Cuando
alguien te lastima o te hace daño, genera su propia siembra y cosechará su
maldad multiplicada, a su tiempo. Cuando alguien va por la vida lastimando al
otro, crea su propio Karma y para que esto pase, tú no tienes que hacer nada.
Dios se encarga de poner a las personas en su lugar. Ahora, si tú reaccionas
con maldad o venganza por el daño que te hicieron, también creas tu propia
siembra y el Karma que algún día también te alcanzará.
Cuando
tú confías en la justicia divina, no importa que el mundo te quiera aplastar o
destruir. Lo intentarán una y otra vez, pero nada podrán. Por eso es mucho
mejor perdonar y vivir en paz dejándole todo el permiso a Dios para que haga
las cuentas y pase factura.
Hay
gente que lastima sin compasión, botando odio por los poros en cada lugar por
donde pasan. Este tipo de gente, pasa sembrando mucho dolor y amargura al
prójimo y creen que podrán escapar ligeros de las consecuencias de sus actos.
Pero, la verdad es que de este planeta nadie se va con vida y nadie se va sin
pagar sus deudas. Algunos les ponen el nombre que antes he dicho: Karma; otros,
como yo, lo llamamos las leyes de Dios.
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