El carácter de las personas
se puede observar mediante la manera en que la persona actúa habitualmente
frente a las distintas circunstancias de la vida. El ayudar a los otros, es una
cualidad que puede tener tu carácter y que puede ser de gran utilidad para
lograr buenos equipos de trabajo o cohesión grupal. Sin embargo, cuando ésta
ayuda es demasiada, puede ser que tus buenas intenciones se vuelvan en tu
contra. Te adelantamos que la solución no es dejar de ayudar por completo, sino
que se trata de que sepas en dónde deben ir los límites y cuándo ponerlos, con
el objetivo de que los demás no abusen de ti.
Como mencionamos en el
párrafo anterior, el primer paso es empezar a identificar los límites, para
ello te ofrecemos a continuación algunas señales de alerta que te podrán ayudar
a saber cuando estás dando demasiado.
1. Tu ayuda fomenta
codependencia, irresponsabilidad, incompetencia o mal carácter:A veces, puede ser que nos
tengamos que enfrentar al hecho, de que nuestras buenas intenciones no son
suficientes para lograr ayudar a otros y que, en su lugar, cuando creemos
ayudarlos, en realidad estamos construyendo una relación en donde nosotros
tenemos que dar, mientras que el otro, desde un lugar de comodidad, se acostumbra
a solamente recibir. Lo que te lleva a gastar tus propios recursos al ayudar a
la misma persona.
¿Cuándo cruzaste el límite?
Cuando tu ayuda no genera un crecimiento, independencia o desarrollo de los
demás. Te recomendamos usar tus energías y recursos para ayudar a otras
personas y a causas que verdaderamente se beneficien.
2. La otra persona ha
violado numerosos acuerdos, siempre pide ayuda y no la utiliza para hacer lo
prometido:Continuando con esta idea,
si es que te ha pasado que crees demasiado y por eso, das más de una
oportunidad a quienes han demostrado no valorarlas. Te recomendamos abstenerte
de darle nuevas oportunidades, al menos hasta que tengas pruebas sólidas de que
están listos para usar tu ayuda para avanzar en su vida.
Si la persona no hace un
cambio profundo en su ser, el continuar ayudándolo sólo va a hacer que esa
persona siga fallando y tú, te sentirás enojando cada vez más. El peligro de
esto, es que no quieras seguir ayudando a más personas y que te sientas
profundamente desilusionado.
3. Tu ayuda provoca que la
otra persona se estanque en su vida:Todo en la vida debe tener
un equilibrio. Si tu ayuda es útil para crear procesos que faciliten el avance
de tus amigos en ciertos aspectos de su vida, entonces estás dentro del lado
correcto. Sin embargo, si es que los condenas a no aprender a desarrollar sus
capacidades, entonces estás traspasando el límite.
Una de las maneras de saber
si estás traspasando el límite, es cuando no dejas que los otros desarrollen
sus nuevas habilidades y también, cuando evitas que ellos descubran o exploren
todas sus propias capacidades. Las cuales, se pueden poner de manifiesto en
varias ocasiones, pero sobre todo bajo presión o durante conflictos graves.
Esto último también puede
aplicar a los padres sobreprotectores los cuales evitan cualquier fracaso que
puedan tener sus hijos. Cabe señalar, que el tener fracasos es vital para poder
desarrollarse. Nos puede enseñar a tener tolerancia a la frustración, a perder
el miedo a fracasar, a tener constancia, etc.
4. Para ayudar debes cometer
un acto deshonesto o comprometes tu integridad.
Dos ejemplos de actos poco
sanos son el tener que decir mentiras por él o tener que incurrir en engaños a
otros.
Esto puede afectar tu
credibilidad como persona, por lo tanto, no deberías ayudar a alguien si eso te
hará decepcionar a otros. El guardar secretos muy graves o faltar a tu código
moral, puede ser que te traiga grandes problemas. Si continúas y se crea una
bola de mentiras, puede ser que la situación te afecte más de lo que esperas.
5. Te sientes manipulado
para ayudar:Puede ser que en algunos
casos, sea tan obvia la manipulación, que realmente nos podemos sentir
incómodos. Pero, si saben que eres una persona que se podría sentir culpable
por decir no, entonces tal vez te hagan sentir así y sientas la obligación de
aceptar.
Recuerda que la manipulación
es el signo de que alguien busca sacar ventaja de ti, haciéndote hacer cosas
que no quieres hacer.
Si te sientes identificado
con alguna de las situaciones que describimos, entonces analiza la situación y
si de verdad te incomoda dar esa ayuda, no lo hagas. Si es que no puedes
negarte a ello sólo, entonces busca a alguien más que te preste apoyo.
6. Ya se ha vuelto imposible
seguir prestando ayuda:Otro límite importante de
considerar es el bienestar de uno, el cual se puede empezar a perder cuando se
sacrifica la salud física o mental, tu bienestar económico o faltas a tus
principios.
Si es que no puedes aportar
nada sin ponerte en riesgo, entonces es mejor que no ayudes en ese momento y
que esperes a estar bien para poder continuar aportando.
7. Tus relaciones se
deterioran o simplemente se ven dañadas irremediablemente:Dentro del límite positivo,
el ayudar te puede hacer crecer y mejorar en tus relaciones. Sin embargo, si
éstas comienzan a verse afectadas con malas prácticas como: fraudes,
conflictos, sentimientos de obligación o resentimiento, entonces son un real
problema.
Si es que no ves las cosas
claras, puede bastar con tomar un poco de distancia de la situación. Si
descubres que la relación está irremediablemente rota, entonces no hay nada que
se pueda hacer. Sólo rescatar los aprendizajes de esta experiencia.
8. Tu ayuda evita que la
otra persona esté sana:Por mucho que a todos nos
pueda costar (no sólo económicamente, sino que emocionalmente), hay que admitir
cuando una persona tiene problemas o desafíos que requieren de ayuda
profesional.
Si es que encuentras que
estás en un punto donde ya hablaste con la otra persona sobre buscar ayuda
profesional, pero ella no quiere hacerlo. Entonces la única manera de ayudar es
no ayudando. Porque es la única forma en que la persona pensará en buscar la
ayuda profesional adecuada. Que puede incluir un tratamiento, hacer ejercicio,
llevar una dieta sana, etc.
Crecemos en una sociedad en
donde desde pequeños, nos enseñan y obligan a ser buenos con los demás. Pocas
veces nos enseñan a poner límites y a veces, por eso crecemos sin hacerlo. El
aprender estos límites, significa protección y el poder para no perdernos en el
proceso de dar a otros.
Con base en lo anterior, te
recomendamos el comenzar a establecer tus límites y hacer que éstos se
respeten. Tú también tienes derecho a cuidarte y a que te ayuden con estos
límites nuevos que estás aprendiendo a poner.
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