Cuando una mujer está a punto
de traer al mundo a una nueva criatura siempre trata de cuidarse físicamente.
Se alimenta lo mejor posible,
toma vitaminas y todo lo necesario para que el desarrollo del bebé sea óptimo,
pero en ocasiones olvida aspectos que son igual de importantes.
En la actualidad se han
realizado estudios que comprueban que el bienestar físico de la madre es de
tanta importancia como su salud emocional.
La estabilidad mental y tener
un embarazo libre de estrés, en el que las emociones sean en su mayoría
positivas, se traduce en mejor desarrollo del bebé dentro y fuera del útero.
Muchas teorías recientes apuntan que los estados depresivos, la tristeza y el
estrés pueden ser aprendidos desde el vientre materno.
¿Cómo afectan al bebé los
sentimientos de la madre?
A continuación te presento
algunos puntos que hay que tomar en cuenta durante la gestación, ya que pueden
influir positiva o negativamente por el resto de su vida.
1. La depresión afecta el
coeficiente intelectual del niño
Aunque la placenta actúa como
capa que protege al feto de diversas hormonas como el cortisol -la cual se
produce tras un estado de estrés prolongado.
“si la madre se siente constantemente
sometida actividades que le causen estrés, tristeza o si padece trastornos
depresivos, el cortisol puede penetrar la placenta y enviar al bebé la señal de
que llegará a un ambiente peligroso.”
Otra cosa que afecta
seriamente durante la gestación, menciona la profesora Vivette Glover, experta
en psicología perinatal, es el coeficiente intelectual del niño a largo plazo,
ya que el cortisol influye en el desarrollo cerebral.
2. Puede interferir con el
apego saludable:El apego es importante para
los infantes, sobre todo durante el primer año de vida, ya que es un lazo que
se debe desarrollar para dar seguridad al bebé, y lo hace sentirse cuidado y
amado.
La depresión durante y después
del embarazo incrementa el riesgo de falta de apego por parte de la madre, lo
cual puede afectar de desarrollo emocional y la necesidad de protección del
pequeño, también durante la infancia.
3. Los bebés son capaces de
sentir el estado psicológico de la madre:“Creemos que los fetos humanos
son participantes activos en su propio desarrollo y están recolectando
información para su propia vida”, señala el doctor Curt A. Sandman. Agrega que
los niños son capaces de reconocer e interpretar los sentimientos y estado
anímico de la madre mientras están en el vientre.
Así que los estados
prolongados de tristeza pueden generar desarrollo lento; en cambio la felicidad
y la tranquilidad emocional suelen tener impacto positivo.
Los hijos de madres ansiosas
suelen volverse igualmente ansiosos durante los primeros años de vida. También pueden
desarrollar trastornos, como hiperactividad y déficit de atención.
4. Las emociones se aprenden
desde el vientre materno
Aunque el feto no tiene noción
de las emociones como nosotros las conocemos, éstas tienen impacto sensorial en
él.“Cuando nos embargan las
emociones negativas segregamos hormonas tóxicas, el corazón se acelera y se
deprime el sistema inmune, lo que nos deja más vulnerables ante las
enfermedades”.
Menciona Enrique García,
profesor de psicología de la UNED.Es importante considerar el
bienestar emocional como parte de los beneficios de la madre y el bebé.
Es necesario que los padres
apoyen a su pareja para que la gestación se dé de la mejor manera, y es vital
que las mujeres tomen conciencia y aprendan a manejar las situaciones que les
causan estrés.
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