Hay quienes aún confunden un ataque de celos con una de las "más puras" manifestaciones de amor.
Amy Winehouse, Kate Moss, Pamela Anderson, Madonna; su sufrimiento también se suma al de miles de mujeres que diariamente sufren violencia doméstica. Cuando las fotos del deformado rostro de Rihanna comenzaron a circular por la Internet, no pudimos hacer otra cosa más que sentir asco, no sólo hacia Chris Brown, sino hacia nosotros mismos ¿Cómo es que a estas alturas del siglo XXI estos casos de violencia sigan difundiéndose con tanta naturalidad? No hablamos sólo de golpes, pues éstos son apenas uno de los tantos picos que aparecen en las estadísticas al hablar de agresiones dentro de una relación.
No son pocas las mujeres que han tratado de defender a sus agresores argumentando que fueron ellas las causantes de tan terribles golpizas. Sin embargo, la realidad detrás de todo ello es que incluso “la cachetada más inocente” si es que alguien encuentra en este término algo de lógica— es la parte final de una serie de problemas que las parejas de estas personassean hombres o mujeres vienen arrastrando desde años atrás. Claro, hablamos de un final no como la desaparición del problema sino como el punto más alto del mismo.
MI PAREJA ES MUY INSEGURA
DE SÍ MISMA
¿No habla sobre sus problemas? ¿No se siente lo suficientemente atractivo? Cuando notas estos detalles desde la primera cita, quizá la mejor opción es considerar si de verdad quieres estar al lado de alguien así. Al principio todo ello no parece un problema, algunos tienden a pensar que se trata sólo de una mala racha en su estado de ánimo y que apenas esa persona comience a recibir amor, todo cambiará para bien.
De hecho, hablando específicamente de los hombres, cuando tienen problemas de seguridad, tratan de ocultarlos con actitudes rudas y sobreprotectoras que, suponen, harán que una chica se sienta más atraída hacia ellos. Lo cierto es que esto es una pantalla capaz de distraer a cualquiera de la verdadera identidad del individuo que de un momento a otro explotará sin dar tregua a nada.
LO HACE PORQUE ME QUIERE
Por más que te empeñes en sostener esa imagen fuerte y sobreprotectora que te ha mantenido cerca de esa persona, todo parece derrumbarse. Quizá no lo entiendas desde el primer momento, pero todo eso que te había atraído era sólo un manto que cubría su verdadera personalidad, la cual, por cierto, está muy lejos de lo que imaginaste. En efecto, nace un "nuevo" monstruo cuya conducta no es aquélla de la que te enamoraste.
De repente parece que pretende controlar tu vida. Quiere números y contraseñas de cualquier sitio que utilices para comunicarte; pues “le parece importante conocer a tus amistades”, especialmente a aquellas con las que te llevas mejor... ¿Celos? ¿Dónde?
Quiere que tu mundo gire alrededor suyo, después de todo, ¿qué otro motivo tendrían para estar juntos si no es para llenarse de atenciones “mutuamente”?
Frente a sus amigos tú eres “su mujer”, no importa si lo hace en tono de broma, algo dentro de él ya te puso una marca cual ganado.
Poco a poco te pedirá hasta el más mínimo detalle de todas tus relaciones pasadas… incluso aquella que iniciaste en secundaria. Para él todas cuentan igual.
Intentará a toda costa que te adaptes a sus reglas de comportamiento, porque “una dama nunca debería hacer esto o aquello”.
Y sentimos decirte que no, no se comporta así porque te quiere; lo hace por amor, sí, pero hacia sí mismo. Hará de todo para no salir de esa zona de confort en la que ahora se encuentra a expensas tuyas y ni siquiera va a detenerse a pensar en las consecuencias.
¿Y AHORA QUÉ HAGO?
Una vez que notaste estas actitudes, la idea de que ya no hay marcha atrás comienza a invadir tus pensamientos constantemente, no obstante, antes de perder la cabeza o de recibir el primer golpe de su parte y perder algo más que tu bonita imagen, lo mejor es abortar la misión, está claro que tu futuro ni el de nadie más no está con esa persona.
Si por alguna extraña razón decides darle una u otra oportunidad, lo ideal es que juntos visitaran a un especialista que pueda aconsejarles para que juntos logren superar este problema. Finalmente, es preferible dejar atrás el miedo a perder la vida antes de ser parte de esa estadística que cada año se vuelve más alarmante frente a nuestros ojos.
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