El cuidado de la salud
emocional es tan importante como el de la salud física. La mayoría de nosotros
hacemos ejercicio de forma regular, vamos al gimnasio o practicamos algún
deporte, a la vez que cuidamos nuestra alimentación. Pero, además de cuidarnos
físicamente, es importante que nos cuidemos también mentalmente. La salud
mental consiste en saber gestionar los conflictos y mantener el equilibrio
emocional, aspectos básicos para ser feliz.
Si quieres lograr este
objetivo basta con incorporar a tu vida diaria algunas actividades sencillas,
pero gratificantes. Estos son los puntos claves para mantener la salud
emocional:
1. Cuida tu cuerpo
Un cuerpo en equilibrio es
la base para una mente despejada. La salud física juega un papel importante
para garantizar que te mantengas mentalmente sana. Empieza por comer de forma saludable,
realizar ejercicio de forma habitual, mantenerte activa y proporcionar
suficiente descanso al organismo. Comer alimentos frescos y ricos en nutrientes
ayuda al organismo a enfrentarse al estrés diario. Los alimentos ricos en
vitamina B-12 y Omega 3 mantienen en el cerebro los niveles químicos óptimos
que regulan el buen humor.
También es importante
descansar lo suficiente, ya que al dormir el cuerpo se repone del desgaste
diario. La falta de sueño puede hacerte sentir cansada, estresada y irritable.
Realizar suficiente ejercicio también mejora el apetito, y ayuda a dormir
mejor, lo que resulta esencial para el bienestar mental.
2. Haz ejercicios y toma
aire fresco
La luz del sol aumenta la
producción de serotonina, la sustancia química que regula el estado de ánimo en
el cerebro. La exposición diaria a la luz solar te ayuda a evitar la depresión.
La actividad física también es beneficiosa para la mente. El ejercicio aumenta
la energía y reduce el estrés y la fatiga mental. Encuentra un deporte o
actividad física que te guste, para que el ejercicio te resulte placentero.
3. Cuídate
Aprende a cuidarte y a
mimarte a ti misma. Expresa siempre tus emociones de manera constructiva para
que resulte más fácil hacer frente a las tensiones y conflictos. Dedica tiempo
para ti misma, cuidando tu cuerpo y tu aspecto, leyendo un libro,o simplemente
relajándote y descansando, olvidando las preocupaciones de tus tareas diarias.
4. Pasa tiempo con las
personas de cuya compañía disfrutas
Pasar tiempo con la gente a
la que amas y con la que te llevas bien, te ayuda a sentirte valorada y
apreciada. Mantener relaciones saludables con tus amigos, familiares, colegas y
vecinos puede aumentar tu sensación de bienestar emocional y hacerte sentir
vinculada a tu entorno. Almuerza o haz planes para hacer cualquier actividad
con amigos a los que hace tiempo que no ves. La tecnología no puede reemplazar
el contacto directo, ni una sonrisa o un abrazo.
5. Busca un pasatiempo o una
actividad que te motive
Participar en actividades
con las que disfrutes te ayudará a mantenerte comprometida y feliz. A la vez,
mantiene tu mente ocupada y te permite liberarte del estrés y de los problemas
que te resultan difíciles de compartir con los demás. Las pasatiempos pueden
ayudarte desahogarte y aumentar tu autoestima.
Al emprender nuevas
actividades pones en marcha un proceso de aprendizaje que desafía tu mente,
aumentando tus niveles de concentración y tu confianza al verte capaz de
enfrentarte a nuevas situaciones, nuevos desafíos y nuevas personas.
6. Aprende a manejar el
estrés
Todos tenemos en nuestra
vida situaciones o personas que nos causan estrés. Intenta identificar qué es
lo que te causa conflictos y aprende a enfrentarte a ellos de forma que no te
produzca daño y sufrimiento. Puedes tratar de mantenerte alejada de las
situaciones que te causan estrés. Pero si ello no es posible, aprende a
gestionar los problemas de otro modo e intenta desarrollar nuevas habilidades
para enfrentarte a ellos. No permitas que los conflictos dominen tu vida.
En algunos casos puedes
evitar situaciones generadoras de estrés, pero debes ser capaz de diferenciar
entre cuando se pueden evitar y cuando no. Así que encuentra una forma de
controlar tu estrés y cuidar de ti misma. Una estrategia puede ser hablar con
una amiga, creer en ti misma, revaluar la situación, meditar, dar un paseo,
escuchar música o hacer ejercicio.
7. Acéptate tal y como eres
y cree en ti misma
Todos somos diferentes, y
todos tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades. Identificar las
fortalezas y aceptar las debilidades te permite creer en ti misma y te da
fuerzas para seguir adelante. Todo el mundo tiene debilidades, y tu también,
nadie es perfecto. Puedes elegir cambiar las debilidades que no te gustan o
aceptar tus debilidades y vivir con ellas, esto es un elemento clave para tu
bienestar mental y emocional.
Establece metas realistas,
trata de evaluar tus propias limitaciones y asumir los límites que tiene.
Aprende a dar prioridad y a decir “no”cuando estás abrumada. Esto te permitirá
estar bien y tener tranquilidad, algo que es muy importante para tu bienestar
emocional.
8. Valora lo que tienes
Esto te puede parecer un
cliché, pero valorar lo que tienes te dará una buena perspectiva sobre tu situación
real. Los estudios demuestran que valorar lo que se tiene ayuda a fomentar el
optimismo y aumenta tu salud mental. Puede escribir en un diario todo aquello
por lo que te sientes agradecida. Cada noche antes de ir a la cama, anota las
cosas buenas que has vivido ese día. Si lo haces, te darás cuenta de que no
pasa un solo día sin que tengas algo por lo que sentirte feliz.
9. Expresa tus emociones
A menudo evitamos expresar
emociones o sentimientos que creemos que son “negativos”. Ser capaz de expresar
lo que estamos sintiendo, lo que nos gusta o no nos gusta, puede ayudarnos a ordenar nuestra mente.
Suprimir las emociones es una estrategia que solemos adoptar muchas veces, sin
embargo, puede ser perjudicial. La supresión de las emociones puede hacer que
estas sean más intensas y causen mayor estrés. Evitar nuestras emociones puede
llegar a conducirnos a una depresión o un trastorno de ansiedad.
Incluso la ira y la tristeza
son emociones que debemos expresar. Lo único que necesitamos saber es cómo
expresarlas, de forma que no cause estragos en nosotros, o en nuestras
relaciones. Ten en cuenta que ninguna emoción, por sí misma, es buena o mala.
Cada emoción es importante y esencial. Lo que la convierte en saludable o no es
la intensidad de la experiencia y el modo en cómo la expresamos.
10. Pide ayuda cuando la
necesites
No hay nadie en la tierra
que tenga la vida perfecta que esté libre de estrés, ansiedad o mal humor.
Cuando te sientas triste, frustrada, confundida, enojada, o simplemente
abrumada e incapaz de hacer frente a los problemas habla con alguien de tu
confianza, tu marido, tu amiga, tu madre, un hermano o un pariente. Si crees
que necesitas ayuda profesional habla con un médico o un psicólogo. No debes
sentir vergüenza al pedir ayuda, no es un signo de debilidad sino de fortaleza.
No todos los desafíos de la
vida los podemos afrontar solos. Las personas fuertes utilizan todos los medios
a su alcance para encontrar siempre la mejor solución y alcanzar, de eso modo,
el bienestar emocional.
Mantenerse mentalmente y
emocionalmente sano nos ayuda a hacer frente a retos, tensiones y
contratiempos. También nos capacita para ser más eficaces en nuestra vida
cotidiana. Una persona que es emocionalmente saludable es capaz de conectar
mejor con otras personas y responder a los desafíos que la vida le presenta en
su camino. Tenemos que enfrentar retos, y tenemos que tratar con gente y cosas
que no nos gustan.
Tratamos de controlar
nuestra situación cuando lo único que podemos controlar es nuestra
interpretación de las cosas que nos rodean. Cuanto más podamos adaptarnos a los
desafíos, más saludables seremos emocionalmente.
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