Sabemos que somos
imperfectos y eso nos ayuda a ponderar todo lo que sufrimos por nuestra culpa.
Irritabilidad, estrés, egoísmo y mucho más. No importa cuánto intentemos ser
personas perfectas, en el fondo sabemos que eso no existe y si no lo crees,
recuerda la última vez que sentiste celos.
Lo curioso de los celos es
que se trata de lo que imaginamos, no de lo que vemos. Distorsionamos nuestra propia realidad para
que todo encaje en un cuadro que siempre pinta mal. Es imposible no sentir
celos a lo largo de nuestras vidas y aunque no es algo de lo que nos gusta
jactarnos, tal vez lo mejor es conocer los tipos de celos y saber cómo arruinan
nuestro día a día.
Celos infantiles:La causa de nuestros
problemas. Al ser pequeños somos el centro de atención de nuestros padres y en
cuanto tenemos una necesidad es atendida sin un mínimo esfuerzo nuestro. Eso
moldea nuestro cerebro, pero cuando crecemos y cada vez son menos las
atenciones inmediatas, sentimos irritabilidad y enojo.
Cuando estos celos regresan
nos convierten en seres irracionales, es nuestro cerebro regresamos a una época
en la que no razonábamos lo que sucedía, sólo sabíamos que algo nos afectaba y
nos quejábamos mientras esperábamos una solución externa.
Celos laborales:Desde hace mucho tiempo la
gente cree que lo que hace o estudia es lo que la define y por eso podemos
sufrir mucho cuando alguien que tuvo las mismas oportunidades que nosotros
triunfa, dejándonos con un vacío difícil de explicar, pero que nos afecta mucho
más de lo que quisiéramos admitir.
Ese sentimiento de
impotencia y enojo muchas veces ni siquiera es contra la otra persona, ella
sólo es lo que activa el gatillo que nos sume en una serie de cuestiones
existenciales acerca de todas las decisiones que nos han llevado hasta ese
momento y sobro todo a cuestionar si han sido las correctas.
Celos de tiempo:A veces hay relaciones que
parecen perfectas, pero el tiempo se encarga de terminar con eso. Tal vez es tu
pareja y ahora tiene otro trabajo que los obliga a verse mucho menos o una
amistad con la que pasabas todos los días juntos hasta que uno se mudó y ahora
cada quien se relaciona con otras personas.
Los celos de tiempo son
fáciles de solucionar simplemente conversando, pero en muchos casos hacen que
las relaciones se deterioren, sin darse
cuenta pues algunos creen que solamente es la vida siguiendo su curso y aunque
hay algo de razón en eso, muchas veces las cosas se podrían solucionar con una
simple plática.
Celos sexuales:Lo más comunes, esos que
arruinan amistades, relaciones y hasta vidas. Freud describe tres tipos de
celos sexuales: los normales que implican una amenaza real que puede interferir
en tu relación con otra persona; los celos delirantes que sólo aparecen en
gente con enfermedades mentales (los que creen que la televisión sólo les habla
a ellos para decirles que su esposa se acuesta con alguien más); y los celos
proyectados, en los que una persona quiere tener un amorío pero no lo admitirá,
por lo que comienza a ver señales en su pareja que indican que a quien le están
siendo infiel es a él.
Que lo diga Freud no
significa que sea verdad, pero estos últimos son los celos que a veces causan
muchos problemas, pues la otra persona no tiene idea de qué es lo que causa la
desconfianza y las falsas acusaciones, incluso con las personas menos esperadas.
Es probable que ya hayas
experimentado todos estos tipos de celos y aunque posiblemente regresen a ti un
día, lo mejor es saber controlarlos, pues tristemente la consecuencia de no
hacerlo muchas veces es la violencia.
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