Al
establecer una relación, es necesario realizar muchos ajustes en nuestra forma
de ser y de vivir el día a día, conciliando las diferentes educaciones,
historias personales, aspectos
familiares, etc. Pero algo ocurre cuando la pareja perdura en el tiempo: muchos
de los aspectos de nuestra personalidad se confunden con los de nuestra pareja.
En algunos casos, esta sincronización es tanta que algunas personas terminan
confundiendo sus rasgos con los de su pareja.
Esto
puede ser positivo cuando la relación persiste, pero ¿qué ocurre cuando esta
llega a su fin? ¿Cambiará la
personalidad? ¿Y cómo influirá esto en el establecimiento de nuevas relaciones?
Los
estudios:Más allá de las novelas, los mitos y los deseos, lamentablemente la
mayoría de las relaciones no son perfectas ni eternas. La eterna búsqueda de
“la otra mitad” no llega a buen puerto y la relación termina de diferentes
maneras. Hombres y mujeres generalmente no reaccionan igual cuando una relación
termina. El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de Baltimore realizó un estudio sobre los efectos del
divorcio en ambos. La investigación incluyó a 2.274 personas mayores de 40
años, quienes fueron encuestadas dos veces, con un intervalo de entre 6 y 9
años. Fueron preguntados sobre cuáles habían sido los acontecimientos más
importantes de su vida y se investigó cómo su personalidad había cambiado.
Las
mujeres que habían vivido un divorcio mostraron una mayor tendencia a la
extroversión y estaban más abiertas a nuevas experiencias. Los investigadores
lo atribuyeron al efecto liberador de la ruptura. Diferente era el caso de los
hombres divorciados: estos parecían ser menos conscientes y se mostraban
emocionalmente más inestables. Vivían la ruptura como un evento desmoralizador.
Pero en otras investigaciones, los resultados fueron diferentes.
En
otro estudio realizado por un grupo alemán, se analizó la personalidad de más
de 500 hombres y mujeres de mediana edad. Los sujetos des estudio fueron
entrevistados tres veces a lo largo de un período de 12 años. Los estudiosos
descubrieron que los hombres y las mujeres divorciados se habían vuelto menos
extrovertidos. Atribuyeron el hecho a que, con la separación perdieron muchos
amigos que compartieron con su cónyuge, por lo que tenían menos oportunidades
de socializar. También estas personas mostraron una disminución en la
confianza; la hipótesis es que esto puede darse porque ya no tuvieron que
sostener continuamente al otro.
Si
bien la extroversión perdida puede no ser muy significativa en el día a día de
la persona, el hecho puede tener un impacto importante en la vida, ya que las
personas extrovertidas tienen más probabilidades de encontrar un nuevo
compañero y volver a formar una pareja.
Cambio:Cuando
una relación llega a su fin, no solo puede cambiar en mayor o menor medida
nuestra personalidad, sino también nuestra forma de ver la vida y puede influir
en la manera en que reaccionamos a la situación. En un estudio realizado por
psicólogos de la Universidad de Lovaina, se analizó la personalidad de más de
2.000 personas que habían atravesado la experiencia de un divorcio. La
investigación se focalizó en descubrir qué tipo de nuevas relaciones habían
establecido en los siete años posteriores a la ruptura. Varias conclusiones se
extrajeron del estudio.
Se
observó que las personas extrovertidas tenían más probabilidades de recuperarse
rápidamente que otras. En cambio, los que tendían a conductas neuróticas
estaban más propensos a estar solos en esos siete años o, en otros casos, pasar
de una relación a otra, no encontrando a la persona adecuada para establecer
una relación sólida. Por su lado, las personas que mostraron una mayor
conciencia estaban más inclinadas a formar una relación seria y esta duraba más
tiempo.
Cuestionamiento:Según
las conclusiones de diferentes estudios, el fin de una relación afecta de
diferente manera a las personas e influye en el establecimiento de futuras
relaciones. Las separaciones pueden resultar muy angustiantes porque, además
del golpe emocional, pueden llevar a preguntarnos quiénes somos, especialmente
en los casos de relaciones largas. Esto se explica porque nuestra propia
identidad se entrelaza con la de nuestra pareja de tal manera que cuando la
perdemos, es como si hubiéramos perdido una parte de nosotros mismos.
En
ese momento, el concepto que tenemos de nosotros mismos disminuye y tenemos la
sensación de que no sabemos exactamente quiénes somos, qué somos o hacia dónde
nos dirigimos. El cuestionamiento no es solo de la relación y de los motivos
del fin, sino que alcanza a nuestra propia persona. Estos sentimientos pueden
ser particularmente dolorosos para algunas personas, llegando incluso a
incapacitarlas para relacionarse con sus afectos cercanos. En algunos casos
incluso se ve afectada la esfera laboral.
Un aspecto
llamativo descubrieron los psicólogos de la Universidad de Stanford: aquellos
que tenían una visión rígida de sí mismos, tendían a asumir el rechazo de su
pareja como algo más personal. Estas personas sentían que la ruptura ponía en
evidencia algo negativo sobre su carácter y en consecuencia, la experiencia de
la separación se transformaba en algo aún más angustiante: un cuestionamiento
total de sí mismos.
Qué
hacer: Si bien el fin de una relación puede afectar tu personalidad de una
forma traumática, es posible superar el mal momento. Nuestra personalidad
cambia por eventos externos, pero también por esfuerzos conscientes. Es posible
encontrar una forma positiva de interpretar la ruptura, encontrando elementos
útiles que nos permita encarar el resto de nuestra vida. El fin de una pareja
es un jalón más en nuestro interminable aprendizaje y nos debe servir para el
establecimiento de otra relación saludable y significativa y por qué no,
extender este aprendizaje a otras áreas de la vida.
Los
seres humanos somos complejos y en evolución constante, capaces de aprender de
nuestros errores y seguir adelante. Es esta capacidad de “sacar de lo malo, lo
bueno” nos hace más fuertes y nos permite realmente alcanzar nuestras metas.
Muchas veces no tenemos control sobre las cosas que nos ocurren en la vida,
pero sí podemos elegir cómo enfrentar los sucesos desafortunados. La manera de
enfrentar una ruptura pueden ayudarte a mejorar como persona, tomando valiosas
enseñanzas con vistas al futuro o volverte aún más vulnerable ante el daño
psicológico.
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