin salida. ¿Cuánto tiempo se puede sostener una relación en esos términos? Sin duda, no por mucho.


Ves sólo lo que quieres ver:Para todo lo que la otra persona hace, encuentras una justificación que te conviene. Aunque no te guste, aunque te haga sufrir. No quieres aceptar que la otra persona no tiene los mismos objetivos que tú, o que ve las cosas diferentes. Entonces, empiezas a encuadrar todo desde tu propio punto de vista.

Justificar lo que no te gusta para seguir estando al lado de esa persona es una trampa que te pones a ti mismo, pero la verdad es que a medida que pase el tiempo, se hará cada vez más insostenible. Es lo mismo que en el punto 2, pero al revés: si realmente quieres estar con una persona, debes aceptar que tiene muchas cosas que no te gustan.

Si no eres capaz de hacerlo, lo mejor es que la relación termine antes de que se hagan daño. En cambio, si aceptas al otro tal y como es, siendo realista, y aún así quieres seguir la relación, es más posible que salga adelante.


No aceptas tu parte:Cuando la relación ya no está funcionando, crees que es culpa de la otra persona. Quizá te fue muy clara en sus intenciones, pero tú decidiste seguir igual y ahora no te sientes cómodo.

Aceptar tus propios errores, es la mejor manera de llevar la relación a un buen punto, sea este continuar o terminarla. Si no lo haces, seguirás enredado en una relación sin futuro, creyendo que todo está en manos del otro.Al final, siempre se trata de lo mismo: aceptar las cosas como son, con su responsabilidad y la tuya, y con todas las cartas sobre la mesa.

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