Fuiste a Disney, conociste
al Presidente de los Estados Unidos, te tomó en brazos la estrella de rock
favorita de tu padre y tú no puedes recordar absolutamente nada de eso. Es
frustrante cuando te dicen que los “mejores” momentos de tu vida los pasaste de
bebé y no puedes recordar nada y los recuerdos que tienes son muy pocos. ¿Por
qué pasa esto? Por la llamada Amnesia Infantil.
No podemos recordar nada
hasta los 8 años, (hay gente que puede recordar cosas de cuando tenían dos
años) y lo que sucede es que nadie puede recordar muchas cosas de sus primeros
años de vida.
Tenemos recuerdos, escasos y
muy distantes entre sí.
Esto ha desconcertado
completamente a los humanos por décadas e incluso al mismísimo padre de la
psicoterapia Sigmund Freud quien sería autor de la expresión “Amnesia
Infantil”.
Pero, ¿qué pasa con nuestra
memoria en esos primeros años de vida?
Parte de todo es que los
bebés son como unas esponjas, absorben nueva información, tanta que tienen 700
conexiones neuronales por segundos y pueden aprender tantos nuevos idiomas que
pondrían celoso a cualquiera. Pero también, como las esponjas, sueltan de a
poco su contenido, más si son apretujadas con fuerza.
Entonces, ¿qué sucede?
Una explicación es que la
amnesia infantil es el resultado del proceso natural de olvidar las cosas, lo
cual no es solo en ese momento, sino a lo largo de toda nuestra vida.
Nuestros cerebros, de hecho
y según el psicólogo alemán del siglo 19 Hermann Ebbinghaus, retienen solo el
2% y 3% de 30 días. Olvidamos de manera completamente predecible.
Otra de las teorías sobre la
memoria de las personas es el paciente H-M, quien tras una fallida operación de
epilepsia y que dañara su hipocampo, no pudo recordar ningún suceso reciente.
Jeffrey Fagen, quien estudia
memoria y aprendizaje en la Universidad de Saint John, dice que “el hipocampo
es nuestro centro de capacidad para aprender y recordar” donde agrega que en
bebés y en los niños el hipocampo está muy poco desarrollado, lo que explicaría
que tal vez los recuerdos se perdieron con mucha facilidad o simplemente nunca
se llegaron a formar.
Además, la psicóloga
Elizabeth Loftus, de la Universidad de California, Estados Unidos, dice que
existen recuerdos “sembrados” y que la gente puede “visualizar eventos que no
ha vivido y que así se convierten en recuerdo”.
Eligió un grupo de
voluntarios y les “sembró” un recuerdo ella misma, diciéndoles una elaborada
mentira sobre un episodio traumático en un centro comercial, cuando se
perdieron antes de ser rescatados por una amable mujer y reunidos con su
familia.
“Les contamos que nos habían
dicho sus madres”, dijo ella, y que más de un tercio de las víctimas cayó en la
trampa y algunos, aparentemente recordaba el suceso a todo detalle.
Esto quiere decir que a
menudo confiamos más en nuestros recuerdos imaginarios que en hechos reales y
es totalmente normal.
¿Qué te parecen estas
teorías? ¿Has pensado que tus recuerdos de la niñez no son del todo reales?
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