Un hombre corriendo entre
los autos de un puente atascado por el tráfico. Una mujer esperando dentro de
un taxi que avance hacia el aeropuerto. Él que golpea las ventanas esperando
encontrarla. Ella, mirando su móvil esperando que la llame. El encuentro. La
sonrisa, las lágimas. Ella que sale; él, que la besa. El plano que se aleja más
y más hasta que la pareja se vuelve pequeña en un atardecer mágico.
Ésta es una típica escena de
una película de amor. Un amor que nos encanta mirar y que, de alguna forma u
otra, tenemos como ideal en nuestra mente. Esperamos encontrar un compañero o
compañera perfecta con quien compartir una escena tan mágica como la que vemos
en el cine. Pero después descubrimos que en verdad el amor es mucho más y más
complejo que eso.
¿Cuáles son las mentiras que
todos alguna vez nos creímos sobre el amor? Quizás si hubiéramos aprendido a no
idealizar tanto, nos hubiéramos ahorrado algunos cuantos raspones. O tal vez,
cada tropiezo fue necesario para que entendamos el amor de una forma mucho más
real. ¡Y no por eso menos hermosa!
A continuación te
presentamos las 7 mentiras más comunes en el amor:
1. El enamoramiento dura
para siempre
Tal vez uno de los errores
más comunes es creer (o esperar) que todo el romanticismo, la curiosidad y el
deseo que experimentamos durante el primer tiempo, sea eterno. El amor va
cambiando de etapas, y cada una tiene sus aprendizajes, sus cosas buenas y sus
desafíos. Que caiga un poco la pasión y aparezcan otros momentos compartidos es
natural y no significa que el amor ha terminado, sino que ha pasado a la
próxima etapa.
2. Hay que dejar todo por el
otro
Otra de las cosas que
asociamos con el amor es la idea de que hay que dejar todo por el otro.
Pensamos que el amor es igual a sacrificio. Nos pide una y otra vez
"demostraciones". Y eso, a veces, puede hacernos descuidar nuestros
intereses más personales, postergarnos o incluso hacernos cambiar de rumbo. En
ninguna relación nuestros deseos deberían verse bloqueados por el otro, sino
por el contrario, deberían encontrar lugar y apoyo para crecer.
3. Cueste lo que cueste,
tienes que intentarlo
A veces, sobre todo después
de estar muchos años en pareja, puede que las cosas se desgasten, que comiencen
las peleas una y otra vez. En estos casos siempre es bueno poder dialogar,
buscar la manera de ponerse de acuerdo, o bien de respetar que el otro piense o
sienta diferente. Pero si realmente dos personas lo han intentado todo y no
funciona, quedarse juntas solo por el ideal de la pareja para siempre, no
debería ser una opción. Ambos merecen ser felices, estén o no acompañándose en
ese momento.
4. Todo será mejor cuando el
otro cambie
Creer (o esperar) que el
otro cambie es una mentira que muchos nos creemos. Amar es aceptar al otro tal
como es. Eso no quiere decir que sea perfecto, pero sí implica aceptar las
cosas que no nos gustan del otro y trabajar juntos (y personalmente) la manera
para que no afecte eso a ninguno de los dos. Estar con alguien esperando que
cambie, o que sea como nosotros esperamos, como si fuera un acto de amor, es
una utopía.Si alguien cambia debe hacerlo porque lo siente, y no porque alguien
se lo pide. Ésa será la manera más sincera.
Si piensas, además, que el
otro debería cambiar empieza primero tú a pensar qué podrías modificar para que
las cosas sean diferentes. Porque a veces es común que carguemos al otro de
nuestras propias inseguridades y miedos; y quizás, cambiando nuestra posición,
las cosas se reacomodan.
5. Solo se tienen ojos para
una sola persona
Pensar que cuando estamos
enamorados solo pensamos en una persona no es tan así como creemos. La realidad
es que después de estar mucho tiempo con alguien es común que otras personas
nos despierten interés o curiosidad. Y quizás esto no necesariamente implica
que no haya más amor. Cómo se lleve adelante este tema será un acuerdo de cada
pareja en sí. Hay quienes eligen hablarlo y sincerarse; y otras que nunca se
les ocurriría confesarlo.
6. Todos tenemos un alma
gemela
La idea de que cada persona
tiene "un alma gemela" está muy arraigada. Pero la verdad es que no
hay "almas gemelas", sino muy buenos compañeros/as, capaces de
complementarnos y apoyarnos en nuestro crecimiento. Si alguien fuera tal cual
somos seguramente no nos gustaría porque en general siempre nos atrae del otro
algo que sentimos que nos falta, nos gustaría o quisiéramos aprender.
7. El amor es incondicional
Otra de las cosas que
siempre creímos es que nuestro amor debe ser incondicional. Debemos estar
siempre para el otro, no importa cuándo ni dónde ni por qué sea; debemos amarlo
siempre, solo a él/ella; debe ser nuestro mundo, nuestro todo... Pero esto, ¿no
es demasiada presión? A veces podemos no estar, podemos desear otra cosa,
podemos opinar diferente. Y eso no es falta de amor. ¡Es que somos dos personas
diferentes! Elegir compartir la vida con alguien no implica volverse el otro,
sino apoyarse, acompañarse e impulsarse juntos, cada uno desde sus propias
cualidades y capacidades, a vivir una vida tan feliz como cada uno se proponga.
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