“El amor todo lo puede”. Es
una frase recurrente que quizás suene trillada. Cuando sobrevienen las crisis
en una relación estable, consolidada y afianzada sobre los cimientos del amor,
es cuando se pone a prueba para superarlo todo. Si es verdadero resiste y lejos
de debilitarse se fortalece. En materia de relaciones no hay nada escrito y,
por tanto, no siempre se corre la misma suerte, pues hay momentos en que a
pesar del amor que se tengan, la cuerda tiende a soltarse y por el lado más débil.
¿Qué pasa cuando el amor no es suficiente para superar los problemas? Es el
momento de revisar nuestros sentimientos y si estamos seguros de que el cariño
sigue intacto, entonces solo nos queda descubrir las estrategias que permitan
desenredar la crisis.
Sustentados sobre los pilares
fundamentales del amor: el respeto, la confianza, la afectividad y la
constancia, podemos hacer una introspección hacia nuestro interior y chequear
el estado en que están nuestros sentimientos y por qué llegamos al punto crucial
de esa u otra crisis. Detrás de cada crisis siempre hay una razón de fondo que
fue el foco del corto circuito que descompuso nuestra relación para ver si es
posible hallar una solución, juntos y basados en el cariño que aún persiste.
La respuesta más inmediata
suele ser aceptar la opción de separarse, quizás sea un facilismo que no nos
permita ningún tipo de análisis, pero deberíamos tener la capacidad de
replantearnos lo que sentimos. No siempre todo está perdido cuando el amor
existe, habrá razones para resolver el problema y superarlo con cariño.
Así, el psicólogo Sebastián
Gaona nos apunta algunas maneras de hacer este análisis de nuestra situación
antes de tomar decisiones más drásticas y que no tengan vuelta atrás.
Si el amor no es lo suficientemente
resistente como para solucionar los problemas, entonces pongamos atención a los
factores que pueden intervenir para componer nuestra relación si nada está
perdido.
El peligro de no sentirse
valorado en la relación de pareja:El grado de confianza en la
relación de pareja, en ocasiones nos confunde con la mala interpretación que
nos hace creer que, porque ya nos conocemos podemos decirnos las cosas que nos
molestan el uno del otro de un modo poco brusco y a veces se incurre en el peor
de los insultos, tanto que la persona afectada se siente desvalorizada y hasta
despreciada.
Este suele ser el testimonio
más común de las personas separadas que acaban la relación sintiéndose heridas,
ignoradas, desvalorizadas al momento de las decisiones importantes que se deben
tomar en pareja.
Cuando las asimetrías son
verticales:Este es el caso de las parejas
asimétricas en que uno de los cónyuges es el que tiene el timón del barco ante
las decisiones más complicadas como así también en un plano más concerniente al
día a día. Así el otro no decide absolutamente nada, como si tan solo fuese un
huésped de paso en esa relación.
Cuando las asimetrías son
horizontales:El otro gran motivo de las
separaciones es cuando uno de los cónyuges comienza a alejarse. Este suele
darse de manera paulatina hasta llegar a generar una grieta muy profunda que ya
se vuelve irresoluble.
Se trata de un distanciamiento
emocional que no se da de hoy para mañana, sino que se fue suscitando con el
correr del tiempo y de las diferentes situaciones adversas por las que atravesó
la pareja. Las caricias y arrumacos se fueron escapando, el vínculo afectivo
desintegrando hasta desaparecer. Es algo que sucede tan lentamente, que lo
notamos cuando ya no hay nada que hacer y el tiempo trascurrió sin la
posibilidad de encontrar la solución.
Ubicar el poder en el seno de
la pareja:El poder dentro de una pareja
debería presentarse de manera equilibrada, donde ambos tengan el control de la
situación, pero en el caso de las parejas asimétricas, el poder recae de un
lado más que del otro.
Sucede que al momento de
presentarse los conflictos en las relaciones, es cuando esta diferencia se hace
sentir. Una parte ejerce el poder sobre el otro, y sobre todo lo que hace a la
pareja en la cotidianeidad y eso con el tiempo deja decaer la estabilidad de la
pareja.
El contrato en la pareja:Cuando asumimos una relación
estable, esa vida en común implica un nuevo estado de situación para ambos, en
el cual cada una de las partes da de sí lo que tiene para que eso funcione y
sea algo real.
Ese es un contrato de pareja
que, aunque tácito, lo pone todo sobre la mesa:Los acuerdos que suscribimos
en el marco de nuestro vínculo y en la
convivencia, son los que nos permitirán hacer crecer, fortalecer y afianzar la
relación, pero no siempre es así. Cuando no se ha pensado en los posibles problemas
como un espacio en el que aprendamos a vivir, a aceptar al otro y a trabajar
en esa relación, puede que las cosas no
nos funcionen como lo esperamos.
La implícita suscripción de
este contrato es lo que a veces no nos permite revisar las normas que en él
acordamos para resolver situaciones.dicho de otra manera, es recomendable hacer
un “manual de resolucion de conflictos” al establecer nuestro trato y acuerdos
internos con nuestra pareja
Las negociaciones, camino
posible:Toda ley que a largo plazo
queda obsoleta, se revisa, se negocia. Las relaciones de pareja son, ni más ni
menos, esas mesas de negociaciones varias que nos permiten dar un giro
necesario a la relación, cambiar de táctica y posición para volver a empezar o
dar vuelta la página de ese momento de crisis para convertirse en una relación
mucho más sólida y establecida.
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