No mendigues amor a quien no
tiene tiempo para ti, a quien solo piensa en sí mismo. No lo hagas nunca. No te
merece quien te hace sentir invisible e insignificante con su indiferencia. Te
merece quien con su atención te hace sentir importante y presente.
El amor se debe demostrar,
pero nunca jamás se debe mendigar. El hecho de tener que hacerlo es el más fiel
reflejo de la injusticia emocional, del desequilibrio que vive el sentimiento
que cimienta una relación.
Te merece aquel que dice
menos, pero hace más. No te merece quien solo te busca cuando te necesita, sino
quien está a tu lado cuando le necesitas y no solo cuando su interés se lo
permite. Te merece quien sin esperar nada te lleva dentro, te siente y te hace
sentir importante en su vida.
Al final es simple, la
persona que te merece es aquella que teniendo la libertad de elegir, se acerca
a ti, te aprecia y te dedica tiempo y pensamientos.
No existe la falta de
tiempo, existe la falta de interés
Dicen que no existe la falta
de tiempo, que existe la falta de interés, porque cuando la gente realmente
quiere, la madrugada se vuelve día, martes se vuelve sábado y un momento se
vuelve oportunidad.
También dicen que quien
mucho espera, se decepciona y sufre. Así que tenemos que revisar nuestras
expectativas y meternos en la cabeza aquello de “no esperes nada de nadie,
espéralo todo de ti”.
Porque las esperanzas y las
expectativas son muchas veces (sino todas), la base de los fiascos emocionales
y, por lo tanto, de percibir como falta de interés las actitudes de los demás.
Cuando percibimos lo que los
demás hacen o dicen como un fraude, realmente llegamos a sentir dolor. Un dolor
emocional que a nivel cerebral se comporta de la misma forma que el dolor físico.
Así que, ¿por qué deberíamos
ignorar el dolor emocional? No podemos dejar que el tiempo lo cure sin más,
tenemos que trabajar sobre él y extraer las enseñanzas que nos brinda del mismo
modo que dejaríamos de tomar chocolate si descubrimos que es el causante de
nuestro malestar estomacal.
Esto es muy importante
porque socialmente se tiene la falsa creencia de que el malestar psicológico es
signo de debilidad y de que, al mismo tiempo, el tiempo curará las heridas sin
necesidad de “desinfectarlas” ni de poner vendas o parches para evitar que
sangre.
Valórate, quiérete bien
Dedícale tiempo a la gente
que se lo merece y que te hace sentir bien. No mendigues la atención, la
amistad ni el amor de nadie. Quien te quiere, te lo demuestra tarde o temprano.
Por eso, si vives en una
situación de injusticia emocional tan alarmante, recuerda:
A quien no te llame y no
conteste tus llamadas, no le llames. No busques a quien no te extrañe. No
extrañes a quien no te busca. No escribas, no te sometas al castigo de la
indiferencia que demuestran mensajes ignorados o silencios infundados.
No esperes a quien no te
espera, valórate y deja de mendigar y de rogar amor. Porque, como hemos dicho,
el amor se debe demostrar y sentir, pero jamás implorar. Tu cariño debe ser
para quienes te quieren y te comprenden sin juzgarte.
Y sobre todo no te olvides
del valor de tu sonrisa ante el espejo, quiérete y valórate por todo lo que
eres y no por lo que alguien que no te merece te hace entender. Ámate bien y
date cuenta de que el hecho de que alguien te descuide no quiere decir que tú
no debas hacer lo imposible por rodearte de personas que te quieran en su vida.
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