Cada mañana te es más
difícil despertar. Tu familia dice que eres flojo, pero tú sientes que lo que
te pasa va más allá de la pereza. Donde antes encontrabas las ganas de ponerte
en pie, de salir y de cumplir tus sueños, hoy hay un vacío que no puedes
explicar. No sabes en qué momento comenzaste a sentirte así, tampoco alcanzas a
ver cuándo se irá esta sensación. Las personas a tu alrededor te piden que le
eches ganas, mientras tú sólo te preguntas: “¿Qué está pasando conmigo?”
A diferencia de otros
momentos de tu vida en los que te has sentido triste, esta vez no reconoces si
lo que estás viviendo es “normal” o estás rebasando los límites de tristeza.
Quizá te asuste pensar que podrías estar experimentando algo más, sin embargo,
no podrás ayudarte si no identificas qué estás sintiendo:
La tristeza (casi siempre)
tiene una causa
La tristeza es un
sentimiento natural y generalmente se presenta tras una situación dolorosa.
También hay casos en los que te sientes afligido sin motivo aparente, pero por
lo general esta sensación se va con los días. Por el contrario, en la
depresión, la desesperanza y la desmotivación no desaparecen por más noticias
buenas que se reciban.
La depresión se origina a
nivel cerebral:El cerebro de una persona
deprimida produce niveles mucho más bajos de serotonina y otros
neurotransmisores que influyen en gran cantidad de procesos mentales, entre
ellos la motivación. Si lo observáramos en una neuroimagen, se vería claramente
que las áreas de actividad son diferentes entre una persona con depresión y
otra que sólo está triste; por eso, “echarle ganas” no es suficiente para subir
el estado de ánimo.
La tristeza es necesaria:Aunque muchas veces las
emociones nos producen sensaciones desagradables, también son necesarias para
nuestra estabilidad y crecimiento personal. Por ejemplo, llorar es liberador
para el espíritu, la tristeza es fuente inspiración para el arte y la sensación
de derrota también puede motivarnos a hacer cambios en nuestra vida.
La depresión es
incapacitante:Si bien la tristeza puede
llevarnos a nuevos rumbos, la depresión no nos permite movernos. Cuando uno
está deprimido pierde el ánimo, el apetito, el deseo sexual y el interés por la
vida.
La tristeza se nota:La postura corporal, la
dificultad para sonreír, la atención dispersa o los ojos llorosos suelen
delatar a una persona cuando está triste; sin embargo, la depresión puede ser
mucho más discreta.
La depresión no siempre es
visible:Se suele creer que una
persona deprimida llora todo el tiempo en un rincón, pero no siempre es cierto.
La depresión se puede expresar con irritabilidad, enojo, falta de
concentración, inseguridad y dificultad para relacionarse; incluso puede
ocultarse detrás de un rostro sonriente.
La tristeza se va:Dicen que no hay mal que
dure 100 años. La tristeza tarde o temprano se va de nuestra vida si retomamos
las actividades que nos producen placer y encontramos nuevas motivaciones.
Una persona deprimida
necesitará ayuda extra:En contraste con la
tristeza, la depresión no se va sola. Al contrario, para sacarla de nuestra
vida es necesario contar con ayuda de nuestros seres queridos, de un
especialista y, en algunos casos, de medicamentos diseñados para equilibrar la
química cerebral y estabilizar el estado de ánimo.
La depresión podría estar en
tus genes:Otra de las principales
diferencias entre la tristeza y la depresión es que ésta última se puede
identificar a través de diferentes pruebas médicas. .
La línea entra la tristeza y
la depresión es tan delgada que pocas personas llegan a entender la diferencia
de manera empática. Afortunadamente, ya existen alternativas que facilitan el
diagnóstico y dan esperanza para un oportuno y adecuado tratamiento.
Si aún tienes dudas sobre lo
que estás sintiendo, solicita ayuda a un profesional capacitado.
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