¡Sentí
algo especial, como si le conociera de toda la vida! ¡Es la persona perfecta!
¡Fue amor a primera vista! Suelen afirmar los enamorados que experimentan esa
atracción desmedida, irracional e inexplicable hacia la persona que se
convierte en objeto de su pasión. ¡Un flechazo a primera vista es en definitiva
una atracción que nos impulsa, irremediablemente, a desear estar con el otro!
Y
tú, ¿crees que existe este tipo de amor? ¿Podemos enamorarnos casi sin conocer
a la otra persona?
Dos
personas que coinciden en el espacio y el tiempo. La cercanía casual, un gesto,
una sonrisa, un olor particular… De pronto la atracción irresistible, sin saber
cómo ni por qué ocurre un milagro que se manifestará con reacciones físicas,
psicológicas y emocionales.
Las
pupilas dilatadas por la emoción se quedan conectadas por haces invisibles. El
corazón, de pronto rebosante de dicha, se acelera. Las manos sudorosas tiemblan
al menor contacto y el pensamiento se llena con imágenes de esa persona, de pronto
convertida en el centro de nuestra vida.
A
los enamorados los envuelve una alegría inusitada, todo es mejor y bonito
porque sienten que conocieron a una persona, única y maravillosa. He allí lo
que se ha llamado el flechazo de cupido, el amor a primera vista,
manifestándose.
Pero,
¿todo esto puede ocurrir tan rápido? Es decir, ¿apenas conozcamos a esa persona
que se nos hace tan especial? ¿O el amor al igual que los buenos frutos
requiere de tiempo para poder cosechase?
El
enamoramiento:En
la fase inicial de la relación de pareja todo es perfecto, las similitudes nos
entusiasman y estamos seguros de que será así para siempre. Solemos magnificar
las cualidades de la otra persona y encontramos solo virtudes donde los demás
pueden ver fallas o defectos.
El
sentimiento al principio suele ser intenso y vehemente, se nos obnubila la
conciencia. Perdemos la noción del tiempo y nuestro criterio de realidad se
altera en favor de la persona idolatrada. Es la ineludible etapa del
enamoramiento, con nuestra bioquímica expresándose a través del cuerpo y de la
mente. No hay remedio, ¡se trata de un proceso inconsciente e involuntario!
¿Quién
no ha disfrutado de ser protagonista de su propia historia de amor? Suele ser
un proceso rápido donde la oxitocina y la dopamina hacen de las suyas. Por eso
nadie es más afín con nosotros que esa persona que recién conocemos pero que
creemos es perfecta. Nos sentimos inmensamente felices, pero esta euforia de
“amor” recién estrenado, tiene fecha de vencimiento…
El
tiempo que, dependiendo de los procesos individuales, la bioquímica hará su
trabajo puede durar entre 3 o 12 meses y hay quien asegura que puede extenderse
más allá, ¡incluso hasta los tres años! Después el declive y el regreso de la
cordura…
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¿Qué
le pasó a nuestro gran amor? ¿Por qué de pronto somos tan distintos? Empiezan
las dudas, esta es la segunda fase…
Adiós
al enamoramiento:Con
el retorno del equilibrio en nuestra bioquímica se esfuma la magia que
sentimos. Se pierde esa sensación de completitud, se devela la ficción de
nuestra pareja ideal. Nuestra “alma gemela” se desvanece y en su lugar queda
una persona definida en toda su imperfección… pero también con todo su
potencial como ser humano.
Cuando
disminuye la emoción que sentíamos, cuando la ilusión de haber encontrado a la
pareja ideal se da un golpe con la dura pared de la realidad. Nos sentimos
defraudados y a menudo frustrados. ¡Nos recriminamos no haber visto esos defectos
que ahora parecen tan obvios o culpamos a nuestra pareja de haber cambiado!
Lo
primero que debes saber es que esto en mayor o menor cuantía le ha sucedido y
sucederá a todas las personas. sí funciona la bioquímica. Hay teorías que lo
explican desde la simple función reproductora: Es la fisiología asegurando el
mantenimiento de la especie. Aunque las sociedades hayan evolucionado y los
poetas y artistas lo cubran de magnanimidad hablando de amor a primera vista.
¿Qué
hacer entonces?:Es
el momento de evaluar a conciencia la relación que tenemos, ¿cuánto estamos
dispuestos a tolerar? ¿Tenemos algunos intereses en común? ¿Son salvables las
diferencias? ¿Hay coincidencias en nuestros intereses particulares? ¿Estamos
dispuestos a ceder en pro de una relación de pareja?
Si
después de reflexionar respondes a estas preguntas afirmativamente y tu pareja
también, entonces están preparados para pasar a la tercera fase, la de
construir una relación de pareja, estable y duradera.
En
esta fase del cultivo del amor es indispensable construir vínculos con la
pareja, como parte importante de un proyecto de vida en común. Apreciarla en
toda su dimensión humana, con sus virtudes y defectos, con su luz y también con
su oscuridad…
El
amor es la emoción más sublime entre las emociones. Las personas por nuestra
naturaleza estamos predispuestas a sentir esa necesidad de cercanía afectiva.
Pero cuando damos el paso hacia la estabilidad de amar, la pasión no es la
emoción que nos guía.
Cuando
decidimos tener una relación estable por nuestra pareja también sentimos
aprecio y admiración. Por ello, aunque conozcamos sus debilidades y defectos,
elegimos voluntariamente estar con ella. Somos capaces de valorarla y
enfocarnos en sus virtudes.
Si
estás en la fase de amor a primera vista, no te preocupes ¡Disfrútalo al
máximo! Ya tendrás tiempo de decidir si esa persona “especial” te hará compañía
en el camino de la vida…
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