domingo, 28 de enero de 2018

Las maravillosas enseñanzas de amor y vida de Frida Kahlo



La vida de Frida Kahlo se proyectó con una gran intensidad emocional. Fue una mujer de precoces aprendizajes y de tentaciones controvertidas que llenó su biografía de amor, lucha y esperanza y que mostró al mundo que otra vida más allá de la marcada es posible.

Nacida en Coyoacán (México) en el año 1907 en el seno de una familia de ascendencia judeohúngara, española e indígena, la vida de Frida Kahlo destaco por su gran habilidad como pintora y poetisa, así como por su tormentoso amor con el que fuera su marido de primeras y segundas nupcias, el también célebre Diego Rivera.


Frida Kahlo símbolo del feminismo

Fue una mujer rota que rompió con los convencionalismos, que fue capaz de representarse a sí misma y de hacer de ella un portento. Fue capaz de verse, de exagerarse varonil, de posicionarse por el feminismo en una época en la que el mundo estaba hastiado de los esperpénticos alardes del machismo imperante.

Así Frida Kahlo rechazó su sometimiento al varón, se forjó autosuficiente, se constituyó como un símbolo del feminismo, de la igualdad de género. Porque como dejó reflejado en sus obras y sentenció con sus actuaciones, todo ser humano tiene la misma posición en la escala de la vida.


El arte como forma de expresión

Si bien la controversia fue la protagonista en la proyección de la vida de Frida Kahlo, no cabe duda de que gran parte de su esencia se constituyó a partir de una infancia y juventud marcadas por fatales designios del destino que la sometieron a un estilo de vida y a una soledad inmerecida.

Las enseñanzas de amor de Frida Kahlo se reflejan en el sufrimiento que desprende con su arte, en especial con sus autorretratos. En su pintura proyectaba sus dificultades, reconocía su exposición a la vida y trazaba paso a paso su camino de autoaceptación.

Bisexual y enamorada de un hombre que no supo amarla a ella sola, Frida nos enseñó cómo es posible vivir la vida aún con los pesares y el dolor del amor. Su apasionada y poco convencional relación con Diego Rivera sobrevivió a infidelidades por ambas partes, a un divorcio y a otras tantas separaciones.


Lecciones de amor

En relación a su divorcio, llevado a cabo por Frida en 1939, y a su posterior “recasamiento”, Frida escribió estas palabras: “El re-casamiento funciona bien. Menos pleitos, mayor entendimiento mutuo, y de mi parte, menos indagaciones respecto a las otras damas que de repente ocupan un lugar preponderante en su corazón”.

En este sentido, Frida llegó a decir de su amado estas palabras en las que, si bien no cabe duda de que las infidelidades le hacían sufrir, nos muestra que Frida y Diego definieron su relación como quisieron y no como los convencionalismos demandaban:

“No hablaré de Diego como de mi ‘esposo’ porque sería ridículo. Diego no ha sido jamás ni será ‘esposo’ de nadie. Tampoco es un amante, porque él abarca mucho más que las limitaciones sexuales”.



Por su parte, Diego Rivera dijo de su incombustible amada que ella era la poesía en sí misma en estas declaraciones que reflejan la mutua admiración que se tenían: “Tuve la suerte de amar a la mujer más maravillosa que he conocido. Ella fue la poesía misma y el genio mismo. Desgraciadamente no supe amarla a ella sola, pues he sido siempre incapaz de amar a una sola mujer. Haberme enamorado de ella es lo mejor que me ha pasado”.

Así, juntos compendiaron el sinfín de sinrazones que constituye al amor, un sentimiento tan universal como inexplicable. El porqué del atrevimiento de Frida a la hora de amar a un hombre reconocido por su fama de mujeriego nadie podrá nunca determinarlo, pues el amor no es una cuestión de razones.

Los llamaban el elefante y la paloma. Él, de 42 años y con 136 kg; ella, de 22 años y 44 kg. Él engañándola, ella amándole sin medida. Él adorándola pero incapaz de ofrecerle un vida exclusiva y compartida. Sin embargo juntos evolucionaron y trascendieron como dos y como uno haciéndose un gran hueco en la historia de un mundo inmenso.
Lecciones de vida


Sin embargo, no solo esta relación la atormentaba, sino que la vida de Frida Kalho vida estuvo repleta de desgracias y enfermedades que postraron gran parte de su vida y sus aspiraciones, como por ejemplo la de ser madre.


Así, Frida sentenció que el sufrimiento es un estado de consciencia con una frase que quedará por siempre para la posteridad. “Bebo para ahogar mis penas, pero las condenadas aprendieron a nadar”.

Del mismo modo y tal y como reflejó Diego Rivera en la siguiente frase, toda mujer tiene una fortaleza infinita en su interior: “Yo estoy seguro de que la mujer no es de la misma especie que el hombre. La humanidad es de ellas. Los hombres somos una subespecie de animales (…) inadecuados completamente para el amor, creados por la mujer para ponerse al servicio del ser inteligente y sensitivo que ellas representan”.


Por último, la gran proyección de vida de Frida Kahlo nos da una verdadera enseñanza y que “sobre todas las cosas, necesitamos amarnos a nosotros mismos” y que solo nosotros podemos decirle “¡Basta!” a nuestro propio sufrimiento, pues solo así lograremos cultivar nuestra esencia y hacer gala de nuestro estilo.


“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior…

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