El expresidente de Uruguay,
José Mujica, camina por la vida liviano de equipaje y dice ser completamente
feliz.
Escuchar al expresidente de
Uruguay, José Mujica, es como un bálsamo para el alma. Entender sus
pensamientos acerca del amor, la vida, la guerra, la paz y el dinero
seguramente hacen reflexionar a cualquier ser humano que vive en el afán del
día al día.
No tiene correo electrónico
y su celular lo utiliza exclusivamente para lo imprescindible, pues asegura que
la tecnología de estos tiempos lo supera y siente que no le hace falta porque
en los años que pasó en la cárcel aprendió hablar consigo mismo y eso todavía
lo conserva. Le gusta tomar buen vino y comer preferiblemente los platos que
prepara su esposa Lucía Topolansky.
Luego de haber sido
presidente de Uruguay, ‘Pepe’ se siente más liviano de equipaje, como un
ciudadano de a pie común y corriente, eso sí con los zapatos menos apretados al
tener menos responsabilidad.
“Yo no soy pobre porque soy
rico en libertad”
No soy pobre porque tengo
tiempo para hacer lo que me gusta. Vivo muy sencillo para no tener ataduras
materiales, mi definición de pobreza es: pobre es aquel que por tener mucho no
le alcanza para nada. Yo quiero tiempo para vivir, no le quiero imponer a nadie
mi forma de vivir, la sencillez y la sobriedad es mi comodidad. Tengo 80 años y
no me voy a llevar plata en el cajón. Quiero compartir con la gente amiga, que
me parece una cosa maravillosa y me hace feliz. La felicidad es algo que hay
que pelear, esta es la única vida que tenemos y me parece que felicidad y
libertad individual es tener el mayor tiempo libre para gastarlo en las cosas que
a uno le gustan. Hay que trabajar pero hay que tener tiempo para vivir. Yo no
vivo en la pobreza, vivo en una riqueza tremenda.
“No creo en Dios”
Pienso que el hombre es un
animal utópico. Que yo no crea no quiere decir que no respete. La vida se nos
va y tenemos que creer en algo porque no podemos pensar que todo se termina
acá. Como quiero a los hombres, entiendo que necesitan inventar algo, pero el
cielo y el infierno están en la tierra. El papa Francisco es un personaje que
le hace bien a este mundo tan falto de gente carismática. Además es de
Latinoamérica, toma mate, escucha tango y le gusta el fútbol.
“El amor es un asunto de
edades”
Cuando se es joven es una
tormenta, cuando se es viejo es una dulce costumbre que es un verdadero
refugio. Cada cosa en su tiempo. Hay que procurar que la vida sea feliz y eso
significa enfrentar la soledad y compartir la soledad.
“Soy enemigo de la
reelección”
La vida me enseñó que el
problema no es el rey, el problema es la Corte y hay que renovar la Corte. Cuando
se tiene poder se hace sombra y se cobija mucha cosa que se refugia y es bueno
renovar todo esto en una sociedad. Me parece que el mensaje es: nadie es más
que nadie y la renovación tiene que ser periódicamente, y eso es bueno.
Yo fui electo senador y
tengo una responsabilidad con la gente que votó por mí, estoy en una edad que
ya no empieza a motivarme esa tarea interna del día a día. El mejor dirigente
no es el que hace más sino aquel que cuando se va deja gente que lo suplanta
con ventaja. No hay ningún triunfo a la vuelta de la esquina, hay que formar
gente que recoja las banderas y continúe. Ahora me dedico a opinar de cosas de
América y no ando dando conferencia ni cobrando y no puedo ir a todo porque no
me puedo pagar los pasajes porque no tengo fondos para eso. Me preocupa la
integración de América y estoy militando para eso porque no puedo cambiar mi
carácter, tengo una vocación interior que me conduce hacia la política.
“Todo el apoyo a Colombia
que lucha por la paz”
Sé que el problema es difícil
cuando se llevan 50 años de conflicto, pero la guerra se termina cuando alguno
de los contendores desaparece. Las condiciones de Colombia demuestran que la
resistencia puede ser infinita. Me parece que la paz es una causa, la paz no es
de izquierda, ni de derecha, ni de centro, es una cuestión de destino humano
por la cual hay que luchar. El hombre no ha salido de la prehistoria porque
tiene que acudir al recurso guerra.
El ideal tiene que ser la
capacidad de negociar y de andar con diversidad de opiniones. Yo sé que cuesta
pero ningún valor es más importante que la paz. La vida es un milagro, estar
vivo es el bien mayor que podemos tener. Todo lo que conspire contra la vida
hay que eliminarlo. Están las heridas morales que quedan. Yo creo que la
historia de Colombia de estos últimos 60 años es una lección inolvidable para
quienes sepan pensar. Es como si una nación vivienda rodeada de témpanos.
Millones de dólares por minuto se gastan en guerra, con la mitad de esa plata
se termina con la pobreza. Mi simpatía y apoyo a terminar con la guerra, hay
gente que clama por justicia y por verdad y tampoco se le puede pedir que
olvide, porque hay cosas que no se olvidan. Hay que aprender a andar por la
vida con una mochila y cada cual por su vereda.
“Decidimos que no podíamos
derrotar el narcotráfico porque estamos aburridos de meter gente presa”
Uruguay es un pequeño país,
en masa, no tanto en recursos, hace tiempo que decidimos ser pocos. La gente se
olvida que fue un país que tuvo el coraje de reconocer la prostitución en 1910
y organizarla y que estableció el divorcio tempranamente por voluntad de la
mujer. Decidimos que no podíamos derrotar el narcotráfico porque estamos aburridos
de meter gente presa. Decidimos no legalizar marihuana sino robarle mercado al
narcotráfico. No tiene nada que ver con libertad de mercado ni que se venda
olímpicamente. Si eres consumidor te doy una ración y si quieres más hay que
atenderte.
“Hay que influir mucho en el
ánimo de la juventud”
Hay que construir políticas
de convivencia y buscar acuerdos nacionales y no desmoralizarse. Siempre habrá
alguno que se ponga el puñal en los dientes. Uruguay vivió 100 años de guerra y
se cansó de la guerra. A partir de 1904 construyó y los mismos partidos que
habían hecho la guerra construyeron el Uruguay moderno porque aprendieron del
dolor, lo hicieron con tire y afloje. Soy optimista en que hay que influir
mucho en el ánimo de la juventud. Que las nuevas generaciones aprendan de
nuestros errores y que comentan los de su tiempo y no los nuestros.
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