En
una relación de pareja existe una zona gris entre el cariño y la rutina donde
las “pequeñas agresiones” pueden llegar a ocupar espacio sin pretenderlo. Estas
agresiones, más tarde o más temprano van desgastando a la pareja y limando lentamente
el estado de ánimo de quien se siente disminuido por las constantes ofensas
que, aunque sean leves, y barnizadas de un tono gracioso,pueden llegar a abrir
heridas profundas.
¿Qué
son las microagresiones?: Se
trata del maltrato psicológico que llamamos encubierto en razón de que deviene
de pequeñas y circunstanciales agresiones verbales por parte de los cónyuges,
que se dan en el día a día, en el seno de la vida cotidiana, pero que se van
haciendo costumbre, a tal punto de que comienzan a formar parte de la rutina en
detrimento de la autoestima.
Lastimosamente,
no nos resulta fácil tomar conciencia del nivel de gravedad. Son maltratos que
no dejan huellas físicas, no se ven, no asustan y quizás sin nos sentimos mal y
lo comentamos con las personas de nuestro entorno, pero nos toman en sorna. No
lo sabemos hasta que nuestra relación alcanza un desgaste tal que ya no tiene
retorno.
Por
ejemplo, algún tipo de sarcasmo como “no pasa un solo día sin que me regales
una torpeza nueva”, “déjame a mi hacer eso, tú eres un desastre” (y la frase de
remate: “te lo digo con cariño”).
Estas
y muchas otras similares, son circunstancias que se suscitan a diario y se
confunden con cariño, pero van siempre camino a generar un cansancio para la
persona afectada.Te
contamos más acerca de estas prácticas dañinas de las que es necesario tomar
conciencia.
Elementos
característicos de las microagresiones: Recuerda
siempre que el principio y cimiento de toda relación siempre fue el respeto.
Nuca olvides que el respeto y la comprensión son bastiones y sostén de toda
relación, si ello no existe, el amor se desmorona.Cuando
esto se ausenta o disminuye, todos los demás elementos que sostienen la
relación también comienzan a caer pues, la conexión de la pareja se estrecha
como ese vínculo que hacía que se sientan tan cómodos estando juntos. Todo
empieza a caer.
Todos
los factores con los cuales construimos nuestra relación conforman un engranaje
perfecto donde la pareja crece dentro de ese clima de armonía que se ha generado.
Cuando las asimetrías surjan, porque siempre existen, ese engranaje que han
logrado será el responsable de asegurar la armonía en la pareja. Pero si hemos
roto ese equilibro y quebramos esa membrana que nos mantiene unidos, todo será
vano intento.
La
actitud de desaire:Es,
palabras más, palabras menos, el desinterés declarado y constante hacia la
pareja. Aquí el flujo de las microagresiones circulan permanentemente, pues
forman parte de la rutina.
Por
ejemplo, en el momento en que delante de los demás maltratamos con sarcasmo e
ironías a la pareja, ya la falta de respeto está declarada, pues hemos sacado
la mala costumbre fuera de la privacidad de la pareja, y es signo de que no nos
importa.Jamás
te haces un tiempo para pasar con la pareja sobre todo si es para algo que le
gusta hacer. Ya es casi una actitud inconsciente. No lo has tenido en cuenta,
pero para el otro jamás hay espacio ni lugar.
Los
detalles no existen. Toda la vida entre ambos se vuelve plana, monótona, jamás
detalles, ni sorpresas, todo está mecanizado.Hacerle
sentir que es ridículo lo que piensa y lo que le gusta. Nunca le das la opción
de que pueda disfrutar de algo que le interese porque a ti te parece ridículo e
ingresas al otro al terreno de la burla. ¿ Te gusta ese tipo de películas? ¿
Como puedes leer novelas románticas?
Degradar
a la pareja:Es
natural oír, decir, observar estas conductas, pues es lo más corriente entre
las parejas: tratar al otro de torpe es casi normal y pasa desapercibido
mezclado con demostraciones de afecto. Sucede que, a diario, la persistencia se
vuelve sumamente negativa para quien recibe esta agresión innecesaria.
Pareciera que contiene algo de afecto, pero no es así, es una desconsideración
inconsciente hacia el otro.
“No
cocina nada, mejor lo hago yo, hasta el huevo duro se le quema”, “se le rompe
todo, tengo que hacerlo todo yo”. Que frases tan comunes pero muy
significativas. No es fácil tomar conciencia del daño que ocasionan moralmente
a la pareja cuando esta y muchas otras expresiones son dichas a diario,
permanentemente. Es como hincar todo el tiempo con lo más punzante en el mismo
lugar, todos los días, termina generando un fastidio y una degradación de la
persona que se pudo evitar.
Ausencia
de una confianza plena:Además
de la degradación creciente en total detrimento de la autoestima, cuando vamos
percibiendo que esto nos está sucediendo, pasado ya algún tiempo, lo que surge
es una suerte de desconfianza hacia esa persona a quien estuvimos alguna vez
plenamente entregados. Muchos son los cambios y las variaciones en nuestras
concepciones internas, las relaciones interpersonales y sin lugar a dudas, en
todo lo que respecta a la pareja: empezamos a sentirnos diferentes con el otro.
La
inseguridad nos gana la partida:Dejamos
deliberadamente de hacer cosas solo porque sabemos que nuestra pareja va a
enunciar algún tipo de reproche.
La
forma de referirse que tiene la pareja se basa en la ironía, entonces dejamos
de tener una comunicación fluida con la pareja, ya no le decimos todo o no hablamos
ni de nuestros proyectos porque nos supeditamos a que nos responda con una
agresión.
Lo
que sucede normalmente es que a la persona agredida le toma mucho tiempo
reaccionar y mostrarse molesta verdaderamente por tanta ofensiva sutil pero
permanente. Es que estamos culturalmente acostumbrados a la concepción de que
solo los golpes son agresiones y no es así. La agresión también puede ser
verbal, el daño psicológico que nos puede generar también es importante y
debemos prestarle la debida atención.
Las
consecuencias que sufre una persona afectada por las microagresiones pueden ser
muchas, se siente despreciada, pues no se la toma en cuenta o todo está mal en
ella. Le cuesta ser ella misma, trata de ocultar esa parte de sí que el otro le
hace sentir que está mal y eso le resta la libertad de mostrarse como es.
Recuerda
que nadie tiene derecho a insultarte, aunque parezca con cariño. Aprende a
identificar tus emociones, tu personalidad. Tú tienes las riendas de tu vida,
si algo te molesta en el lugar donde estás y estés al lado de quien estés, no
te quedes allí. Toma conciencia de quién eres y date el valor que sabes que
mereces.
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