La
resiliencia, según la definición de la Real Academia Española de la Lengua es
la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y
sobreponerse a ellas, pero en psicología añadimos algo más al concepto de
resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis o
situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos salir
fortalecidos de ellas.
La
resiliencia implica reestructurar nuestros recursos psicológicos en función de
las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera, las
personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades que
les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas situaciones
para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para
las personas resilientes no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Y no
se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera diferente
y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después de la
tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por su
buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo que
han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.
¿Qué
caracteriza a una persona resiliente?
Las
personas que practican la resiliencia:
1.
Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es
un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las
personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son
sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos.
De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta
sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para
conseguirlas.
2.
Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a
intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca a volverá a ser el
mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su
experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
3.
Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y
limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer.
Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten
seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia
del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es
necesario pedir ayuda.
4.
Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la
vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las
personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no
desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar
un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y
que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a
una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
5.
Practican la conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica
milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente
presentes, de vivir en el aquí y ahora y de tienen una gran capacidad de
aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una
fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su
cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las
experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho.
Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para
asombrarse ante la vida.
6.
Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las
personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades,
los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no
sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni
negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de
los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado
optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su
jornada, el día siguiente puede ser mejor.
7.
Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican
la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean
de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos
que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una
sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
8.
No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de
tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de
nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos
sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que
es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la
incertidumbre y se sienten cómodos aunque no tengan el control.
9.
Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen
una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también
tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus
metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre
están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente
a sus planes iniciales o a una única solución.
10.
Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean
flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las
distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en
que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la
corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca
que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
11.
Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las
personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la
adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada
porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse
en los aspectos positivos de las situaciones.
12.
Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes
pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo,
para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en
buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.
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