En un bosque muy grande y
antiguo convivían muchos animales. Esta selva era un lugar plácido, tupido de
árboles centenarios y abundante alimento por doquier.
Era un gran sitio para vivir.
Debido a la ubicación geográfica del bosque existían dos estaciones climáticas:
verano e invierno. Y en este bosque los animales empezaban a sentir la
incomodidad por el calor sofocante que hacía debido al intenso verano en aquel
momento.
Para este tiempo escaseaba
mucho el agua; la falta de agua estaba creando un ambiente desesperado para la
selva y sus habitantes… Sin embargo aún faltaba un suceso más en aquel bosque…
Aquel día hubo un gran
incendio en la selva, el fuego se extendía a grandes chispazos a través de los
árboles, mientras tanto, todos los animales huían despavoridos…
En mitad de la confusión, un
pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás.
Los leones, jirafas,
elefantes, ciervos, venados,… todos muy asombrados miraban al pequeño y débil
colibrí, pensando en qué hacía yendo directo hacia el fuego.
Finalmente uno de los
animales, que no podía creer que el colibrí hiciera toda aquella locura le
preguntó: "¿a dónde vas? ¿Estás loco? ¿Qué pasa contigo? Tenemos que huir
del fuego inmediatamente".
El colibrí, un poco palpitante
por el calor del fuego, le contestó: "¿recuerdan que en medio de la selva
hay un lago?, pues voy volando a toda prisa, recojo un poco de agua en mi pico
y vuelvo para ayudar a apagar el incendio"; asombrado, el León, quien
entró a la conversación, solo logró decir: "Estás loco, no servirá en
absoluto, tú solo no podrás apagarlo”, el colibrí, en un tono tan seguro como
resuelto, respondió:
"Es posible, ¡es
posible!, solo estoy cumpliendo con mi parte"
Y continuó, de nuevo, su vuelo
hacia el lago…
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