“Dicen
que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores: uno con el que te
casas o vives para siempre, puede ser el padre o la madre de tus hijos…Esa
persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu
vida junto a ella..
Y
dicen que hay siempre, un segundo amor una persona que perderás siempre,
alguien con quién naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la
química escapan de la razón y te impedirán siempre, alcanzar un final feliz.
Hasta
que cierto día dejarás de intentarlo…Te rendirás y buscarás a esa otra persona
que acabarás encontrando, pero te aseguro que no pasarás ni una sola noche, sin
necesitar otra beso suyo o tan siquiera discutir una vez más.
Ya
sabes de quién te estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, te ha
venido un nombre a la cabeza. Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir,
conseguirás encontrar la paz (será sustituido por la calma), pero te aseguro
que no pasará ni un solo día en que desearás que este aquí para perturbarte.
Llegaste
a mí sin apenas proponértelo, me tocaste y ya nada volvió a ser igual. Recuerdo
que durante aquellos días la vida era otra cosa, los colores eran más intensos
y los olores más vivos.
No
sé, creo que hay amores que lo ponen todo del revés, y tú tienes el título del
más desordenado. El caso es que yo nunca quise volver a darle la vuelta a mi
mundo ni ponerlo todo en orden, pero se ve que la inercia y la rutina a todo te
hacen acostumbrarte.
Eras
mi causa y mi efecto, eras quien provocaba a mi volcán, eras mi acompañante en
la vida, mi hielo y mi fuego, mi playa y mi mar.
El
hilo rojo que nos unió
Dice
mi sombra que ya no nos parecemos
Que
por más que me sigue no cuadra el paso
Que
ahora encajo contigo
Que
tiene celos, dice
No
sé si a ti y a mí nos unió el hilo rojo del destino o todo tiene que ver con el
azar, lo que sé es que de todas las personas del mundo fuimos tú y yo en aquel
lugar. Eso me hace creer en que el culpable fue un señor con sombrero que unió
nuestro corazón con un cordón invisible en una noche de luna llena.
Hemos
llegado hasta aquí porque nos lo hemos merecido. Porque hemos sido hábiles,
porque nos amamos en conjunto y por separado. El desenfreno, el romanticismo y
el compromiso dieron paso a dos almas a acompañarse por siempre.
Nos
encontramos en la pasión desmedida, en el corazón desbocado, en el desengaño de
cuando no todo es ya ideal, en la ilusión de un nuevo comienzo, en la
convivencia, en la confianza, en lo efímero y en lo real.
Hemos
recreado verdaderos campos de batalla. Hemos llegado al fin del mundo. Nos
hemos abandonado. Hemos vuelto. Hemos ahogado a nuestras mariposas
Y es
que si algo nos ha quedado claro es que en el amor hay de todo, pero sobre
todo, pasiones, enredos y perdón. Porque la pareja perfecta no tiene porqué ser
aquella que siempre permanece unida, sino aquella que se siente como ideal.
Sé
que desde el minuto 1 estabas destino a ser esa persona a la que iba a perder
para siempre…
Te
voy a querer siempre
“Lo
esencial es indefinible.
¿Cómo
definir el color amarillo, el amor, la patria, el sabor a café?
¿Cómo
definir a una persona que queremos?
No
se puede”.
J.L.
Borges.
Hay
besos que son tan fugaces que tengo que pedirles que vuelvan a pasar. Ahora a
todo le pongo puntos suspensivos, porque sé que continuará y que siempre puedo
hacer interminables mis momentos contigo.
Da
igual el tiempo que pase, si las pasiones ya no nos aprietan, siempre estarás
en la zona reservada de mi corazón. En esa en la que el amor no se tiñe de colores,
sino de intensidad. Y es que además lo nuestro no fue breve, fue eterno.
Por
todo esto, por lo que se fue y no volverá, por lo que vendrá… Fue un amor
conocerte, placer de mi vida…
No hay comentarios:
Publicar un comentario