La vida de Frida Kahlo se
proyectó con una gran intensidad emocional. Fue una mujer de precoces
aprendizajes y de tentaciones controvertidas que llenó su biografía de amor,
lucha y esperanza y que mostró al mundo que otra vida más allá de la marcada es
posible.
Nacida en Coyoacán (México)
en el año 1907 en el seno de una familia de ascendencia judeohúngara, española
e indígena, la vida de Frida Kahlo destaco por su gran habilidad como pintora y
poetisa, así como por su tormentoso amor con el que fuera su marido de primeras
y segundas nupcias, el también célebre Diego Rivera.
Frida Kahlo símbolo del
feminismo
Fue una mujer rota que
rompió con los convencionalismos, que fue capaz de representarse a sí misma y
de hacer de ella un portento. Fue capaz de verse, de exagerarse varonil, de
posicionarse por el feminismo en una época en la que el mundo estaba hastiado de
los esperpénticos alardes del machismo imperante.
Así Frida Kahlo rechazó su
sometimiento al varón, se forjó autosuficiente, se constituyó como un símbolo
del feminismo, de la igualdad de género. Porque como dejó reflejado en sus
obras y sentenció con sus actuaciones, todo ser humano tiene la misma posición
en la escala de la vida.
El arte como forma de
expresión
Si bien la controversia fue
la protagonista en la proyección de la vida de Frida Kahlo, no cabe duda de que
gran parte de su esencia se constituyó a partir de una infancia y juventud
marcadas por fatales designios del destino que la sometieron a un estilo de
vida y a una soledad inmerecida.
Las enseñanzas de amor de
Frida Kahlo se reflejan en el sufrimiento que desprende con su arte, en especial
con sus autorretratos. En su pintura proyectaba sus dificultades, reconocía su
exposición a la vida y trazaba paso a paso su camino de autoaceptación.
Bisexual y enamorada de un
hombre que no supo amarla a ella sola, Frida nos enseñó cómo es posible vivir
la vida aún con los pesares y el dolor del amor. Su apasionada y poco
convencional relación con Diego Rivera sobrevivió a infidelidades por ambas
partes, a un divorcio y a otras tantas separaciones.
Lecciones de amor
En relación a su divorcio,
llevado a cabo por Frida en 1939, y a su posterior “recasamiento”, Frida
escribió estas palabras: “El re-casamiento funciona bien. Menos pleitos, mayor
entendimiento mutuo, y de mi parte, menos indagaciones respecto a las otras
damas que de repente ocupan un lugar preponderante en su corazón”.
En este sentido, Frida llegó
a decir de su amado estas palabras en las que, si bien no cabe duda de que las
infidelidades le hacían sufrir, nos muestra que Frida y Diego definieron su
relación como quisieron y no como los convencionalismos demandaban:
“No hablaré de Diego como de
mi ‘esposo’ porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será ‘esposo’ de
nadie. Tampoco es un amante, porque él abarca mucho más que las limitaciones
sexuales”.
Por su parte, Diego Rivera
dijo de su incombustible amada que ella era la poesía en sí misma en estas
declaraciones que reflejan la mutua admiración que se tenían: “Tuve la suerte
de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y
el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido
siempre incapaz de amar a una sola mujer. Haberme enamorado de ella es lo mejor
que me ha pasado”.
Así, juntos compendiaron el
sinfín de sinrazones que constituye al amor, un sentimiento tan universal como
inexplicable. El porqué del atrevimiento de Frida a la hora de amar a un hombre
reconocido por su fama de mujeriego nadie podrá nunca determinarlo, pues el
amor no es una cuestión de razones.
Los llamaban el elefante y
la paloma. Él, de 42 años y con 136 kg; ella, de 22 años y 44 kg. Él
engañándola, ella amándole sin medida. Él adorándola pero incapaz de ofrecerle
un vida exclusiva y compartida. Sin embargo juntos evolucionaron y
trascendieron como dos y como uno haciéndose un gran hueco en la historia de un
mundo inmenso.
Lecciones de vida
Sin embargo, no solo esta
relación la atormentaba, sino que la vida de Frida Kalho vida estuvo repleta de
desgracias y enfermedades que postraron gran parte de su vida y sus
aspiraciones, como por ejemplo la de ser madre.
Así, Frida sentenció que el
sufrimiento es un estado de consciencia con una frase que quedará por siempre
para la posteridad. “Bebo para ahogar mis penas, pero las condenadas
aprendieron a nadar”.
Del mismo modo y tal y como
reflejó Diego Rivera en la siguiente frase, toda mujer tiene una fortaleza
infinita en su interior: “Yo estoy seguro de que la mujer no es de la misma
especie que el hombre. La humanidad es de ellas. Los hombres somos una
subespecie de animales (…) inadecuados completamente para el amor, creados por
la mujer para ponerse al servicio del ser inteligente y sensitivo que ellas
representan”.
Por último, la gran
proyección de vida de Frida Kahlo nos da una verdadera enseñanza y que “sobre
todas las cosas, necesitamos amarnos a nosotros mismos” y que solo nosotros
podemos decirle “¡Basta!” a nuestro propio sufrimiento, pues solo así
lograremos cultivar nuestra esencia y hacer gala de nuestro estilo.
“Amurallar el propio
sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior…
No hay comentarios:
Publicar un comentario