Cuando
un mal amor se termina, al principio nos da mucho miedo, porque a pesar de
sufrir tanto, parece que es el fin del mundo. Poco después nos damos cuenta que
no era el fin, era el momento para aplaudirle por haberse ido: era el principio
de la felicidad. Principio del formulario Cuando se acaba una relación y se da
un portazo al amor, es normal sentirse angustiado y pensar que estamos ante el
fin del mundo.
¿Le
pasa esto? No entre en pánico. La soledad y la tristeza pueden aparecer en su
vida al principio, pero no deje que se adueñen de su vida, al revés, aproveche
una ruptura para centrarse en el futuro. Por lo general, las personas no pueden
salir de una relación nociva o tóxica. Suelen pelearse se dejan de hablar y
luego se calman hasta que detone otro conflicto.
Así
se la pasan, de discusión en discusión y se acostumbran en medio de una
relación que de alguna manera no se quiere estar pero tampoco se sabe cómo
salir. Siempre hay que hablar de esa lista que permite que la mente encuentre los
motivos necesarios para liberarse de la relación en la que ya no se quiere
estar.
Uno
repite los procesos y como ya se conoce el camino se vuelve a hacer una y otra
vez. Qué preguntas incluyen esa lista, por ejemplo, responda: ¿Quiero estar con
esta persona? ¿Me trata bien? ¿Me grita? ¿Siento que me aprecia y muestra su
cariño? ¿Me gusta como es en la cama? ¿Le interesa mi trabajo? ¿Es infiel?
¿Valora mi esfuerzo en la cocina? Uno comienza a repasar esa lista y a
responder las preguntas que el cerebro afronta con razones y empieza la mente a
cambiar la voluntad. A ver más claro, sin ilusiones.
Al
poco tiempo uno ya dice: ¿qué hago yo aquí? Ya tiene suficiente motivos para
cambiar la realidad en la que ya no se puede estar o no se quiere estar. Si no
se hiciera esta lista uno empieza a olvidarse de esas condiciones importantes
que no se cumplen pero que aún me hacen seguir estando allí con ganas de volver
a intentar algo que ya no tiene raíz. Obviamente, se vuelve a repetir el ciclo
enamoramiento, conflicto, divorcio emocional, arrepentimiento… Y así se nos
pasa la vida. Tome una decisión, practique la fortaleza y escuche su voz
interior, ¡hasta otra oportunidad!
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