“Cuidado con la tristeza. Es
un vicio”, dijo el novelista francés Gustave Flaubert. Y a juzgar por cómo
viven muchas personas tristes aferradas a este sentimiento negativo, parece que
sabía de lo que estaba hablando.
De todas nuestras emociones,
la tristeza es la más difícil de nombrar y de identificar; porque no se trata
de un dolor vivo que se pueda reconocer en un primer momento como el enojo o el
miedo; sino que es un mal que nos hace languidecer, que nos pesa y nos cansa
porque reduce nuestra capacidad de actuar.
Según la psicoterapeuta
Catherine Aimelet-Périssol, la tristeza interviene cuando el miedo y el enojo,
no “funcionaron”. No pudimos escapar de esa situación ni tampoco pudimos
enojarnos entonces nos entristecemos y lloramos como un signo de impotencia.
En lugar de gritar y
estallar, nos desplegamos en nosotros mismos. El rostro se endurece, la boca se
cierra y ya no queremos hablar de eso.
Tenemos la errada idea de
que los adultos no lloran y sabemos que el llanto no es aceptado socialmente.
Se supone que debemos sentirnos felices, tener un pensamiento positivo y ser
sociables pero la tristeza no se presta a ese juego. Nos obliga a callar, a
lamer nuestras heridas y curarnos solos incluso a veces de manera literal con la
ayuda de antidepresivos que nos sumergen en un círculo vicioso. En nuestra
sociedad, en la que “estar bien” es lo fundamental muchas veces con el objetivo
de distraernos de la realidad, la tristeza no tiene lugar.
¿Cómo dejar de ser una mujer
triste?
En primer lugar, es
importante identificar qué es lo que provoca la tristeza. Este es un factor
indispensable para atacar el problema, porque muchas veces creemos que sabemos
de qué se trata, pero en realidad los sentimientos pueden ser confusos.
¿Se trata de una pareja?
No es ninguna novedad que el
amor hace sufrir a los enamorados, pero la persona amada no puede hacer nada
para hacernos felices.
Es importante entender que
la felicidad nace de uno mismo y que los otros son los depositarios de ese
amor. Tal vez la sensación de no sentirte amada o valorada por la persona que
se supone debe hacerlo, te sumerge en un mar de dudas e incertidumbres que
generan tristeza y depresión.
Nadie podrá solucionar esto
más que tú misma. El diálogo es el camino para despejar dudas y poner las cosas
en claro.
Habla con tu pareja de tus
sentimientos. No dejes pasar un día más.
¿Tus hijos te han
desilusionado?
Muchas veces las madres
tenemos demasiadas expectativas con respecto a los hijos e incluso cometemos el
error de volcar en ellos nuestras propias expectativas personales incumplidas.
En caso de que hayan
cometido errores, es importante charlar y aclarar lo sucedido.
De todo lo malo que nos
sucede debemos obtener una enseñanza y evaluar en qué nos hemos equivocado. Tu
tristeza tal vez se deba a que crees que no has hecho un buen trabajo como
madre, pero a pesar de que todos cometemos errores, las madres siempre creemos
que escogemos la mejor decisión con respecto a los hijos.
Una charla abierta, sincera
y franca puede ser el primer paso para aliviar todos los corazones.
¿Te sientes frustrada en lo
laboral?
Si la vida te colocó en un
lugar que no te agrada desde lo laboral, tal vez sea hora de buscar lo que sí
te hace sentir bien.
Freud decía que el trabajo
era una de las cosas más importantes en la vida de una persona y no debemos
subestimar el efecto que tiene en las emociones.
Tal vez, lo que haces no te
satisface por completo pero este no es el momento de dejarlo, pero sí de abrir
el camino para que llegue algo nuevo.
Todos los cambios suponen
riesgos y dan un poco de miedo, pero ese sentimiento de buscar algo más fue lo
que hizo que el mundo cambiara y que los hombres descubrieran cosas nuevas.
Con respecto a tu trabajo,
quizás todavía haya algo nuevo por descubrir.
Las cosas por su nombre.
Hoy puede ser el momento de
dar un paso hacia la felicidad y que al mismo tiempo es un paso para dejar
atrás la tristeza. Empieza por dejar de decir “soy triste”, para decir “estoy
triste”.
Convencerse de que uno “es”
algo implica la idea de que nunca podrá dejar de serlo y esto no es real.
Hoy “estás triste”, pero ese
estado debe cambiar y sólo tú puedes hacerlo. A muchas nos lleva tiempo
entender lo que valemos y que no podemos perder días, meses y años pensando que
no valemos nada. ¡Basta de eso!
¿Alguna vez te detuviste a
pensar cuántas mujeres increíbles existen en el mundo? Desde científicas y
escritoras hasta deportistas y actrices que han dejado huella a fuerza de
trabajar y esforzarse, porque… debemos asumir que a las mujeres todo nos
resulta más difícil y nadie nos regala nada.
Y sin embargo, aquí estamos.
Luchando día a día por nuestras familias y por nosotras mismas.
Lágrimas reparadoras.
Te invito a que llores tus
últimas lágrimas reparadoras, esas que te alivian el alma y que mientras lo
hagas pienses en que con ellas se van tus últimas tristezas y sentimientos
negativos.
Cualquier día, cualquier
momento, cualquier minuto es bueno para dejar eso atrás y empezar algo nuevo.
¿Quieres algunas pistas?
Esto te ayudará a empezar.
-Llora tus lágrimas
reparadoras. Desahoga eso que está enquistado y te llena de bronca e
impotencia. La tristeza muchas veces es enojo retenido. Sácalo con la ayuda de las
lágrimas.
-Piensa en el hoy. Llorar o
estar triste por cosas que pasaron y ya no tienen remedio, es inútil, al igual
que deprimirnos por algo que todavía no llegó y que nunca sabremos si llegará.
¡Vive y piensa en el hoy!
-Todo pasa. Los que ya
estuvimos ahí sabemos que quien se siente triste cree que el sentimiento nunca
pasará, que jamás dejará de estar triste por algo que sucede o que sucedió.
Debes eliminar este sentimiento de permanencia. Tu tristeza tiene una fecha de
vencimiento y en algún momento debe terminar. Todo pasa.
-Escucha tu cuerpo. El
cuerpo transmite lo que necesita. No dejes de prestarle atención y darle los
cuidados que requiera. ¡Mímate!
-Mantente activa. Busca un
pasatiempo que te agrade y dedícale tu tiempo libre. Concéntrate en lo que te
gusta y desarrolla esta actividad poniendo todas tus energías.
-Respira aire fresco. El
aire y el sol nos renuevan. No por nada se dice que “es vida”. A veces, tan
sólo con un paseo se puede despejar la mente y salirse del mal momento.
-Lee. La lectura es cultura,
pero además desarrolla la imaginación. Busca un género que te gusta, tu revista
favorita o frases inspiradoras que te ayuden a poner la mente en otra cosa.
-Charla con alguien. Busca
con quien conversar. Puede ser hablar de lo que te aflige, o de cualquier otra
cosa. ¡Comunicarte con otros hace bien!
-Ayuda a alguien. ¿Sabías
que los niveles de serotonina se elevan cuando hacemos algo por alguien?
¡Ayudar te hace feliz! En esto no vas a tener problemas, porque siempre
encontramos a alguien que necesita ayuda.
Por último, te dejamos esta
frase que lo dice todo: “Todo les sale bien a las personas de carácter dulce y
alegre.”
¿No es buen motivo para
motivarte a salir de la encrucijada en la que te encuentras? Lo bueno, atrae lo
bueno. ¡Motívate y no dejes de compartir con quienes puedan necesitarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario