Disfruté
escribirles este artículo para contarles un elemento importantísimo que tiene
que ver con el amor en la pareja y un elemento que si no se le presta atención
con el paso del tiempo se va apagando. Les escribo de uno de los mejores
asesinos del amor: la rutina.
He
escuchado a pacientes que a veces piensan que los hijos pueden ser motivo de
separación; otros, piensan que el dinero, la familia y algunos apuestan que un
tema influyente para distanciarse es el trabajo. Y no, no es así, la peor plaga
que puede caerle a la pareja es la rutina y es que uno de los errores más
comunes, que a veces pasa por desconocimiento, es caer en la monotonía, siempre
haciendo lo mismo: se come en el mismo lugar, se hace el amor de la misma
forma, todo es repetido. Aburriendo hasta la mente más excitada dejándola sin
motivos para seguir ahí.
Algunos
estudios revelan que uno de los problemas que hace caer en la rutina a la
pareja es el momento de definir qué compartir o qué hacer. A veces, los hombres
y las mujeres tienen diferentes ideas de lo que es disfrutar en pareja. Es
decir, que mientras los hombres consideran tiempo de pareja cualquier actividad
como hacer deportes juntos, las mujeres tienden más a considerar tiempo de
pareja alguna actividad que les dé la oportunidad de tener una buena
conversación. La clave entonces es el equilibrio y comunicar los intereses de
ambos sin caer en lo mismo de todo los días.
¡Ojo
al piojo! Cuando en la relación todo es rutina, cuando siempre hacen lo mismo y
cuando ya no hay sorpresa, novedad, ni alegría… Debes saber que el amor se
aburre, se cansa y un día se acaba.
Cuando
la rutina entra en la pareja el amor se va apagando, quizá porque el cerebro
humano siente que está en una cárcel, deje eso a un lado y haga de su relación
una experiencia divertida. Para vencerla, uno debe cambiar de conducta y estar
dispuesto como pareja a cumplir y descubrir nuevas cosas cada día o cada
semana. Quizá, no lo tenían planificado ese día pero salga a caminar, vayan al
cine o prueben una nueva posición en la cama. Hagan que cuando ya no pase nada
extraordinario, aun así ambos sientan que será extraordinario estar juntos para
siempre y no dejen que el príncipe se vuelva sapo o la princesa se convierta en
cenicienta.
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