miércoles, 4 de octubre de 2017

¿De verdad existe eso que llaman “amor a primera vista”?

¡Sentí algo especial, como si le conociera de toda la vida! ¡Es la persona perfecta! ¡Fue amor a primera vista! Suelen afirmar los enamorados que experimentan esa atracción desmedida, irracional e inexplicable hacia la persona que se convierte en objeto de su pasión. ¡Un flechazo a primera vista es en definitiva una atracción que nos impulsa, irremediablemente, a desear estar con el otro!

Y tú, ¿crees que existe este tipo de amor? ¿Podemos enamorarnos casi sin conocer a la otra persona?  


Dos personas que coinciden en el espacio y el tiempo. La cercanía casual, un gesto, una sonrisa, un olor particular… De pronto la atracción irresistible, sin saber cómo ni por qué ocurre un milagro que se manifestará con reacciones físicas, psicológicas y emocionales.

Las pupilas dilatadas por la emoción se quedan conectadas por haces invisibles. El corazón, de pronto rebosante de dicha, se acelera. Las manos sudorosas tiemblan al menor contacto y el pensamiento se llena con imágenes de esa persona, de pronto convertida en el centro de nuestra vida.


A los enamorados los envuelve una alegría inusitada, todo es mejor y bonito porque sienten que conocieron a una persona, única y maravillosa. He allí lo que se ha llamado el flechazo de cupido, el amor a primera vista, manifestándose.

Pero, ¿todo esto puede ocurrir tan rápido? Es decir, ¿apenas conozcamos a esa persona que se nos hace tan especial? ¿O el amor al igual que los buenos frutos requiere de tiempo para poder cosechase?

El enamoramiento:En la fase inicial de la relación de pareja todo es perfecto, las similitudes nos entusiasman y estamos seguros de que será así para siempre. Solemos magnificar las cualidades de la otra persona y encontramos solo virtudes donde los demás pueden ver fallas o defectos.


El sentimiento al principio suele ser intenso y vehemente, se nos obnubila la conciencia. Perdemos la noción del tiempo y nuestro criterio de realidad se altera en favor de la persona idolatrada. Es la ineludible etapa del enamoramiento, con nuestra bioquímica expresándose a través del cuerpo y de la mente. No hay remedio, ¡se trata de un proceso inconsciente e involuntario!

¿Quién no ha disfrutado de ser protagonista de su propia historia de amor? Suele ser un proceso rápido donde la oxitocina y la dopamina hacen de las suyas. Por eso nadie es más afín con nosotros que esa persona que recién conocemos pero que creemos es perfecta. Nos sentimos inmensamente felices, pero esta euforia de “amor” recién estrenado, tiene fecha de vencimiento…


El tiempo que, dependiendo de los procesos individuales, la bioquímica hará su trabajo puede durar entre 3 o 12 meses y hay quien asegura que puede extenderse más allá, ¡incluso hasta los tres años! Después el declive y el regreso de la cordura…

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Adiós al enamoramiento:Con el retorno del equilibrio en nuestra bioquímica se esfuma la magia que sentimos. Se pierde esa sensación de completitud, se devela la ficción de nuestra pareja ideal. Nuestra “alma gemela” se desvanece y en su lugar queda una persona definida en toda su imperfección… pero también con todo su potencial como ser humano.


Cuando disminuye la emoción que sentíamos, cuando la ilusión de haber encontrado a la pareja ideal se da un golpe con la dura pared de la realidad. Nos sentimos defraudados y a menudo frustrados. ¡Nos recriminamos no haber visto esos defectos que ahora parecen tan obvios o culpamos a nuestra pareja de haber cambiado!

Lo primero que debes saber es que esto en mayor o menor cuantía le ha sucedido y sucederá a todas las personas. sí funciona la bioquímica. Hay teorías que lo explican desde la simple función reproductora: Es la fisiología asegurando el mantenimiento de la especie. Aunque las sociedades hayan evolucionado y los poetas y artistas lo cubran de magnanimidad hablando de amor a primera vista.


¿Qué hacer entonces?:Es el momento de evaluar a conciencia la relación que tenemos, ¿cuánto estamos dispuestos a tolerar? ¿Tenemos algunos intereses en común? ¿Son salvables las diferencias? ¿Hay coincidencias en nuestros intereses particulares? ¿Estamos dispuestos a ceder en pro de una relación de pareja?

Si después de reflexionar respondes a estas preguntas afirmativamente y tu pareja también, entonces están preparados para pasar a la tercera fase, la de construir una relación de pareja, estable y duradera.

En esta fase del cultivo del amor es indispensable construir vínculos con la pareja, como parte importante de un proyecto de vida en común. Apreciarla en toda su dimensión humana, con sus virtudes y defectos, con su luz y también con su oscuridad…


El amor es la emoción más sublime entre las emociones. Las personas por nuestra naturaleza estamos predispuestas a sentir esa necesidad de cercanía afectiva. Pero cuando damos el paso hacia la estabilidad de amar, la pasión no es la emoción que nos guía.

Cuando decidimos tener una relación estable por nuestra pareja también sentimos aprecio y admiración. Por ello, aunque conozcamos sus debilidades y defectos, elegimos voluntariamente estar con ella. Somos capaces de valorarla y enfocarnos en sus virtudes.


Si estás en la fase de amor a primera vista, no te preocupes ¡Disfrútalo al máximo! Ya tendrás tiempo de decidir si esa persona “especial” te hará compañía en el camino de la vida…

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