El amor, ese sentimiento fundamental en la vida de las personas, es también uno de los temas que mayores interrogantes plantea. Con frecuencia, y especialmente durante la juventud, nos resulta difícil distinguir entre amor y enamoramiento. Sin embargo, se trata de experiencias que presentan importantes diferencias. Hoy analizaremos los 8 puntos clave que nos ayudarán a evitar confusiones y desilusiones.
1. El amor es mucho más que una emoción desbordante:Sentirse enamorado es muy placentero, ya que las emociones agradables nos invaden y todo parece maravilloso. Creemos ver en el ser elegido la suma de todas las virtudes e imaginamos que, gracias a esta incipiente relación, nuestra vida adquiere una condición mágica. Existen personas que buscan constantemente ese estado de encantamiento como modo de conjurar las dificultades y los problemas propios de cada día. Por cierto que, mientras dura, se trata de una sensación sumamente placentera que nos hace sentir más felices, más libres, más bellos. Sin embargo, el enamoramiento es un sentimiento transitorio que puede o no llegar a convertirse en amor luego de sortear diferentes etapas.
2. El amor se cimienta en el tiempo:Si el sentimiento que nos une a otra persona finaliza cuando la poderosa seducción inicial decae, podemos afirmar que se trató de un enamoramiento fugaz. Aunque de gran intensidad, es un estado de breve duración. El amor, por su parte, se va construyendo y afianzando a lo largo del tiempo, mientras supera retos y adquiere profundidad. La emoción mágica de las primeras etapas -esa atracción que los científicos atribuyen en gran porcentaje a la influencia hormonal- puede ser el primer paso en la concreción de una relación duradera, pero, si no crece, incorporando elementos como la ternura, el compromiso, la confianza y el respeto, no tendrá futuro.
3. Amar es sentirse seguro de la persona elegida:Con frecuencia solemos experimentar dudas acerca de nuestros verdaderos sentimientos amorosos. Durante el enamoramiento podemos creer que hemos encontrado a la persona que nos acompañará el resto de nuestra vida, aunque este pensamiento, por lo general, se funda en esa sensación de euforia propia de esta etapa. Posteriormente comienzan los interrogantes acerca de si verdaderamente somos compatibles para formar una pareja sólida con proyección a futuro. Porque más allá del deseo sexual y el romanticismo, la construcción del verdadero amor requiere de afinidad en diferentes aspectos, de escalas de valores compartidas y de proyectos de vida en común. Y es todo esto lo que nos brinda la seguridad de estar en presencia del compañero sentimental correcto.
4. Amar es planificar un futuro compartido:El enamoramiento es pasional, impulsivo y aferrado al hoy. Esto no significa que excluya un sentimiento afectivo que, sin embargo, no es igual al amor. Cuando una relación amorosa transcurre a lo largo del tiempo va adquiriendo madurez y forjando una unión que trasciende la emocionalidad. Conforme el encantamiento va cediendo paso al amor, sentimos deseos de asumir un mayor compromiso y necesidad de reforzar ese vínculo progresivamente. La palabra futuro adquiere mayor sentido que la búsqueda de la felicidad inmediata y estamos dispuestos a planificar un mañana compartido con nuestro ser amado. Esa apuesta por la trascendencia, sabiendo que también enfrentaremos dificultades y momentos difíciles, refleja la existencia de verdadero amor.
5. El amor excede la atracción física:La sensualidad, el deseo sexual y la seducción son componentes esenciales en un vínculo amoroso. Sin embargo, si la relación se reduce únicamente a la atracción física, es posible que se trate de enamoramiento, mas no de amor. Este sentimiento es más complejo y duradero, más profundo y espiritual. Necesita nutrirse de virtudes humanas, tales como el compañerismo, el respeto y el interés mutuos. Cuando estamos enamorados experimentamos una constante y vehemente atracción que mantiene su intensidad durante un período relativamente breve. O se sostiene en el tiempo, aunque mutando hacia un sentimiento más sólido, o termina diluyéndose cuando el magnetismo pierde su fuerza avasallante. El amor busca siempre algo más importante y poderoso que el deseo de unión física.
6. El amor verdadero nunca es sinónimo de posesión:El amor es, a la vez, un sentimiento profundo y un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo. Entendemos que la mera atracción por el otro, por más poderosa que resulte, no es sinónimo de amor. Tampoco el deseo mezquino de poseer al otro lo es. Por el contrario, cuando amamos de verdad no hay lugar para actitudes posesivas ni celos enfermizos. Antes bien, alentamos el desarrollo personal y la independencia del ser querido. Durante la fase de enamoramiento es frecuente que el vínculo sea muy cerrado, que los involucrados se aparten de su círculo social y que, en cierto modo, fundan sus identidades individuales en una. El amor trasciende el apego y fomenta la libertad y la realización personal.
7. Amar es ofrecer lo mejor de uno mismo al otro:Si hay algo que se opone al amor es el egoísmo. Cuando hemos aprendido a amar verdaderamente somos capaces de desplazar a segundo plano nuestra búsqueda de satisfacción, anteponiendo los deseos y las necesidades de nuestro compañero sentimental. Esto no significa que haya que vivir renunciando a nuestros proyectos personales, ni que sea bueno que solo uno de los integrantes de la pareja actúe generosamente. Implica ponerse en el lugar del otro, respetar sus pensamientos y sentimientos, ayudarlo a crecer y a ser una mejor persona. Al contrario del enamoramiento, cuando todo parece regirse por impulsos y anhelos más superficiales, el amor se complace con la felicidad del otro.
8. El amor vive en el marco de la realidad, superando las idealizaciones:El enamoramiento es una fuerza poderosa capaz de recrear la realidad, ajustándola a nuestros deseos y necesidades. Cuando nos enamoramos creemos haber encontrado a esa persona perfecta que coincide con todas las características de aquel ser ideal con el que soñamos. Grande es la desilusión al descubrir que gran parte de lo que imaginamos no existe. En ese momento culpamos a nuestra pareja, acusándola de habernos engañado. Sin embargo, se trata de una construcción mental nuestra, fruto del apasionamiento y la idealización. Amar de verdad es aceptar al otro con sus luces y sus sombras, respetándolo en su individualidad y luchando día a día para superar las diferencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario