Hemos sido testigos y víctimas
de cómo el miedo provoca atentados, guerras, actos de intolerancia,
discriminación, matanzas, acosos, violencia. Hemos vivido la apabullante
reacción del miedo: inmediata, torpe, autodestructiva. Hemos abrazado al miedo
como un único modo de vida, olvidando que es tan sólo una alternativa de
supervivencia. Hemos sufrido el miedo.
Para Gyalwang Drukpa, director
de la Drukpa School of Tibetan Buddhism, el miedo en la actualidad navega entre
elementos extremistas, inestabilidad geopolítica y recursos naturales limitados;
entre las comparaciones, las inseguridades y la envidia. Sin embargo, ¿cómo
combatir el miedo que destruye todo lo bueno que hay en el mundo? La respuesta
reside, según Drukpa, en la compasión.
La compasión es el antídoto al
miedo, y el karma un método para comprender su efectividad. Drukpa explica que
el karma no es un destino predeterminado ni la aceptación de la injusticia o
inequidad, sino el fenómeno de la naturaleza de la causa y el efecto: “El karma
significa empoderamiento, y puede ser parte de la solución. El karma nos da un
método para combatir miedo, terror, injusticia e inequidad. El karma significa
que no estamos definidos por una situación, sino por las decisiones que
realizamos”.
Esta idea abre la posibilidad
de que un individuo no sólo elija el coraje y la compasión –en vez del miedo y
el odio; también reduce la expectativa y la pasividad de que los líderes o
gobernadores establezcan la paz. Es decir que una persona, como el lector
mismo, puede “construir paz, y es fuerte, es duradera y es genuina”, pero
requiere acciones, “un verdadero sentido de urgencia, coraje y mucho trabajo
duro”. Porque, para Drukpa:
La paz significa que cada uno
de nosotros tiene una obligación de construir un entendimiento mutuo y una
obligación a rechazar el miedo. La paz nos requiere no sólo aceptar, sino
celebrar las diferencias entre nosotros. El miedo necesita que rechacemos las
diferencias. La paz nos motiva a aprehender las diferencias.
Actividades cotidianas como el
trabajo en equipo pese a las diferencias físicas, sociales, raciales,
religiosas, derivadas de la sexualidad –orientación sexual y de género, sexo…–
son actos de paz y de coraje, pues al rechazar la diversidad se elige el miedo
y el odio. Drukpa agrega que “estas diferencias no son las que nos fraccionan.
Es la diversidad la que nos fortalece. La diversidad es algo que no debería ser
tolerado, sino celebrado. Deberíamos darle la bienvenida con curiosidad,
iluminación y goce. Esto es lo que el miedo teme”. Y celebrar la diversidad es
algo que se puede realizar de inmediato, algo que impacta kármicamente en la
construcción de la paz.
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