miércoles, 10 de enero de 2018

La salud no es sólo física, sino además EMOCIONAL, y ésta también debes cuidarla


El cuidado de la salud emocional es tan importante como el de la salud física. La mayoría de nosotros hacemos ejercicio de forma regular, vamos al gimnasio o practicamos algún deporte, a la vez que cuidamos nuestra alimentación. Pero, además de cuidarnos físicamente, es importante que nos cuidemos también mentalmente. La salud mental consiste en saber gestionar los conflictos y mantener el equilibrio emocional, aspectos básicos para ser feliz.

Si quieres lograr este objetivo basta con incorporar a tu vida diaria algunas actividades sencillas, pero gratificantes. Estos son los puntos claves para mantener la salud emocional:

1. Cuida tu cuerpo


Un cuerpo en equilibrio es la base para una mente despejada. La salud física juega un papel importante para garantizar que te mantengas mentalmente sana.  Empieza por comer de forma saludable, realizar ejercicio de forma habitual, mantenerte activa y proporcionar suficiente descanso al organismo. Comer alimentos frescos y ricos en nutrientes ayuda al organismo a enfrentarse al estrés diario. Los alimentos ricos en vitamina B-12 y Omega 3 mantienen en el cerebro los niveles químicos óptimos que regulan el buen humor.


También es importante descansar lo suficiente, ya que al dormir el cuerpo se repone del desgaste diario. La falta de sueño puede hacerte sentir cansada, estresada y irritable. Realizar suficiente ejercicio también mejora el apetito, y ayuda a dormir mejor, lo que resulta esencial para el bienestar mental.

2. Haz ejercicios y toma aire fresco
La luz del sol aumenta la producción de serotonina, la sustancia química que regula el estado de ánimo en el cerebro. La exposición diaria a la luz solar te ayuda a evitar la depresión. La actividad física también es beneficiosa para la mente. El ejercicio aumenta la energía y reduce el estrés y la fatiga mental. Encuentra un deporte o actividad física que te guste, para que el ejercicio te resulte placentero.

3. Cuídate
Aprende a cuidarte y a mimarte a ti misma. Expresa siempre tus emociones de manera constructiva para que resulte más fácil hacer frente a las tensiones y conflictos. Dedica tiempo para ti misma, cuidando tu cuerpo y tu aspecto, leyendo un libro,o simplemente relajándote y descansando, olvidando las preocupaciones de tus tareas diarias.


4. Pasa tiempo con las personas de cuya compañía disfrutas
Pasar tiempo con la gente a la que amas y con la que te llevas bien, te ayuda a sentirte valorada y apreciada. Mantener relaciones saludables con tus amigos, familiares, colegas y vecinos puede aumentar tu sensación de bienestar emocional y hacerte sentir vinculada a tu entorno. Almuerza o haz planes para hacer cualquier actividad con amigos a los que hace tiempo que no ves. La tecnología no puede reemplazar el contacto directo, ni una sonrisa o un abrazo.

5. Busca un pasatiempo o una actividad que te motive

Participar en actividades con las que disfrutes te ayudará a mantenerte comprometida y feliz. A la vez, mantiene tu mente ocupada y te permite liberarte del estrés y de los problemas que te resultan difíciles de compartir con los demás. Las pasatiempos pueden ayudarte desahogarte y aumentar tu autoestima.


Al emprender nuevas actividades pones en marcha un proceso de aprendizaje que desafía tu mente, aumentando tus niveles de concentración y tu confianza al verte capaz de enfrentarte a nuevas situaciones, nuevos desafíos y nuevas personas.

6. Aprende a manejar el estrés

Todos tenemos en nuestra vida situaciones o personas que nos causan estrés. Intenta identificar qué es lo que te causa conflictos y aprende a enfrentarte a ellos de forma que no te produzca daño y sufrimiento. Puedes tratar de mantenerte alejada de las situaciones que te causan estrés. Pero si ello no es posible, aprende a gestionar los problemas de otro modo e intenta desarrollar nuevas habilidades para enfrentarte a ellos. No permitas que los conflictos dominen tu vida.

En algunos casos puedes evitar situaciones generadoras de estrés, pero debes ser capaz de diferenciar entre cuando se pueden evitar y cuando no. Así que encuentra una forma de controlar tu estrés y cuidar de ti misma. Una estrategia puede ser hablar con una amiga, creer en ti misma, revaluar la situación, meditar, dar un paseo, escuchar música o hacer ejercicio.


7. Acéptate tal y como eres y cree en ti misma


Todos somos diferentes, y todos tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades. Identificar las fortalezas y aceptar las debilidades te permite creer en ti misma y te da fuerzas para seguir adelante. Todo el mundo tiene debilidades, y tu también, nadie es perfecto. Puedes elegir cambiar las debilidades que no te gustan o aceptar tus debilidades y vivir con ellas, esto es un elemento clave para tu bienestar mental y emocional.

Establece metas realistas, trata de evaluar tus propias limitaciones y asumir los límites que tiene. Aprende a dar prioridad y a decir “no”cuando estás abrumada. Esto te permitirá estar bien y tener tranquilidad, algo que es muy importante para tu bienestar emocional.


8. Valora lo que tienes


Esto te puede parecer un cliché, pero valorar lo que tienes te dará una buena perspectiva sobre tu situación real. Los estudios demuestran que valorar lo que se tiene ayuda a fomentar el optimismo y aumenta tu salud mental. Puede escribir en un diario todo aquello por lo que te sientes agradecida. Cada noche antes de ir a la cama, anota las cosas buenas que has vivido ese día. Si lo haces, te darás cuenta de que no pasa un solo día sin que tengas algo por lo que sentirte feliz.

9. Expresa tus emociones

A menudo evitamos expresar emociones o sentimientos que creemos que son “negativos”. Ser capaz de expresar lo que estamos sintiendo, lo que nos gusta o no nos gusta, puede ayudarnos a ordenar nuestra mente. Suprimir las emociones es una estrategia que solemos adoptar muchas veces, sin embargo, puede ser perjudicial. La supresión de las emociones puede hacer que estas sean más intensas y causen mayor estrés. Evitar nuestras emociones puede llegar a conducirnos a una depresión o un trastorno de ansiedad.


Incluso la ira y la tristeza son emociones que debemos expresar. Lo único que necesitamos saber es cómo expresarlas, de forma que no cause estragos en nosotros, o en nuestras relaciones. Ten en cuenta que ninguna emoción, por sí misma, es buena o mala. Cada emoción es importante y esencial. Lo que la convierte en saludable o no es la intensidad de la experiencia y el modo en cómo la expresamos.

10. Pide ayuda cuando la necesites

No hay nadie en la tierra que tenga la vida perfecta que esté libre de estrés, ansiedad o mal humor. Cuando te sientas triste, frustrada, confundida, enojada, o simplemente abrumada e incapaz de hacer frente a los problemas habla con alguien de tu confianza, tu marido, tu amiga, tu madre, un hermano o un pariente. Si crees que necesitas ayuda profesional habla con un médico o un psicólogo. No debes sentir vergüenza al pedir ayuda, no es un signo de debilidad sino de fortaleza.


No todos los desafíos de la vida los podemos afrontar solos. Las personas fuertes utilizan todos los medios a su alcance para encontrar siempre la mejor solución y alcanzar, de eso modo, el bienestar emocional.

Mantenerse mentalmente y emocionalmente sano nos ayuda a hacer frente a retos, tensiones y contratiempos. También nos capacita para ser más eficaces en nuestra vida cotidiana. Una persona que es emocionalmente saludable es capaz de conectar mejor con otras personas y responder a los desafíos que la vida le presenta en su camino. Tenemos que enfrentar retos, y tenemos que tratar con gente y cosas que no nos gustan.



Tratamos de controlar nuestra situación cuando lo único que podemos controlar es nuestra interpretación de las cosas que nos rodean. Cuanto más podamos adaptarnos a los desafíos, más saludables seremos emocionalmente.

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