Ø
Cada
relación de pareja es única. Los integrantes de la misma son personas con
rasgos propios e irrepetibles, y lo más importante, con gustos diferentes. Hace
tiempo descubrí que el secreto para convivir y crecer junto a la persona que
quieres y amas es aprender a entender, respetar y saber gestionar estas
diferencias y conservar las igualdades que gocen ambos convirtiéndolas en
fortalezas para la relación.
Ø
No
existe el miedo. El talón de Aquiles dentro de cualquier tipo de relación para
los seres humanos: el miedo. El miedo nos facilita una señal de inseguridad cuando
estamos en una relación, no deberíamos sentir ningún tipo de temor que provenga
de la otra persona. En este caso lo habitual es sentir emociones opuestas al
miedo como seguridad, alegría y permanencia.
Ø
La
auténtica confianza. Esta señal se convierte en el pilar clave de la correcta
relación: la confianza. Y la sensación que nos genera cuando se da entre dos
personas que se aman es indescriptible. Esta debería existir entre ambas
personas mucho antes de comenzar la relación, ya que para gozar de una
experiencia llena de confianza es necesario ganarla mucho antes de comenzar
cualquier compromiso de pareja sólido.
Ø
Mantienes
tu propia identidad. una relación de pareja que genere dependencia emocional, es
una señal de que te encuentras en la relación incorrecta. El hecho de compartir
la vida y tu propio corazón con él/ella no quiere decir ni mucho menos que
tengamos que perder nuestra identidad. Una relación hermosa nace de aprender a
mantener la individualidad y respeto entre ambos integrantes, sin dejar que
cada uno pierda su “alma”, deje de practicar sus aficiones, a relacionarse con
sus amigos o familiares. Si estás respetando las diferencias como seres humanos
me encantará daros la bienvenida a la relación correcta.
Ø
Hasta
las confrontaciones son positivas. Otro secreto de las relaciones correctas:
las peleas, por muy apasionadas que sean, siempre conservan un ingrediente
esencial, el respeto mutuo. Si se dan este tipo de confrontaciones, el
resultado y final será siempre positivo con grandes soluciones para ambos. Pero
si en tu relación existen las discusiones dramáticas, negativas y tóxicas, me gustaría
invitarte a que te pararas a reflexionar si le merece la pena a tu persona
dicha situación. Hazte la gran pregunta de “¿Para qué?”. Probablemente estés
viviendo una relación incorrecta donde puede que los sentimientos no estén
dejando actuar a tu sabia razón.
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